lunes, 14 de noviembre de 2011

REM - Part lies, part heart, part truth, part garbage (1982-2011) (2011)


R.E.M. R.I.P. Y me hace ilusión que saquen un recopilatorio completo, respetando sus IRS years, que es muy raro que una banda haga estas cosas (acordarse o esforzarse para llegar al acuerdo correspondiente para reunir también sus primerísimos temas). Este es el 8º recopilatorio que saca la superbanda de Athens (pero no el último), y aparte de las tres canciones póstumas, contiene exactamente lo que uno se podría esperar: los villancicos de la banda. Hacía mogollón, pero mogollón que no escuchaba a R.E.M. ni en el súper, y exponerme a este recopilatorio ha sido como un viaje en el tiempo. R.E.M. (con permiso de los Pixies) son mis Beatles, crecí escuchando fielmente sus discos desde el principio (bueno, desde "Document", como todo españolito medio, no me voy a tirar el moco), y les he sido fieles hasta la última tos, que los tengo originales todos hasta "Accelerate", y creedme, esto es decir mucho para mí.
La carrera de R.E.M. me parece coherente y ejemplar, y creo que esto es impepinable. Al margen de militancias o deslices, que seguro que los ha habido; que la industria hace mucho ya que está como para cogérselas con papel de fumar. Nunca fueron un grupo indie pero horadaron una brecha tan gorda en 1991 con "Out of time", son un grupo tan importante, como unos padrinos del pop-rock, como unos Bruce Lee de la radiofórmula, que a quien no quiera verlo hay que darle la razón y cambiarle de tema, porque es inútil. No sé qué pasará con R.E.M., no sé si serán recordados por las nuevas generaciones como unos Coldplay trasnochados (nada me extraña ya), como unos U2 alternativos (yo esto lo he escuchado) o como un referente, como esos folk-rockers de la América Profunda que abofetearon a la industria y la pusieron patas arriba, que sin R.E.M. no hubiera sonado en la radio (fuera de las college radios americanas al menos) nada de lo que al menos yo he escuchado en los últimos 20 años.
Precisamente lo primero que grabaron R.E.M. (aunque es el segundo corte del recopilatorio) fue Radio free Europe, un himno pegadizo, potente y perfecto, pero intencionadamente hueco de contenido, una sucesión de balbuceos improvisados para encajar en esa melodía post-new-wave marca de la casa. Radio free Europe funciona como un graffiti en una pared, un eslógan, que yo mismo llené de contenido cuando era adolescente. Tres palabras sin más, que se abrieron paso en una discografía, isisto, que a mí me parece intachable. Es cierto que R.E.M. han ido perdiendo fuelle, pero yo estoy convencido de que no es su culpa. Sus fans han envejecido en la misma medida que lo han hecho los de los Simpson, y es difícil aceptar estas cosas. Pero en ningún caso se autolapidaron como la mayoría de grupos grandes que marcaron mi adolescencia (de Aerosmith o Red Hot Chili Peppers ya he hablado aquí mismo). Todos sus discos me parecen grandísimos, y todos ellos contienen al menos un tema que justifica por sí mismo todo un año de publicaciones de discos; que R.E.M. siguieran juntos era lo único que justificaba que se siga haciendo música. Ahora ya se puede cerrar el chiringuito de la Industria y tirar la llave.
Creo que de "Out of time" o "Automatic for the people" (1992) se ha dicho ya todo, y quien no comprendiera "Monster" (1994) probablemente es idiota; pero intuyo que a mucha gente le quedan por descubrir el resto de sus obras maestras contemporáneas, "New Adventures in Hi-Fi" (1996), "Up" (1998), "Reveal" (2001) o "Around the Sun" (2004) y hay tanto ahí dentro que se pierde uno en explicaciones y divagaciones. La sensibilidad y el talento de Stipe, Buck, Mills y Berry es incontestable. Yo es que me cabreo con esto. Siempre me estoy justificando, qué mal se me da esto.
A R.E.M. además le debo el haberme enseñado inglés. Yo hablo y entiendo inglés perfectamente, nivel alto, lo pongo en el currículum sin sudar ni nada, y no doy clase desde 3º de BUP. Todo me vino de imprimirme y estudiarme las letras, entre otros grupos, de R.E.M., y salir a la calle con sus lyrics encuadernadas o sus casettes, a hacer footing con el walkman. Creo que sólo sé cantar enteras dos canciones en español (una de ellas el Cumpleaños feliz, cuando hay convenio al abordar las notas más agudas), pero de R.E.M. me sé unos nueve discos enteros, los puedo cantar del tirón y quedo como un señor. Sus primerísimas composiciones me siguen trastocando. Pocas piezas de pop contemporáneo se han compuesto más hermosas que So. Central rain (I'm sorry), Talk about the passion, Cuyahoga (hostia, Cuyahoga no la han metido), Fall on me, The one I love... Y qué decir de Stand, It's the end of the world as we know it (And I feel fine) o Pop song 89. Si hubiera que meter tres ejemplos de canción pop perfecta en la dichosa cápsula espacial, metería las tres.
En los primeros noventa R.E.M. empezaron a ser otra cosa. Bill Berry empezó a afeitarse el entrecejo y Stipe arrancó la puerta del armario y la hizo astillas con un hacha. El éxito de "Out of time" y "Automatic for the people", por mayor que fuera, nunca les hará justicia. Estos dos discos les alejaron, para bien o para mal, de la estela de Hüsker Dü y les posicionaron, en la mente colectiva, al lado de los Beach Boys o a los Rolling Stones. Y no es para menos. De la granja al museo, de la sala al estadio, etc. La historia mil veces contada. Siempre me gustaron las canciones menos conocidas de estos discos (Ignoreland, Try not to breathe, Low, Near wild Heaven, Sweetness Follows, Half a world away), que obviamente se han quedado fuera en favor de los megahits; pero es que si meten los discos enteros vaya mierda de recopilatorio. Que aquí manda iTunes.
Además todo esto ya lo habían recopilado veinte mil veces (bueno, 7). El misterio estaba en qué meterían de su última época. Para empezar, de "Monster" sólo se han atrevido a perpetuar What's the frequency, Kenneth?, lo cual me parece fatal (Let me in y You están en mi top 10 de toda su discografía, me ponen los pelos de punta). Tampoco se han acordado de E-bow the letter, She just wants to be, The apologist, You're in the air, Daysleeper, Hope, Wanderlust, Disappear... Al menos han dejado, de esta última era, At my most beautiful, que si no me enfado de verdad. Madre mía, sólo la colección de descartes que me vienen a la cabeza me ha hecho pasar, si pongo todos esos momentos del pasado juntos uno detrás de otro, al menos dos meses seguidos llorando con la cabeza bajo la almohada. Me estoy dando cuenta de que hacer una retrospectiva de R.E.M. en dos discos y no ser injusto es imposible, que menuda colección de maravillas, menudo festín de sensaciones lo que nos ha regalado esta banda en treinta años. Supongo que ceñirse a los jingles hace levantar menos ampollas, y así está bien. Es un disco increíble, irrepetible. Llevaba demasiado tiempo sin escucharles. Me doy cuenta también de que algunas de estas canciones de R.E.M., las que están y muchas de las que no, no sólo me despiertan recuerdos muy concretos y precisos (como a muchísima gente), sino que creo que definen sentimientos muy concretos y precisos que me han acompañado y que me regurgitan cuando las escucho. Son canciones casi definitorias de un sentimiento, en mi caso.
Si yo tuviera que hacer un recopilatorioderrem me volvería loco, acabaría sacando un cofre como una caja de pizza de grande. Quitaría muchos de los temas que todo el mundo se sabe (Shiny happy people no lo quitaría, mira por dónde, o como mucho lo cambiaría por Furry happy monsters). Y además de meter esas que he dicho y otras que ahora no recuerdo, metería las versiones de Roky Erikson o Iggy Pop, la que hicieron con Jim Carrey, mucha cara B, outtake, toma acústica y mucha rareza de cuando yo estaba muy muy obsesionado con esta gente. Pero lo dicho, con semejante trayectoria pues qué vas a hacer, es como si te piden que elijas 40 y sólo 40 tías que telasfo...

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