Recopilación en un solo tomo las tres primeras entregas de este ignoto fanzine de fanta-terror de los de toda la vida. Ciento y pico páginas sin grapar, fotopias de corta-y-pega salchichero, Olivetti y tijeretazos, imágenes recortadas de Fangorias manchados de chorizo, textos absolutamente rendidos a la pasión descerebrada y algunos tebeos muy simpáticos de monstruitos, Elviras y asesinos en serie purulentos. La prosa de J. Aguirre y Mr. Coproff no es precisamente virtuosa, pero tampoco lo prentende, y eso mola. La lectura es amena y como la seda. Los títulos están hechos con Carioca, y lo mismo en una página hay una Linnea Quigley en bolas del año catapún, que dos artículos sobrepuestos mal recortados, uno sobre Albert Fish y otro sobre Frankenhooker. Por ejemplo. En definitiva, un pastiche que, aunque apenas ofrece información que no esté en otros cien millones de sitios, y aunque apenas haya solo un par de contenidos exclusivos (entrevistas ligeras y arrítmicas a colegas metidos en una banda o que hicieron un corto grumoso), qué se le va a hacer, a mí estas cosas me llegan al corazón, llevé a grapar mi ejemplar (edición limitada numerada a mano con boli rojo: el mío es el 4) a una reprográfica y lo conservaré de por vida con mucho cariño. Desde luego, está hecho con mucha más gracia que los primeros Subterfuge con lomo. Yo le doy un notable. No menciono contenidos, porque es inabarcable, hay cienes de cosas cortas apelotonadas. Desde la guía de emisión de pelis de género una semana cualquiera en la tele privada, críticas de VHS aleatorios, un puñado de bandas sonoras reseñadas, crónicas de estrenos puntuales que no le importaban ni a Dios, y cosas así muy majas, todo muy bien. Ánimo y a por más, que yo los quiero.
sábado, 4 de junio de 2011
Monster Island #04 (2010)
Recopilación en un solo tomo las tres primeras entregas de este ignoto fanzine de fanta-terror de los de toda la vida. Ciento y pico páginas sin grapar, fotopias de corta-y-pega salchichero, Olivetti y tijeretazos, imágenes recortadas de Fangorias manchados de chorizo, textos absolutamente rendidos a la pasión descerebrada y algunos tebeos muy simpáticos de monstruitos, Elviras y asesinos en serie purulentos. La prosa de J. Aguirre y Mr. Coproff no es precisamente virtuosa, pero tampoco lo prentende, y eso mola. La lectura es amena y como la seda. Los títulos están hechos con Carioca, y lo mismo en una página hay una Linnea Quigley en bolas del año catapún, que dos artículos sobrepuestos mal recortados, uno sobre Albert Fish y otro sobre Frankenhooker. Por ejemplo. En definitiva, un pastiche que, aunque apenas ofrece información que no esté en otros cien millones de sitios, y aunque apenas haya solo un par de contenidos exclusivos (entrevistas ligeras y arrítmicas a colegas metidos en una banda o que hicieron un corto grumoso), qué se le va a hacer, a mí estas cosas me llegan al corazón, llevé a grapar mi ejemplar (edición limitada numerada a mano con boli rojo: el mío es el 4) a una reprográfica y lo conservaré de por vida con mucho cariño. Desde luego, está hecho con mucha más gracia que los primeros Subterfuge con lomo. Yo le doy un notable. No menciono contenidos, porque es inabarcable, hay cienes de cosas cortas apelotonadas. Desde la guía de emisión de pelis de género una semana cualquiera en la tele privada, críticas de VHS aleatorios, un puñado de bandas sonoras reseñadas, crónicas de estrenos puntuales que no le importaban ni a Dios, y cosas así muy majas, todo muy bien. Ánimo y a por más, que yo los quiero.
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