Inconscientemente, o por desconocimiento a veces, suelo ignorar toda la producción musical española, y especialmente el terreno indie, la pose, las estupideces que hace la juventud. De adolescente, cuando escuchaba exclusivamente bandas inglesas y norteamericanas, el único grupo español que llamó mi atención fueron El Niño Gusano, por sus atmósferas extrañas y sus letras surrealistas, imposibles, metafóricas, incongruentes y mágicas. Manos De Topo son el relevo más evidente de esa mente enferma y maravillosa que estaba detrás de las canciones de El Niño Gusano, Sergio Algora (qepd). A Manos De Topo lo que les pasa además es que tienen una legión de fans, intuyo, bastante detestable. Yo soy un sobrado, y a lo mejor tengo un día especialmente difícil, pero me cae mal lo que rodea a esta banda. Al menos, no sé cómo son MDT. No he visto sus videos (solamente el de Es feo, por aquello del rubegoldbergismo, que me entusiasma), ni fotos, ni les he visto en directo ni me mato por ello. Pero hay algo en el mundo de MDT que me atrae con la misma energía que lo hacen los libros pop-up de monstruos o las noticias escatológicas. He seguido bastante de cerca la carrera de MDT, pero es este disco, el tercero, el que me ha atrapado, soy un mosquito pegado en la tela de araña mutante que conforman sus nuevas canciones, que me atraviesan una y otra vez a diario estos días.
Canciones de desamor, de antiamor y de cagarse en el amor. De chicas imbéciles, crueles. Directas, extrañas, retorcidas, sin pies ni cabeza, un conglomerado de eslóganes certeros y absurdos. “Hay locas en cualquier lugar, pero di que volverás, yo te necesito aquí” (Mentirosa), “Los gatos quieren escapar de tu casa, visitar al vecino, sólo están contigo por obligación”, “Junto a mí no tienes conciencia de ser un animal de compañía, estarás aquí toda tu vida” (Animal de compañía). Frases que se me quedan marcadas, desgañitadas por esa voz quejumbrosa, llorica y que es imposible que te deje indiferente (“¿por qué demonios canta así este tronco? ¿Qué le pasa?”, se pregunta cualquiera que escuche a MDT por primera vez). “Y es bueno saber que existen otros planetas donde no siempre soy yo tu segunda opción” “Tus pecas cambian de lugar / Alguien viste tu piel, tu ropa le sienta bien, aunque finjas serme fiel encontraré las siete diferencias” “Que sigo enamorado sin saber que ella es actriz. El papel es malo aunque se ajusta a su perfil” (Tus siete diferencias). Cursos de faquir, invasiones extraterrestres, cadáveres enterrados en el jardín, de mentira, peleas por conveniencia y sexo de reconciliación. “Sólo destacas por tus zapatos, no por tu forma de andar”. “Banalicemos el mal” (Haz tu magia). “Optaste por los crímenes domésticos y ahora estás sola”. “Qué difícil es ser sexy en Navidad”. “El invierno no fue negociable y ahora estás helada”. “Si todo el mundo es feliz con los delfines, ¿por qué no te quisiste enamorar del triple mortal hacia tu cama desde mi azotea?” (Tragedia en el servicio de señoras). En realidad a mí la vocecita del cantante me da igual, no es relevante, no hay debate ahí. Bueno, miento: si no fuese por esa vocecita probablemente jamás me hubiese interesado por ellos, me parecerían otra mierda post más del montón. Pero lo que me gusta son las letras. Venga, va no: en realidad, qué diantres, me gusta esa vocecilla quejica, de postadolescente emo apaleado, de sufridor eterno, doliente, patético, pusilánime. Si hay un fan irredento del disco loco de Crispin Glover, y de su versión postapocalíptica, dolorosa y del método Stanislavski del hit de Nancy Sinatra, ese soy yo. La voz cantante es mi instrumento favorito, y todos los grupos a los que adoro tienen un cantante soberbio, o un cantante difícil. Y Manos De Topo entran en esa categoría. “Conocerás la muerte”. “Bienvenido al día de pasarlo mal. Con pinzas en los ojos en fácil llorar”. “Recuerda tu juventud en despedidas de soltera en Fukushima”. (Pinzas en los ojos). “Aunque hables de amor vocacional, bailas siempre en horizontal y tan deprisa que al final conseguirás ser invisible”. “Si llegas de madrugada y los enanos de jardín siguen riéndose de tí, sabrás que ha llegado el fin” (No salgas del pastel). Los arreglos de este disco son grandísimos, y la producción impecable. De hecho, los discos anteriores me costaba digerirlos porque apenas le entendía nada, y volvía una y otra vez a Es feo. Pero aquí lo han dado todo, y todo es hermoso, sobreproducido y planificado para que destaque la voz, esa voz que hace que MDT en mi cabeza suenen como la banda indie de Bombo Fraguel (LINK). No quiero saber cómo son MDT: visualizo a Bombo Fraguel, mi ídolo Bombo Fraguel el pusilánime, el cobarde, de voz temblorosa y siempre al bordel del llanto, incapaz de adentrarse a territorio Gori, aquí está acompañado de una banda correctísima, arropado por coros, violines y efectos de órgano épicos y tremebundos. “Cómo aparentar tranquilidad, si nunca más te veré desnuda. Inmadurez emocional, devuelve los trofeos tras la huida”. “En las cenas de antiguos alumnos, iluminados por el mueble bar, siempre apareces por sorpresa: creía que tu encanto era fugaz”. “Escapar con el anticiclón y volver con la boca roja. Escapar con el apagón, y volver pelirroja” (Maquillarse un antifaz). “Sé que en mi casa las cosas se han vuelto inteligentes, ahora me entienden, resuelven crucigramas, hasta el microondas lo hace mejor que ella, no traga sus cenas si son precocinadas”. “Te han visto en IKEA solo a media jornada, inventando los nombres de tus sofás-cama”. “Sólo piensas en mí cuando no tienes con quién dormir. Vamos a celebrar que no nos soportamos más”. “Eres tan buena en mis sueños, siempre que apareces con las instrucciones para aumentar de tamaño en la primera cita, los rascacielos nos llegan por las rodillas, lo destruiremos todo” (Mejor sin pijama). “Quién puede vivir con agujas en el pecho”. “Somos adictos al mal ajeno, miembros de ese club que frivoliza en los entierros”. “No es cariño, es brujería”. “El querer a sangre fría no asegura compañía. El querer a sangre fría no asegura compañía. El querer a sangre fría no asegura compañía.” (En sintonía).
OH
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