«Sois unos tipos muy raros. Y os lo dice alguien que colecciona dibujos de patos con paraguas». Chris Peterson, paperboy de treintaytantos
INTRODUCCIÓN
Digámoslo claro: "Búscate la vida" es la mejor telecomedia de todos los tiempos. Digámoslo muy alto, por si todavía queda alguien que no se haya enterado; o mejor, por si lo escucha alguien que tenga en sus manos la posibilidad de volver a emitirla en televisión, publicar la definitiva edición de coleccionista en DVD en castellano, o por qué no (que soñar es gratis), reunir al reparto original y que rueden nuevos capítulos. Sin perder su calidad ni su intransferible sentido del humor. Y que lo hagan durante el resto de nuestras vidas. Sus fans lo necesitamos.
“Búscate la vida” (“Get a life” en el original) era una sitcom de episodios autoconclusivos, que se emitió en EEUU a comienzo de los años noventa del siglo XX. Y que en mi opinión y la de muchos otros Creyentes, es la mejor serie de humor que se ha rodado nunca. Una obra de culto generacional, imperecedera, atemporal (a pesar de esa inevitable y fabulosa aureola ochentera que la rodeaba) y que debido al azote de la escasa audiencia, sólo contó con dos temporadas, de 22 y 13 episodios de veinte minutos, respectivamente.
Contaba la vida de Chris Peterson, un treintañero con mentalidad de crío, interpretado por el genial cómico Chris Elliot. Fofo y calvo, repartidor de periódicos (perdona, Chris: JEFE de repartidores), y sus aventuras, paranoias y dislates. Su extraña y enferma manera de ver el mundo y de enfrentarse a los problemas y las situaciones del día a día. Sin más. Todo gira alrededor de este chalado. Sólo unos pocos personajes más aparecen en la serie, rodada en un máximo de dos escenarios por capítulo y con un presupuesto ínfimo, bien aprovechado por la hiperactiva imaginación de sus creadores.
Esta serie me marcó para siempre. La emisión y casi inmediata reposición en Canal + en 1991-92 y 1995, me retrotrae a esos lejanos tiempos en el colegio, cuando mis amigos parecían mostrar interés únicamente por el fútbol, excepto un puñado de compañeros, que descubrimos tener otro tipo de pasiones, basadas en un imaginario sostenido por el culto a los Simpsons (que llegaban a España, a través de La 2, los martes por la noche por aquella misma época), Faemino y Cansado, la NBA, los superhéroes, los Red Hot Chili Peppers o, por supuesto, “Búscate la vida”. Este párrafo de inventario personal viene a cuento de que el presente artículo-homenaje es al mismo tiempo una despedida: ayer quedé con uno de esos amiguetes de infancia, y además de rememorar aquellos tiempos y decir tonterías aprendidas en la serie, no tuve más remedio que devolverle las tres cintas de VHS que contienen todos los episodios grabados de C+, Llevaban cerca de dos años en mi casa, y ya casi había conseguido olvidar que no eran míos...
Y para glosar esta obra maestra del disparate, emulando la sana costumbre de Absence, del 2000 Maníacos o de la Real Academia Española, vamos a empezar haciendo un repaso a sus elementos a modo de diccionaro:
ABEZETADARIO 2000
absurdo: como ya he apuntado, el mayor logro de esta serie es su particular sentido del humor, basado en el absurdo y salpicado de chorradas nada convencionales y casi surrealistas. A diferencia de la inmensa mayoría de las telecomedias, en las que sus aciertos se deben a juegos de palabras, batacazos y bofetadas, chistes de caca-culo-pis o parodias de la vida real, en “Búscate la vida” el humor es más sofisticado y muy particular, que no se sostendría sin la presencia del carismático Chris Elliot, y que hace que la carcajada asalte a partir de situaciones que nada tienen que ver con lo que uno se espera, que no tienen ningún sentido. Un humor a medio camino entre los Monty Python y “Aterriza como puedas”, y que se engrandece y multiplica proporcionalmente a medida que uno conoce a los personajes.
“Alley Cat”: es una popular canción infantil, la tonadilla favorita de nuestro héroe, que en su cerebro subnormal es algo así como un ritual de la amistad, que hay que bailar para demostrar que uno está feliz. La baila por primera vez durante los castings del episodio Animales de zoo sobre ruedas, y se la hace bailar a sus vecinos o a su casero Gus indistintamente, provocando siempre la condescendiente mirada del espectador que corresponga, que se queda como pensando «pero qué pena da este imbécil».
Borden, Gus: representado por el actor Brian Doyle-Murray, es un personaje que no aparece hasta la segunda temporada, cuando Chris decide abandonar a sus padres y se instala en su garaje. Es un policía retirado (fue despedido del Cuerpo por mear encima de su superior), alcohólico, pervertido, amante de las armas, de la comida china y con un permanente cabreo. El actor había aparecido ya en algún episodio, pero a partir de la citada emancipación de Chris se convertirá en personaje habitual, y en ocasiones en co-protagonista.
"Caos en alta mar" ("Cabin boy", 1994): es una película que se rodó en 1994, dirigida por Adam Resnick (ver Resnick, Adam) y guionizada por Resnick y el propio Chris Elliot, estrenada tiempo después del cierre de "BLV", con el mismo sentido del humor e incluso algunos gags fusilados de la misma. Está protagonizada por un maleducado y atontado Elliot en un papel muy parecido al de la serie. También aparecen Bob Elliot, Brian Doyle-Murray o el propio David Letterman.
conspiración: otro de los elementos que conforman el papel de Chris es su obsesión con las teorías de la conspiración. Son varios y normalizados sus comentarios acerca de los espías del Gobierno, el control de la población, la ocultación de vida extraterrestre (ver vomitón) o la existencia de contaminación nuclear en el ambiente (ver residuos nucleares).
Cronosync: es la marca del reloj de todo a 100 que le venden en el episodio El reloj falso”, haciéndole creer que se trata de una pieza de valor incalculable, “el Cadillac de los relojes”.
culto: "BLV" cumple todos los requisitos para ser una serie de culto: además de su inherente genialidad, cuenta con fans incondicionales en todo el mundo, tuvo una duración determinada, se asocia a otra época, a un pasado añorado, su visionado nos está restringido (al menos hasta la llegada de los programas de intercambio y descarga de archivos), y en definitiva, es poco conocida. Como el caviar iraní.
doblaje: en general, como siempre se dice, en España tenemos unos magníficos actores de doblaje, siempre y cuando no hablemos de humoristas y famosetes que cobran por poner voz a las películas de Disney. No he visto la serie en versión original, pero no me imagino a Chris Peterson con otra voz que no sea la que le pusieron en España. Un trabajo brillante, magnífico. Con esos grititos, esa voz cómica, a menudo monótona, con esos registros de niño-con-pataleta tan logrados...
dos mil: como referencias al cine de ciencia-ficción y de holocaustos futuristas varios, en “Búscate la vida” los aparatos de tecnología modernos tienen nombres guays y atractivos, que hacen pensar en un futuro perfecto y de ciencia-ficción, a base de añadir “2000” al final del nombre comercial (no olvidemos que la serie es de 1990). Esto crea el efecto contrario, ya cuando se concibió la serie, y más aún con el paso de los años, y les hace aparentemente más cutres. Una parodia también de los artículos de teletienda, que llevan esos sofisticados nombres en inglés y, a día de hoy, acompañados de “3000”. En la serie, algunos ejemplos son el Repartidor 2000, Cronosync 2000 o el submarino casero Neptuno 2000. Varios de esos objetos, además, dan título a algunos episodios, así como otros títulos llevan la misma referencia futurista, como La acampada del 2000 o Novia 2000.
DVD: no existe en España una edición a la venta, pero sí una edición americana de la serie completa (precisamente del año 2000), en dos DVDs, que tengo localizados en un par de videoclubes de importación. Los fans nunca perdemos la esperanza de que se traduzca y se venda por aquí de una puñetera vez. También existió, siempre hablando de USA, edición en VHS.
Elliot, Chris: es el actor que da vida a Chris Peterson. Rubio y pálido tirando a albino, con permanente barba incipiente, medio calvo y cuerpo de bolo. Comenzó su andadura en el talk-show de David Letterman, y se le ha visto como secundario en la maravillosa “Atrapado en el tiempo”, en varias de los hermanos Farrelly (“Algo pasa con Mary”, “Osmosis Jones”), protagonizando un estúpido telefilme infantil sin gracia (me duele decirlo), "Fiesta en la nieve", o algún que otro papel para olvidar ("Scary movie 2"... en fin, mira en el imdb), además de las pocas referencias que se cuentan por aquí. También tengo esperanza en que los Farrelly le den un papel protagonista que le aúpe a la fama. Sería el espaldarazo definitivo para su reconocimiento.
estructura: casi todos los episodios de la serie (no todos) comenzaban con un avance cómico, un sketch breve previo a la cabecera, en el que se nos anunciaba de qué iba a tratar el capítulo (estratagema que al mismo tiempo servía a los programadores americanos colar anuncios justo tras la presentación, como en tantas otras series actuales); después venía la impresionante cabecera, la sintonía. Acompañada de la canción de R.E.M. (ver), veíamos a Chris trabajando, conduciendo su bici por una calle residencial, lanzando periódicos a las puertas de los chalets. Alguno rompe un cristal o golpea a un gato. Pasa junto a un vecino que está bebiendo agua, le quita el vaso (como si fuera un puesto de habituallamiento oficial de la carrera) y se lo echa a la cara, para a continuación tirarlo en una papelera con destreza, todo sin variar el ritmo de pedaleo. Finalmente ve a una jamona en el jardín, y le lanza el periódico al suelo para mirar bajo su falda cuando se agacha, y en ese momento se distrae de la carretera y se estampa contra un coche. Sé que no tiene ni puñetera gracia así contado, pero he podido verla facilmente cien veces, y siempre me río; y a continuación comenzaba el episodio en sí, inicio - nudo - desenlace y tal. Generalmente, pasaba lo más tonto que uno (no) se pudiera imaginar. Y en varios episodios, estaba el inevitable y descacharrante montaje musical (ver música - videoclip).
fantasía y ciencia-ficción: entre los vericuetos y tramas principales de la serie hay numerosos elementos de este tipo de géneros, en la misma medida que los hay en los Simpsons, pero aquí tratados como si fueran perfectamente normales y formaran parte de la realidad. Existen los extraterrestres (el carismático Vomitón), los restos de contaminación nuclear provocan superpoderes, o se puede viajar en el tiempo, aunque en ocasiones, los “efectos especiales” terroríficos o de ci-fi son sólo parte de la imaginación enferma del patético protagonista. Además, los autores se permiten algunas licencias (todo sea por el humor absurdo), como que Chris pueda soportar toneladas de peso sobre su pecho, que su cabeza hable separada de su cuerpo, que sobreviva a la caída desde un avión, etc.
“Gafe, El”: es el título en castellano de una serie del año pasado, que se pasó también en España en las tardes de Canal +, y que sorprendentemente pasó tan desapercibida o más que la hoy homenajeada. En ella, Chris Elliot daba vida a un enfermero cínico, cutre y con reminiscencias lejanas de nuestro entrañable perdedor, y su papel era realmente bueno y decía tonterías similares a las que le dieron fama (eso sí, con otro doblaje, y es que no es lo mismo). Pero la serie era coral y muy fashion y moderna, centrada en los típicos triángulos amorosos que plagan los guiones de las sitcoms de hoy en día, con personajes homosexuales, metrosexuales y todo eso, y había que estar todo el rato haciendo zapping hasta que aparecía nuestro héroe, el único elemento destacable y genial.
garaje: Chris, treintañero como ya se ha dicho, sigue viviendo en casa de sus padres, pero goza de cierta libertad propia de la vida adulta, ya que vive en una habitación construida encima del garaje, a modo de pisito de soltero. Siempre hecho un cristo y lleno de comida rancia tirada por ahí, con pórters de estrellas pop ochenteras por las paredes y amueblado con muy mal gusto. En la segunda temporada, cuando se anima a independizarse, termina viviendo en casa de Gus (a un par de manzanas de la casa paterna), quien a cambio de un alquiler abusivo le habilita... el garaje.
“Get a life”: es el título original de la serie. Bien traducida por la frase hecha “búscate la vida”, pero que literalmente sería algo así como “encuentra una vida”. Pringao. Suena más perdedor todavía.
hostias y muerte: otro gag recurrente en la serie. En diferentes episodios, en realidad en casi todos, Chris recibe palizas, patadas, capones, bofetadas, puñetazos, caídas y soplamocos de toda índole, ofrecidos por todos los personajes menos su amigo y confidente Larry. El resto del mundo le odia, es realmente un tipejo insoportable. Además, un chiste recurrente en casi todos los episodios a partir del 6º (en el que es apisonado por el Repartidor 2000), es que termina muerto. Es intoxicado, tiroteado, atropellado, acuchillado, aplastado, decapitado, explosionado o incluso vemos como muere de viejo.
infantil, idiota, perdedor, torpe, loco, maniático: ver Peterson, Chris.
Mirkin, David: guionista todoterreno de radio y televisión, es el productor y director de numerosos episodios de la primera temporada, y alma mater de los Simpsons. El espíritu de “Get a life” y de buena parte de las comedias de situación americanas de finales de los ochenta se debe al portento de este outsider de Hollywood.
Música: además de la impermeable melodía que abre la serie, y de la que hablo al llegar a la letra “R”, “Búscate la vida” está sazonada con numerosos temas de pop-rock relativamente populares de los años ochenta. Uno por episodio. Cada uno solía contar con un “videoclip”, es decir, con una escena central en la que los acontecimientos se sucedían sin voz, apoyados en dicho hit musical cuya letra enfatizaba en la patética situación que viniera al caso, herramienta muy utilizada después en cine y televisión, dando paso al desenlace del capítulo.
Padres: como ya he dicho, nuestro perdedor favorito vivía en casa de sus padres, al menos durante la primera temporada. Su padre (Fred) era también su progenitor en la vida real (Bob Elliot, un stand-up comedian relativamente famoso en los años cincuenta y sesenta), cascarrabias jubilado sabedor de que su hijo es un bobo sin futuro, y que todo lo que hace es perder el tiempo de él y el suyo propio; y Gladys (la prolífica actriz Elinor Donahue), de eterna sonrisa y pelo cardado, condescendiente y sobreprotectora. Uno de los recursos perennes en la serie es el hecho de que ambos están siempre en camisón o bata y pantuflas, dentro y fuera de la casa, permanentamente desayunando o pensando volver a su mesa de desayuno como si la vida les fuese en ello.
Peterson, Chris: el protagonista, el rol perfectamente desempeñado por Chris Elliot y que nadie sabría hacer mejor. Un personaje que creo que no exageraría si dijera que podría compararse a un cómico clásico de los años dorados de Hollywood, o cuando menos a un Mr. Bean o un Homer Simpson (la referencia más directa), poderosamente enraizado en la cultura basura americana. Como ya he repetido en distintos sitios, y probablemente volveré a hacerlo en este ya extenso artículo, Chris es jefe de los repartidores de periódicos del barrio (tiene a tres niños bajo sus órdenes). Un tipo cargante y a la vez entrañable; zafio y a la vez soñador; ajeno al ridículo que provoca en su papel de palurdo con jersey de rayas, demasiado mayor para su trabajo y sus aficiones, que vive con sus padres, al que nadie soporta, con demasiado tiempo libre, y en definitiva un inadaptado solterón, con severos problemas de madurez y en demasiadas ocasiones verdaderamente desligado de la realidad. Un tipo único y un papel irrepetible.
policía: hay una pareja de policías que aparecen en varios episodios, y que cumplen todos los tópicos ridiculizantes que se asumen por igual a pie de calle y en las series ligeramente “incorrectas”: zampadonuts, lentos, de gatillo fácil y que apenas conocen el reglamento. Muy reales: da la sensación de que son polis por un golpe del destino, pero que bien podrían haberse dedicado a la fontanería o a repartir periódicos, y conservarían idénticas costumbres y formas.
Potter, Larry y Sharon: los Potter son los vecinos de la casa de Chris. De la de sus padres, vaya. Larry Potter (Sam Robards) no es un niño mago gafapasta, sino el mejor amigo de Chris, la única persona en el mundo que no le trata a capones ni le odia a muerte, y de hecho en algunas ocasiones se deja llevar por las estupideces de su amigo del alma. Es el clásico nerd blanco, soso y de pocas luces, y en la primera temporada es secundario fijo, pero de repente desapareció en la segunda. En el segundo episodio de ésta, sufre una crisis de identidad, y simplemente se larga de casa, y Chris y su nuevo mejor amigo Gus se dedican a buscarle sin éxito. Una manera absurda (como todo "BLV") de dejar la serie, pero al mismo tiempo un efectiva y emotiva despedida.
En cambio, su mujer Sharon Potter (Robin Riker) es la némesis de Chris. La persona que más le odia y menos comprende, la que más le convierte en objetivo de golpes y asesinatos. Una dama de acero irónica y de agrio carácter, malhumorada y casi siempre fuera de sí. Chris también la odia, pero desde su enfermo punto de vista ella está enamorada de él y por eso proyecta su odio ante la imposibilidad de conquistarle. La realidad es que Chris es un zote y un capullo, y ella no puede ni verle. Su relación, empero, fue estrechándose a raíz de la desaparición de Larry, y en la segunda temporada no se llevan tan a matar, e incluso llegan a tener un affair encerrados en una nevera, con los cerebros de ambos embotados y congelados. Pero ya no volverían a odiarse tanto.
R.E.M.: el que fuera uno de los mejores grupos de pop-rock norteamericano de todos los tiempos (es mi blog, y aquí huele a lo que yo quiero), hoy se han convertido en una especie de parodia edulcorada y repetitiva de sí mismos. Sin embargo, a finales de la década de los ochenta publicaron su 7º disco, el que confirmó su fama internacional: "Green" (1988). Esto fue antes de su explosión con 'Losing my religion', pero ya entonces eran venerados por la crítica especializada. En un par de años se convertirían en la banda sonora de la nueva década, y en una historia ya suficientemente conocida. El caso es que la banda de Stipe, Berry, Buck y Mills aparece aquí porque la sintonía de "BLV" es el tema 'Stand' (sólo el estribillo), del citado disco. Una canción pop perfecta (aunque de letra pelín tontita y un videoclip bochornoso), que apoya la inolvidable escena de Chris repartiendo periódicos por una calle residencial (ver estructura - cabecera).
repartidor: la profesión de Chris. Paperboy, chico de los periódicos. Ese empleo que consiste en llevar los periódicos a las casas de las zonas residenciales, lanzándolos desde la bici (ver estructura - cabecera). Peterson trabaja en ello desde los 9 años (de hecho, lleva el mismo jersey y es igual de pánfilo desde esa edad), y actualmente ha ascendido a jefe de repartidores, y tiene a tres mocosos a su cargo, que le adoran y le consideran el puto amo.
residuos nucleares: una referencia al deterioro de la sociedad y un elemento relativamente habitual. Los autores de la serie, y por extensión el propio Peterson, parecen obsesionados con los restos de contaminación nuclear (ver conspiración), que en este caso provocan poderes, como en los tebeos de superhéroes (sucede en el episodio El cerebro de Chris empieza a funcionar, donde se unge con restos tóxicos y contrae una capacidad sobrehumana para deletrear palabras de carrerilla) o por la comida en mal estado (como en el episodio Marisco pasado" o en Inspector de sanidad 2000, entre otros). Ya se ha dicho que parte detrás de la creación de los Simpsons está también David Mirkin, y encuentro otro paralelismo en este tema, repetido numerosas veces con las emanaciones de la central de Monty Burns.
Resnick, Adam: el cabeza pensante amigo de Chris, que está detrás de gran parte de la creatividad y los guiones de "BLV", fue también guionista del show de Letterman, director de varios episodios de "BLV", o escritor precisamente de "Smoochy", película que comenté aquí esta misma semana.
Simpsons: tenía que caer esta entrada. Porque David Mirkin tiene parte de culpa de la existencia de ambas series, por los paralelismos en cuanto a sentido del humor, por la reiteración de tics de algunos personajes en ambas series, por los recursos cómicos y coñas marineras comunes (algunas ya mencionadas), y porque Chris Peterson sería exatamente Homer Simpson en carne y hueso, si éste no se hubiera declarado a Marge en aquel baile universitario.
Vomitón: un personaje entrañable, y para algunos fans el secundario más querido. Si la serie no hubiese acabado tan de golpe, quizá Vomitón se hubiera quedado entre nosotros. Es un feísimo y repelente extraterrestre que aterriza una tarde en casa de Peterson (en el episodio Vomitón y yo, antepenúltimo de toda la saga), y enseguida conquista el corazón de mi ídolo, que intentará por todos los medios ocultarle de su cruel casero Gus y del Gobierno, que quiere practicarle una autopsia. El nombre en realidad es un acrónimo, que significa Visita de Otro Mundo que Impacta en la Tierra... Ocho Nabos (en el original, SPEWEY: Special Person Entering the World, Egg Yolks).
De momento, con la Introducción y el Abezetadario 2000, hasta aquí ha dado de sí el extenso repaso a la breve vida de esta maravillosa serie. Un aplauso y tres hurras para el que haya llegado hasta aquí en su lectura. Quizá tal análisis parezca exagerado, pero no, nunca es suficiente para unos personajes y unos chistes que monopolizaron casi todo mi E.G.B. y que me marcaron a mí y a otros cuatro inadaptados compañeros de pupitre.
Laa cosa no acaba aquí, sino que queda por venir lo más exhaustivo y enfermizo: el análisis uno por uno de todos los EPISODIOS. Próximamente, a esta misma blog-hora en este mismo blog-canal.
cojunudo tu articulo. la vida sin Chris no es vida
ResponderEliminarLibertad es el derecho que todo hombre tiene a ser honrado, y a pensar y a hablar sin hipocresía. En América no se podía ser honrado, ni pensar, ni hablar. Un hombre que oculta lo que piensa, o no se atreve a decir lo que piensa, no es un hombre honrado. Un hombre que obedece a un mal gobierno, sin trabajar para que el gobierno sea bueno, no es un hombre honrado. Un hombre que se conforma con obedecer a leyes injustas, y permite que pisen al país en que nació lo hombres que se lo maltratan, no es un hombre honrado....Hay hombres que son peores que las bestias, porque las bestias necesitan ser libres para vivir dichosas: el elefante no quiere tener hijos cuando vive preso: la llama del Perú se echa en la tierra y se muere, cuando el indio le habla con rudeza, o le pone más carga que la que puede soportar. El hombre debe ser, por lo menos, tan decoroso como el elefante y como la llama.
ResponderEliminar--José Martí y Pérez