martes, 16 de septiembre de 2014

domingo, 14 de septiembre de 2014

VVAA - A new kind of mambo vol. 1 - 42

Twilightzone sigue siendo un lugar de ensueño, y en estas últimas semanas están subiendo uno por uno las docenas de recopilatorios que un tal Johnny Q está elaborando bajo el epígrafe común de "A new kind of mambo". Hasta la fecha han colgado ya 42 volúmenes de discos virtuales recopilatorios de música retro no-garagera con cierto regusto exotica, que es en lo que consiste todo esto. Con títulos individuales como "Tequila slammers", "Hey senorita!", "Shufflin' Hungarians", "Showstoppin' bugaloo", "Me gusto", "¡¡¡Ritmo caliente!!!", "Blues for Cuba", "Egyptian cha-cha", etc., y unas portadas y contras bien bonitas que está fabricando el muchacho (mi favorita, por pura mitomanía, es la del vol. 13, esa perversión del "Garagepunk cha-cha-cha unknowns" tan poco sofisticada), esta inabarcable colección desentierra viejas curiosidades de la música popular principalmente norte y suramericana, así como algunas delicias orientales, europeas o del África marrón. Cercanos al espíritu de las Melodías Pizarras Edición Terráquea (que no todo va a ser garage, chicharra y raca-raca), aquí se aglutinan sin complejos (y sin mucho orden) rompepistas salseros, merengue bizarro, boogaloo eléctrico, crepitantes bollywood delights, góspel underground, oscuras baladas africanas, alaridos de la palpitante jungla o novelty rockabilly, de esos tiempos en que el pop-rock lo hacían las orquestas e iba de la mano del mento, el mambo, la samba, la rumba, el dengue y el tango. Estoy descubriendo verdaderas maravillas en este cajón de sastre y haciendo mi propia criba; porque yo también pincho de vez en cuando en algunos bares, como todo el mundo.

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Fem Dom #0, 1 y 2 / Rattenkönig #1, 2 y 3

Descubrí este fanzine el otro día tirado en el sofá navegando por las etiquetas de Instagram; a través de una foto que algún cliente satisfecho había hecho. Me puse en contacto con ellos después de curiosear un rato por el trabajo de ambos responsables de Psyclops Graphix (Dr. Chainsaw y Mistress Ratt, novios, DIY's y residentes en Barcelona), y les pedí los 3 números que han sacado hasta la fecha de cada uno de sus respectivos fanzines, Rattenkönig y Fem Dom. Me llegó el paquete el lunes, y además de los fanzines tuvieron el detalle de incluirme un par de fliers, un par de stickers, un marcapáginas y una ilustración brutal a color en A5, con un dibujo a mano dedicado por Dr. Chainsaw en la parte de atrás, que es la leche. Todo fantástico, todo tenía muy buena pinta y rezumaba una fragancia a underground añejo de toda la vida que tiraba de espaldas. Me faltaba leerlos, y una vez hecho estos panfletillos de Psyclops Graphix se han convertido instantáneamente en una de mis publicaciones favoritas del momento. Estaré muy pendiente, porque el último número salió en junio de este año.

Tanto Fem Dom como Rattenkönig son dos fanzines de corte clásico (folios impresos en blanco y negro, la portada en negro sobre folio de color, doblados y con dos grapas, como Dios manda) centrados en el maravilloso mundo del comix underground, el weirdo, el hot rod, la línea tremenda, la ponzoña y en general la pintura purulenta y el mal gusto. El espíritu de Basil Wolverton, Ed "Big Daddy" Roth, Rob't Williams, Robert Crumb, Boris Artzybasheff, Gilbert Shelton, Kim Deitch, Coop, el fanzine Weirdo, MAD Magazine, las ratas gigantes mutantes y llenas de mierda y los dibujos animados de Disney mutilados y pestilentes inspiran cada una de sus páginas, por las que desfilan ilustraciones exclusivas de Dr. Chainsaw y Misstress Ratt, pero también de almas afines como José Tomás, Naxo Fiol, Ladrón, Mik Baro, Chico Félix, Sergio Zuñiga, David Guell, Javi Godoy y otros, además de algunos colegas internacionales.

Al margen de las ilustraciones a toda página (A5 en general, y alguna splash o póster central en todos los números), a mí lo que me gustan de los fanzines son las letras, devorar textos sobre asuntos de los que solo es posible leer en artículos autoeditados como éste. En cada número de Fem Dom incluyen un par o tres relatos (de la editora, de Cristina Monteserín, o los asquerosos y cachondísimos cuentos de Antonio Giménez Román), mientras que en Rattenkönig han optado por la información bizarra, incluyendo en cada número entrevistas exclusivas (Darren Merinuk, Luis "Herpe", Stephen Blinkenstaff, Dennis Worden, Pat Moriarity), apologías (Douglas Bagge, prólogos de Wau el de los Arrrghs! o Bone el de los Anomalys), sección de recomendaciones de viejos discos de garage y la sección "El Vertedero", un cajón de sastre de asquerosidades al mejor estilo del "Planeta Enfermo" que hacía Manolo Valencia en El Víbora. Todo fantástico. En estos textos he descubierto a personajes como Steve Fiorilla o a los italianos savajes The Bone Machine, que ando escuchando ahora mismo.

En definitiva, un fanzine precioso, baratísimo, repleto de contenidos y dibujos para enmarcar, especializado en una de las subculturas artísticas más fétidas y chachis del mundo. Larga vida al Rey de las Rat Finks y a los fanzines churretosos y hermosos.

martes, 9 de septiembre de 2014

"The Lego movie" (Phil Lord, Christopher Miller, 2014)

No le tengo mucho cariño a Lego, al juguete de Lego (aquí éramos más de Tente), a las piezas, al cuadriculado sistema de ordenamiento universal de la Infancia. No me gustaba jugar al Lego. Pero siempre me obsesionaron las minifigs. Esto que parece una obviedad, a lo mejor no lo es tanto. Las figuritas de Lego han estado desaprovechadas durante décadas, y más aún la posibilidad de darles vida gracias a la stop-motion. Fueron los fans quienes empezaron a rendirles culto, a hacerles películas extrañas, y por fin a juntarse, en la prórroga del s. XX, en lugares como Brickfilms. Aquella página me volvía loco. Me he visto cientos de miles de cortos en stop-motion, que son como sueños húmedos filmados. Pero el emporio oficial no se daba por aludido. No es hasta los últimos tiempos que han empezado a hacer videojuegos y películas protagonizados por los maravillosos mini-seres levemente articulados. Y todo para promocionar las franquicias más poderosas, de superhéroes de Marvel y DC, de Harry Potter, Star Wars o lo que sea. Y finalmente, este año estrenaron el definitivo súper-blockbuster de Lego, protagonizado por sus fichitas y personajitos de plástico. Durante meses mantuve los dedos cruzados, deseando que la peli fuese de stop-motion. Por supuesto que no. Aunque el trabajo de Phil Lord nunca decepciona, y la animación es asombrosa, en todo momento podía imaginarme que manejaba a esos personajitos y ladrillitos con mis manos. Y además, tuvieron el detalle de homenajear a la animación clásica en stop-motion en los increíbles créditos finales, y de darle a la película una dimensión mágica al romper la cuarta pared, con todo el rollo de Will Ferrell y todo eso, que no me esperaba para nada. El guión es soberbio, majísimo, muy disparatado y brillante. La película es pura pornografía juguetística, además de una plataforma para crear (y vender merchandising sobre) nuevos personajes, por primera vez (con la excepción de Clutch Powers) no-anónimos y no-franquiciados. Me sigue costando entender para qué animar una película en la que los personajes parecen muñecos semi-rígidos y que caminan torpemente sobre lo que parecen pezones de plástico corporativo de Lego; que se mueven como muñecos de Lego y cuyas expresiones son tan escasas como los muñecos de Lego. Para eso, que rueden stop-motion con muñecos de Lego. Supongo que debe ser más trabajoso y más caro, y menos atractivo para los niños (algo tiene la stop-motion que extraña a los niños). Pero yo quisiera ver una gran superproducción utilizando exclusivamente muñequitos. Mientras tanto, esta definitiva película (y el episodio "Brick like me" de los Simpsons) dignifica y pone sobre el mapa, por fin, los Lego Films (porque las tropecientas pelis de Batman y Star Wars de Lego, los videojuegos, etc., no me interesan mucho), abriendo un melón interesante y bastante dulce. Vi esto en el cine hace ya algunos meses, y la disfruté muchísimo.

lunes, 8 de septiembre de 2014

"Spanish exploitation" / "Sesión sangrienta" / "Gun crazy. Serie negra se escribe con B"

En el TopBooks de la calle Luchana descargó hace unos días un helitransporte lleno de saldos de la colección Cinemitos de T&B Editores, ensayos pop sobre cine de género de todo pelaje. En un par de visitas me compré nada menos que 12 de los que me faltaban, y he estado ojeando o leyendo completos varios de ellos. Algunos son libros de consulta, otros requieren lectura minuciosa. Al margen de los primeros, de momento he estado dando cuenta de estos tres.

"Spanish exploitation", de Victor Matellano, supone una decepción terrible y dolorosa. Una bonita portada, con el nombre de la ignorante novia de Vaqueriza bien visible, para embutir unas cuantas palabras deslabazadas, repetitivas y mal puestas al tun tún. El libro no contiene mensaje alguno, ni aclara nada, ni apenas presenta películas (italianas, mexicanas o francesas incluidas) que puedan considerarse explotación de algo. Es un recorrido volátil, sin ningún rigor ni cuerpo, por unas cuantas películas (ora una de destape, ora un Naschy, un Berlanga, un Summers...) salpicado de unas pocas fotos y montones de listas de pelis, que ocupan mucho. El libro se abre con la estúpida palmadita de Alaska; luego una introducción; luego otra; luego una perorata sobre "La momia nacional" (?) a modo de prefacio; después una intro; luego una disertación sobre tal actor; después una lista... Y así va la cosa, sin que nada tenga sentido ni concierto.

En las antípodas, el trabajo de Jesús Palacios y Antonio Weinrichter en "Gun crazy. Serie negra se escribe con B" son palabras mayores. Es una colección de ensayos imprescindibles que orbitan alrededor de las dos décadas (1941-1959) de existencia del noir clásico americano según los cánones de la crítica francesa de la época, que desentrañan todos los aspectos de este género indefinible: la influencia de la literatura pulp en su lenguaje, y sus portadas en su aspecto; el papel del expresionismo alemán, el asunto de los presupuestos; la música del noir (uno de mis capítulos favoritos), cine negro y satanismo, actores, directores... Un tocho importantísimo.

Y mi última lectura, también gozosísima, está siendo "Sesión sangrienta", un ensayo novelizado, algo así como "la historia oral del nuevo terror americano". Partiendo de cintas seminales como los primeros zombies de Romero o los primeros trabajos casi universitarios de Carpenter, Craven, Polanski, Spielberg, Bogdanovich, O'Bannon, etc., se relata aquí un cuento fascinante sobre cómo a la humanidad dejó de importarle el maquillaje de Boris Karloff y empezó a abrazar el arte de los asesinos en serie sin motivación ni coartada, y como aquel paradigma y aaquellas pelis de los setenta han influido todo el cine de género hasta la actualidad y más allá.

"La plaga de perros" (Martin Rosen, 1982)

No conocía de nada esta película, con la que me topé el otro día por casualidad trasteando en el vidYOUTclub, y que me dejó perplejo y boquiabierto. Se trata de una buddy movie de dibujos animados (con un estilo realista que recuerda al rotoscopiado añejo de Max Fleischer o Ralph Bakhsi), protagonizada por dos perritos parlantes al estilo Disney, que viven una aventura juntos trotando por el monte huyendo de los malos. Pero lejos del mensaje timorato y maniqueo del gran emporio mágico de la animación, aquí los perros escapan de un terrible laboratorio clandestino en el que se experimenta la vivisección con perros, primates y otros inocentes animales. Y durante su peligrosa escapada, son perseguidos por crueles hombres que intentan asesinarles por todos los medios, debido a que se cree que son portadores de una enfermedad contagiosa, y porque además provocan la muerte de varios humanos durante la búsqueda. En su periplo salvaje, el terrier con el cerebro abierto, Snitter y el labrador que ha sido llevado varias veces al borde de la muerte en un tanque lleno de agua, Rowf, se encontrarán con el astuto zorro Tod, quien les enseña a cazar a sangre fría y a enfrentarse al feroz ser humano. Sobrevivirán al ataque aéreo de varios helicópteros del ejército, al acoso de los pastores, periodistas y otras alimañas, y reforzarán su amistad anteponiéndola continuamente a la extenuación y la misma muerte. Una barbaridad jodida, salvaje y sin embargo tiernísima.

"El hombre de la cuarta dimensión" (Irvin S. Yeaworth Jr, 1959)

Esta tarde me acerqué dando un paseo al videoclub churretoso de la esquina, y alquilé una copia restaurada en aviHS de esta cinta de terror disuasorio de la era atómica. Existe también una copia en precioso 3D de los cincuenta (no esa estupidez para débiles mentales de los multicines de ahora, que no he usado nunca jamás...; me siento a veces, hablando de estas cosas, como El Abuelito Maníaco), pero al final me decanté por la peli con subtítulos, porque no encontraba mis gafas bicolor de cartón del Fantastic Magazine...

"4D man" es una bonita historia de desamor y venganza, sobre dos mad doctors hermanos (Scott y Tony Nelson) que aman a la misma mujer (la secretaria del laboratorio, hechizante Lee "Catwoman" Meriwether). Scott trabaja en el desarrollo de un potente material nuevo, la carlgonita, que pronto sustituirá al resto de metales en la fabricación de armamento y seguridad. Por su parte, el brillante pero caótico Tony está experimentando con electrodos la manera de que dos materiales se fusionen a nivel subatómico, de tal forma que un lapicero pueda atravesar el acero. Tony acaba de prender fuego accidentalmente a su propio laboratorio, de tanto juguetear con la máquina, entra a trabajar en el laboratorio de su hermano y se lo empieza a montar con la secretaria. Los celos de Scott le llevarán hasta el extremo de probar en sus propias carnes el experimento de Tony, y después de una hora de líos de faldas, picnics y aburridas citas dobles, Scott adquiere por fin la capacidad para entrar en fase como Kitty Pride, y atravesar todo tipo de objetos y también personas. Al hacer esto último, les chupa la energía a sus víctimas, que en cuestión de segundos envejecen y mueren, mientras que su cuerpo se perpetúa.

La peli es simpática y terriblemente geek, pero no pasa nada interesante ni fantástico hasta que ya casi se me agotaba la paciencia. Los decorados son muy coloridos y todo es bastante camp. Los efectos cuando el protagonista "entra en fase", así como los maquillajes de las víctimas envejeciendo en stop-motion o mismamente las maquinitas de corchopán con las que juguetean los científicos, son deliciosamente cutres, y todo en general tiene una pinta amateur y lastimosa, pero se deja ver y tiene algún momento delirante.