
El año que viene, todos a ruacanruolear.
Los hay reales y los hay dibujados; los hay cachitas y los hay fondones; hay hombres, mujeres, híbridos y animales; muchos de los que son no están, y sin duda echaréis en falta a algún favorito, pero todos los que están, son. Esto es una cuenta atrás de los 50 luchadores más grandes de todos los tiempos. ¡Es la hora de las tortas!
Ya hemos llegado al momento más esperado. Ponte la famosa canción de Europe a tope, y prepárate para sumergirte en el final de la cuenta atrás. Pero antes, como hacen en los programas de “maravillas bizarras” de Discovery Channel, o los desgraciados de la payola y la radiofórmula, hagamos un repaso rápido a los puestos del 50 al 11, para todos aquellos que se acaban de incorporar:
50. Culo de Muerte y los locos de Incredibly Strange Wrestling;
49. The Toeminator, campeón mundial de pulso gitano con los pies;
48. Referí Tribilín, y todo el arbitraje en general;
47. Jimmy “La Hiena” Hart, y todos los mánagers cachondos;
46. Lord Littlebrook, como representante de los midgets o luchadores enanos;
45. Mascarita Sagrada, el más famoso de los mini-gladiadores mexicanos;
44. Tiffany Million, una catfighter trotona que se pasó al al porno;
43. Stacy Keibler, jamona, ojalá todos los luchadores fuesen como tú;
42. Spiderman, sí, el trepamuros, que dio sus primeros pasos en la lucha libre dibujada;
41. Ricochet, que así se llama el protagonista de Mucha Lucha;
40. Son Gokuh, buscador de bolas de dragón y campeón de lucha manga;
39. Vega, uno del Street Fighter que molaba mucho y que era el mejor en su trabajo;
38. The Gobbledy-Gooker, o cómo hacer el payaso en la lucha de máxima audiencia;
37. The Red Rooster, la joven promesa que se puso gallito;
36. Karol Wojtyla, el Papa de Roma más querido, un gran aficionado;
35. Jesus Freak, un friqui católico como su nombre indica, estrella de la CWF;
34. Jorge "Giant" Gonzáles, un melenudo con gigantismo con 15 minutos de fama;
33. Bobbi Bling Bling, está para hacerla una llave;
32. Beverly Shade, bella y bestia es;
31. Las Luchadoras, un momento glorioso del cine fantástico mexicano;
30. Ricky Marvin, un don nadie, pero hay que cuidar a la cantera;
29. Fishman, secundario de la Edad de Oro;
28. Love Machine, el amoroso gringo salvaje;
27. "Macho Man" Randy Savage, vuelve el hombre;
26. Bruno Sammartino, el maffiossi de los puños de oro;
25. Jeff Jarrett, la fama y el éxito no tienen por qué estar reñidos con el cretinismo;
24. Perro Aguayo, la ortodoxia añeja de la lucha mexicana;
23. Gran Barón Gattoni, el Houdini de las tortas;
22. Rodolfo "Cavernario" Galindo, más malo que el veneno caducado;
21. Atlantis, el ídolo de los niños... traviesos;
20. Tammy Sytch, hazme mil martinetes;
19. Los Sacamantecas, la pareja basura del catch;
18. El Espectro, maestría y escalofríos;
17. Mil Máscaras, mucho mejor que Batman;
16. Owen Hart, de chulo de playa a mártir;
15. Eddie Guerrero, tus fans no te olvidan;
14. Abdullah the Butcher, literalmente se comía a los rivales;
13. Rikidozan, el padre de la lucha en Oriente;
12. Karadagián, el Maradona del ring;
11. El Marinero Tarugo, de entrañable a vergonzoso.
Y ahora sí, veamos qué nos deparan los últimos escalones de nuestro ascenso al Limbo de la Lucha Libre internacional:
10. "GORGEOUS" GEORGE WAGNER
Para entendernos, la historia de la lucha libre americana no habría sido la misma sin George Wagner. Aficionado a la lucha libre y grecorromana desde crío, y profesional durante los años 30 y 40 en la American Wrestling Asociation, fue el primero en plantearse las peleas de estilo libre en el ring como un espectáculo televisable. Y de hecho, lo consiguió. Al margen de su innegable destreza y sus títulos, George llevaba el pelo largo, utilizaba tretas extra-deportivas para vencer a sus rivales (como rociarlo todo con colonia o o pelear fuera del ring), fue el primero en hablar al público y manejar artes teatrales en la lona y el primero en utilizar una música de entrada (concretamente, la marcha de “Pompa y circunstancia” de Edward Elgar). El primero, en definitiva, en verle las posibilidades al show más allá de los lances deportivísticos.
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9. "SUPERSTAR" BILLY GRAHAM

En el puesto número 8 os traigo a Lillian Ellison, alias (The Fabulous) Moolah, la mujer más importante en toda la historia de la lucha libre. Una dama de armas tomar que estuvo más de 30 años despachando adversarias encima del ring en la National Wrestling Association. Enjuta pero fornida, ganó su primer cinturón en 1956 venciendo a Judy Grable, título que defendió durante nada menos que 10 años. Lo perdió dos veces (una ante Betty Boucher y otra contra la japonesa Yukiko Tomoe), pero en ambos casos volvió a recuperarlo en el siguiente combate. Durante los siguientes 5 años volvió a liderar el casillero internacional, pero esta vez de forma interrumpida, perdiendo y volviendo a recuperar el cinto en numerosas ocasiones. En los años 80 firmó en exclusiva por la rama femenina de la WWF, luchando como Spider Lady y culminando una carrera meteórica incluso en los momentos de éxito televisivo de la lucha libre profesional, contando cerca de 50 años de vida. Ningún luchador o luchadora puede presumir de semejante trayectoria.
Qué decir del magnífico e inmortal M. A. Barracus, esa fábrica de mamporros ambulante con el pelo mohicano y la tonelada de collares a cuestas... El tiempo ha hecho justicia a Mr. T y le ha colocado en el lugar del consciente colectivo en el que merece estar, en ese limbo pop flotante al que sólo tienen derecho a acceder los iconos bizarros más importantes, aquellos que con más fuerza se aferran a la memoria de todos nosotros. Quizá al lado de Maradona, de Naranjito, de Elvis, de Supermán... O quizá estoy diciendo tonterías, pero lo cierto es que la imagen del señor T, su mera silueta, es tan reconocible como la de cualquiera de ellos.

Ha llegado el momento de hablar de Hogan (Terry Bollea, n. 1953). El ídolo de masas, el luchador que a todo el mundo le viene a la cabeza cuando se habla de wrestling norteamericano, y concretamente, a los españoles, cuando se piensa en Pressing Catch. El seis veces campeón del mundo de la WWF. Profesional desde 1978, y actualmente (como también dije en otro momento) protagonista de su propio reallity-show televisivo, retirado y viviendo de las rentas en un impresionante rancho de california. Luchador desde 1978, culturista con aspecto de pulcro vikingo, desde su salto a la lucha profesional en 1984 ha sido siempre el protagonista de todas las grandes batallas de la edad de oro de la lucha yanqui. Víctima de todas las trampas de los luchadores del mal, defensor de la justicia, amigo de todos los niños y superestrella mediática. Decir Hulk Hogan es decir MTV, es decir espectáculo, es decir “carisma” y decir “dólar”.
El caso de Andy Kaufman es único en su género. Aparece aquí por la pasión que tengo por él, no por su importancia real en el mundo de la lucha libre; pero tiene su parcelita en esto que venimos hablando. Andy fue uno de los más grandes stand-up comedians de los Estados Unidos. De esos que cuentan chisposas anécdotas sin más ayuda que un micrófono de pie y un foco, delante de un público adulto, en bares nocturnos. Con un redoble de charles al final. Lo que en España siempre hemos llamado “cómicos de taberna”, y de un tiempo a esta parte se conoce como Club de la Comedia a partir del dichoso programa, tan de moda ahora en el canal Paramount Comedy. Pues todo esto en Estados Unidos ha sido siempre una cuna de humoristas y actores cómicos, un subgénero del que han salido centenares de estrellas (desde Eddie Murphy hasta Jerry Seinfield), bien asentado en la cultura yanqui desde los años treinta. Y Andy Kaufman es uno de los más famosos de todos los tiempos, ya que basó su efecto cómico en sorprender y provocar al espectador. Como bien cuenta el biopic de Milos Forman “Man on the moon” (1999, protagonizado por un Jim Carrey expléndido, como siempre), era capaz de sentar entre el respetable a un colega suyo como Bob Smuda, y humillarle e insultarle hasta que la gente, engañada y ajena al montaje, se volviera loca y no supiera dónde meterse. O de salir en televisión en horario de máxima audiencia, en su mejor momento de fama, y limitarse a estar ahí mirando a la gente hasta que le echaran a tomatazos. Un provocador, un maestro del despiste, heterodoxo seguidor de la máxima “lo importante es que hablen de uno, aunque sea bien”. Será recordado principalmente por su papel del emigrante Latka Gravas en la serie Taxi, durante los 80. O por su casi enfermiza segunda personalidad, su particular Mr. Hyde, el grosero e insoportable crooner Tony Clifton. O como también apunta la cinta de Forman, porque fue capaz de crear una leyenda urbana acerca de la veracidad de su muerte el 16 de mayo de 1984 (de un extraño cáncer de pulmón a los 35 años), leyenda que de vez en cuando resucita cuando aparece alguien que asegura ser él y haberle tomado el pelo a todo el mundo durante veinte años.


Los hay reales y los hay dibujados; los hay cachitas y los hay fondones; hay hombres, mujeres, híbridos y animales; muchos de los que son no están, y sin duda echaréis en falta a algún favorito, pero todos los que están, son. Esto es una cuenta atrás de los 50 luchadores más grandes de todos los tiempos. ¡Es la hora de las tortas!
20. TAMARA “SUNNY” SYTCH
Tammy Lynn Sytch es probablemente la representante de luchadores femenina más famosa del ruedo internacional, y está aquí principalmente por dos razones (esas que os estáis imaginando). Es mánager de conocidos luchadores de la lucha profesional de hoy en día, como Tom Pritchard, Brian Lee, los Smoking Guns o Chris Candido (su actual marido). Profesional desde 1993, tuvo cierta notoriedad como luchadora en pistas menores, especialmente cuando en una pelea Dirty White Girl Kimberly le arrancó la ropa ante cientos de espectadores. No me hubiera importado asistir al evento. Llegó a mediados de los 90’s a la WWF, donde formó parte del dúo unisex The Bodydonnas, junto a Candido. Conquistaron el cinturón de campeones del mundo por parejas. Es por aquel entonces cuando se hacía llamar Sunny. Pero dotada, además de su innegable belleza física, de gran inteligencia y habilidades para los negocios, decidió que se haría más famosa como representante que como luchadora, debido a la escasez de féminas que existe en ese ámbito. Combina su labor como mánager con numerosas sesiones de fotos para revistas de lucha o de bodybuilding, y en tiempos su imagen fue la más perseguida en internet.
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Está bien, me habéis pillado. Esta chica está entre los 20 primeros como excusa para poner su foto. No me he podido resistir. Y es que no me podéis negar que adorna bastante mejor que la de cualquiera de los que vienen a continuación...
19. LOS SACAMANTECAS
Alumbrados en Nueva Zelanda y de nombre real Luke Williams y Butch Miller, The Bushwackers (bautizados como los Sacamantecas por los comentaristas del Pressing Catch español, Héctor del Mar y J.L. Ibáñez, que quizá hubieran merecido estar en esta lista) es probablemente la pareja más querida por casi todo el fandom. Cachondos, entrañables, atléticos, poderosos, simpáticos, alegres, dicharacheros... y también cochinos, feos, asquerosos y desagradables. Los Sacamantecas eran una pareja muy versátil y querida, que salía al ring y se movía por él agitando los brazos arriba y abajo y poniendo esa cara apopeyada, enseñando su ausencia de dientes y presumiendo de olor corporal y aspecto antiestético. No son hermanos, como nos hicieron creer, sino primos. Oriundos de una granja de la ciudad de Wellington, aseguran que su formación inicial y su destreza en el ring la fueron forjando a base de placar ovejas y levantar fardos de paja. Cuando empezaron a ir de gira en ligas menores de lucha libre, llevaban consigo la bandera de Nueva Zelanda, y eran una pareja realmente violenta. La sangre, los golpes prohibidos, el uso de cadenas y sillas y la mala baba estaba asegurada en sus combates. Inicialmente se hicieron llamar The Kiwis, y más tarde Sheepherders. Cuando llegaron a EEUU, en 1985, y entraron a formar parte de la plantilla de la WCW, relajaron sus artimañas y se fueron poco a poco dulcificando, hasta convertirse en esos payasos paletos vestidos de camuflaje y pestilente sobaco que fueron en la WWF a finales de los 80’s y comienzos de los 90’s. Es tan famosa su costumbre de frotarse la frente y chuparse las coronillas el uno al otro, como su destreza y compenetración en el campo de batalla acordonado. Ellos hicieron mucho para convertir el wrestling americano en un espectáculo para toda la familia.
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18. EL ESPECTRO
El Espectro es otro de los grandes rudos de la lucha libre mexicana. Otro de los que se pasean por el lado salvaje, y que tienen el 50% de la culpa del éxito de aquellos ídolos de masas a los que se enfrentaron. De nombre real Antonio Hernández (n. 9 de febrero de 1939), El Espectro plantó cara a luchadores legendarios de la talla de Santo, Blue Demon, Mil Máscaras o Huracán Ramírez. Y además de su ya de por sí merecida aparición en el hall of fame de la lucha gracias a su trayectoria, lo que a mí más me gusta de este personaje es su aspecto y su puesta en escena: luchaba descalzo, vestido con un calzón largo hasta los tobillos y una máscara abierta que dejaba ver la cabellera. Todo de color verde oscuro. Y saltaba al ring “resucitando” del ataúd en el que era trasladado desde los camerinos. Era un adversario difícil, del que se dice que de haber elegido el bando contrario habría llegado a lo más alto. Plantaba cara con una agilidad envidiable, era ágil como una pantera y fuerte como un toro.

Este otro luchador de antaño es el tercero en discordia en lo que se refiere a cine clásico de luchadores mexicanos. Nació en el D.F. en algún momento entre 1939 y 1942, y es hermano del Dos Caras original y de El Sicodélico, y tiene el nombre que tiene porque presume de no haber utilizado dos veces la misma máscara en toda su carrera. Bautizado Aarón Rodríguez, desde muy pequeño se entrenó en judo y lucha. A mediados de los 60 era un luchador de renombre, y la casualidad hizo que ni Santo ni Blue Demon estuvieran disponibles para perpetuar las aventuras de luchadores en la gran pantalla, así que el productor Enrique Vergara pensó en él para protagonizar un guión que rápidamente se retocó para titularse “Mil máscaras” (1966), iniciando una saga que duró 15 años y dio como fruto 17 películas. Desde ese momento, su vida se asocia más al mundo del cine de luchaexploitation que a la lucha libre real, a pesar de que su trayectoria en el ring no tiene nada que envidiar a muchos colegas, llegando a ser toda una figura en Japón, siendo el primer luchador mexicano en pisar el Madison Square Garden y ganando multitud de títulos en las décadas de los 60’s y 70’s. Pero considero que pasará a la historia más que nada por tratarse de un personaje de culto cinematográfico.
Precisamente Eduardo Gory Guerrero Llanes es otro de los llorados mártires de este deporte-espectáculo. De origen mexicano, pero participante de la lucha norteamericana (meteórica carrera en la WCW, la WWF y la WWE), ha pasado a la historia por ser otro de los difuntos más llorados y queridos de la lucha libre. Nacido en Oaxaca, México en 1967, era hijo de una leyenda que luchó codo con codo con Santo el Enmascarado de Plata, llamado Gory Guerrero. Debutó en el circuito profesional en 1987 como Máscara Mágica, y se forró en Japón compitiendo como Black Tiger II. A su vuelta a México, ya era toda una estrella mediática, y recuperó el espíritu legendario iniciado por su padre, haciendo pareja con el Hijo de Santo. Pero acabaron enemistados y enfrentados en 1994. A partir de ese momento, continuó carrera en EEUU, donde fue campeón del mundo y luchó con Rey Mysterio, Ric Flair, Chris Jericho (formando uno de los dúos más letales de los últimos años), el famoso Anarchist-Chopper o Kurt Angle, actuales estrellas de la World Wrestling Entertainmen.
Nacido Larry Shreeve el pimer día de 1936, este monstruoso personaje es de supuesto origen sudanés (hay quien asegura que nació en Ontario), aunque su trayectoria estará siempre ligada al ambiente luchístico canadiense. Este señor es una verdadera bestia; lo de “el carnicero” no es en absoluto casual, y es que no es fácil imaginarse la embestida con el codo de alguien que pesa más de 200 kilos y salta sobre tu cuello. Su primera pelea oficial fue en 1967 en Vancouver, pero pronto se fue a Japón a consolidar su carrera, regresando a Canadá poco después como campeón del mundo. En su país de adopción posee más de 30 títulos de lucha. También es una gran estrella en Puerto Rico. Es la quintaesencia del luchador gargantuesco, gordo, gigantesco, brutal e imparable. Se estima que tiene el récord mundial de huesos rotos, y ha participado en un par de películas de acción de bajo presupuesto ("I'm Going to Get You... Elliot Boy" en 1971, o "Hoero! Tekken" en 1982) haciendo de gigante matarife.
Las cartas sobre la mesa: este hombre es al puroresu (la lucha libre japonesa) lo que Santo a la lucha mexicana, Hulk al wrestling norteamericano, Abdullah en Canadá o Karadagián al catch-as-can argentino.
El boom del catch-as-can argentino tuvo lugar durante los años setenta, y Karadagián será recordado como uno de sus máximos exponentes. Porque además de ídolo luchador, estaba detrás del éxito comercial del espectáculo, formando parte activamente de las reuniones previas a los combates en los que se planteaban los “argumentos” y se tomaban decisiones administrativas. Después de una vida dedicada al deporte y a los desfavorecidos, el mito de Martín Karadagián se convirtió casi en un mártir. A mediados de los 80 la población quedó conmocionada cuando tuvo que sufrir la amputación de una pierna debido a la diabetes, enfermedad que acabó con su vida pocos años más tarde.
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11. EL MARINERO TARUGO
Tugboat en el original, el entrañable gordito chiflado al que todos hemos querido, una de las estrellas de la WWF más espectacular y memorable, en verdad se llama Fred Ottman, y nació en Florida en 1956. Profesional desde 1984, es el clásico ejemplo de lo que se llama un gimmick paródico de la lucha, un personaje cómico, una caricatura metida a luchador profesional para atraer a las audiencias más jóvenes. Durante casi diez años fue un secundón sensacional, imprescindible en todos los Wrestlemania y Royal Rumbles en los años del Pressing Catch, aunque nunca llegó a ganar ningún título, ni por asomo. Era un buenazo, una especie de Popeye sobrealimentado, que tocaba la bocina imaginaria de su barco y aplastaba a sus víctimas con la panza. Pero a mediados de los 90, como tantos otros luchadores, su personaje estaba quemado y se pasó al lado oscuro del juego. En un estadio lleno hasta la bandera, traicionó al ídolo y compañero Hulk Hogan rompiéndole una silla en la espalda, convirtiéndose en Typhoon y aliándose con Terremoto Earthquake (otro fofo con barba), para formar una de las parejas más malvadas y tebeísticas del show. Pero por si todo esto no es suficiente, el amigo Ottman tiene también el honor de haber sido el protagonista del episodio más esperpéntico y vergonzoso de toda la historia de la lucha profesional americana. Todavía más que aquellos luchadores que peleaban disfrazados de gallina o de perro de peluche, de los que hablé hace varias entregas. Me estoy refiriendo al asunto de The Shockmaster.
Fue el peor gimmick de todos los tiempos. En un oscuro periodo que tuvo lugar entre
octubre y diciembre de 1993, apareció en lo más alto de wrestling profesional una nueva figura de la lucha profesional. Hizo su entrada en uno de esos previos que emiten en la televisión por cable, en los que los luchadores que se van a enfrentar se llaman de todo y caldean el ambiente. Allí estaba el trío de rudos compuesto por los Harlem Heat y Sid Vicious; y enfrente, Sting, Dave Boy Smith y un misterioso personaje que iba a aparecer en ese momento entre bambalinas, y que supuestamente iba a derrotar a los rudos sin piedad. Anuncian al nuevo, flamante y peligroso adversario: ¡¡¡The Shockmaster!!! Pomposamente, atravesando una pared, entra en escena un tipo enorme, con unos vaqueros, una capa y un casco de las tropas de asalto de Darth Vader pintado con spray plateado. Y según entra en el plató, se tropieza y se cae delante de miles de espectadores. El casco rueda, y durante unos segundos todos pueden ver al otrora ídolo de masas Fred Ottman, travestido en esa especie de triste bufón, para vergüenza de todos...
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Bueno, pues con esto ya hemos revisado los puestos 50 a 11 de nuestro TOP 50 LUCHA COUNTDOWN!!. Estamos a punto de conocer los puestos de cabeza, los puestos nº 10 a nº 1, aquellos luchadores que he seleccionado como los 10 más trascendentales, más importantes, más recordados o que yo personalmente más he admirado. Mañana mismo, sin falta, en este mismo canal, tendréis la solución a todas vuestras dudas. ¿Quién estará en el número 1? Vale, a lo mejor lo estáis imaginando, pero... ¿Quién estará en el número 6? ¿Eh? ¿¿Eh?? Ni idea, ¿verdad?
Supongo que te mueres de ganas de saberlo, pero tendrás que esperar a mañana. Hay que mantener el suspense. Sólo voy a adelantar que conocerás a casi todos (a lo mejor no a todos), que puede que falte tu luchador favorito (en cuyo caso te ruego que me lo eches en cara cuando llegue el momento), y que uno de esos 10 luchadores tiene el honor de haberme conocido a mí en persona; es más, luchó conmigo; y lo que es todavía más importante: fue derrotado por mí. Sí, sí, no estoy delirando. Mañana sabrás toda la verdad.
Supongo que estarás escuchando un redoble de batería hasta que llegue el momento. Espero que vuelvas a leerlo, y que te guste. Mañana será otro día.
el sueco con los derechos de autor. Google acabó comprando Ifilms.com, y nos alegra la vista con esa inabarcable colección de Google Videos, en la que si uno se sumerge unas horas y se arma de paciencia puede que encuentre algo gracioso. Pero mi favorito, sin duda, es Youtube, el más cómodo y rápido, y sobre todo dotado de esa magnífica herramienta que permite el visionado directo de películas creando un espejo en el propio blog de uno mismo. Me ha animado a crearme esta mini-sección invernal de Drive-in blog, una tontería como cualquier otra para sacar a relucir algunos videos que me gustan y que alguien ha colgado allí, o que yo mismo iré dejando caer.
Los hay reales y los hay dibujados; los hay cachitas y los hay fondones; hay hombres, mujeres, híbridos y animales; muchos de los que son no están, y sin duda echaréis en falta a algún favorito, pero todos los que están, son. Esto es una cuenta atrás de los 50 luchadores más grandes de todos los tiempos. ¡Es la hora de las tortas!
30. RICKY MARVIN
No, no es una errata, nuestro cantante latino favorito no se dedicó nunca a la lucha libre. Ricky Marvin (n. Ricardo Fuentes Romero, 1980) es una joven promesa de la lucha libre mexicana, delgado, fibroso y que no utiliza máscara, que está arrasando en la lucha japonesa como embajador de la lucha mexicana. De hecho, sus constantes viajes a las islas orientales hacen que sea poco querido por la afición del Consejo Mundial de Lucha Libre mexicano. Vaya desde aquí el apoyo a la cantera.
Con este guerrero entramos en el terreno menos casposo y más enteramente profesional.
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29. FISHMAN
Gladiador legendario, nacido José Ángel Najera Sánchez en 1951, a muy temprana edad ya era espectador habitual de la lucha libre, y conoció en persona a Santo, Dr. Wagner, Dos Caras, Kung Fu Satán, el Solitario o Renato Torres, entre otros maestros de la lucha. Es un caso más de la clásica historia del joven sin recursos, de familia pobre que sólo gracias a su pasión y dedicación a la lucha consiguió salir adelante. Con 14 años trabajaba vendiendo sobrecitos de azúcar y periódicos por la calle, cuando llegó por casualidad al Gimnasio Municipal de Ciudad Juárez, donde se inscribió como luchador. Se estrenó como Goliath Reyes y comenzó a despuntar como Titán, luchando con una máscara que su madre le cosió con retales viejos. Por la forma y el color de los dibujos que le hizo su madre, su cabeza parecía la de un pez, por lo que adoptó el nombre de Fishman, aficionado como era a los tebeos yanquis de superhéroes. Fishman debutó en el Arena México, la catedral de la lucha, el 8 de diciembre de 1972. Así comenzaba una carrera meteórica, como secundario de honor, durante toda la edad dorada de la lucha, compitiendo con las leyendas más importantes como Super Astro, La Parka o Máscara Sagrada. A finales de los setenta un rival le arrancó la máscara en un lance (triunfo habitual de la Zona de muerte, algo que se considera como una medalla en los grandes combates), por lo que el final de su carrera peleó con su identidad real, Ángel Nájera.
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28. LOVE MACHINE
La historia de Arthur Barr, alias Love Machine en la lucha, es breve y funesta. De origen norteamericano, su carrera profesional se inicia en 1991, peleando y metiéndose al exigente público de la AAA mexicana en el bolsillo, en combates memorables contra Hijo del Santo, Octagón, Blue Panther o el Puma Jerry Estrada. Y formando equipo con famosísimos luchadores como el también llorado Eddie Guerrero o Konnan. Juntos formaban una tercia explosiva conocida como Los Gringos Locos. Famoso luchador por su estética “amorosa”, con un traje rosa y blanco repleto de corazones, falleció el lo más alto de su carrera por un súbito derrame cerebral, mientras paseaba con su familia en Oregón, EEUU, el 23 de noviembre de 1994.
Es un luchador muy conocido también por su nombre real (Art Barr), que utilizó para pelear en numerosos combates, así como cambió varias veces de máscara durante su fugaz paso por la lucha libre mexicana.
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27. RANDY “MACHO MAN” SAVAGE
El pichabrava Randy Savage es otro de los más recordados luchadores de la legendaria WWF de primeros de los '90. Aquella que se emitió en España a través del mítico Pressing Catch, y que vengo aquí mencionando como "edad de oro" de la lucha norteamericana. Los años dorados de la Wrestlemania, la Royal Rumble, los luchadores simpáticos, los culebrones creíbles y todas aquellas demenciales y deliciosas batallas entre señores con traje de colores. Ese nombre, Randy "Salvaje", no podía ser sino otro alias. Su nombre real es Randall Mario Poffo (n. 1952). Profesional desde 1975, sus primeros pasos los dio peleando junto a su hermano Lanny "The Genius" Poffo, siendo ambos entrenados por su padre Angelo (también ex-luchador profesional). Es uno de los 7 únicos luchadores que ha sido campeón mundial tanto en la WWF como en la WCW (también alcanzó el título en la WWE, la versión moderna de la WWF). Concretamente, tiene 3 títulos en cada asociación. Y algún título intercontinental y mundial suelto por ahí. Ahí es nada. Fue estrella de béisbol universitario (jugaba de catcher) y llegó a triunfar en categorías inferiores de los White Sox de Chicago o los Cincinatti Reds. Un verdadero atleta desde su juventud, y una de las grandes estrellas de este deporte-espectáculo.

Nacido el 6 de octubre de 1936, Bruno Sammartino nació en Italia, en la localidad de Pizzoferrato, donde se conserva una estatua en su honor. Emigrado a EEUU en 1950, es uno de esos cientos de italoamericanos que triunfaron en el Nuevo Mundo a partir de la escapada general que provocó la IIGM. De hecho, este apuesto y pétreo luchador europeo se codeó y se iba de copas asiduamente, durante sus años de fama, con tipos como el boxeador Rocky Marciano, Liberace, Arnold Schwarzennegger, Jimmy Durante, el famoso Rat Pack (Frank Sinatra, Sammy Davis Jr. y Dean Martin) y algunos supuestos mafiosos neoyorkinos (que prefieron no mencionar por conservar mi integridad intacta), por lo que no desentonaría nada como protagonista del próximo biopic de Scorsese.
Jeff Jarrett es actualmente el propietario de la liga TNA (siglas de Total Nonstop Action Wrestling), una versión extrema y espectacular de la lucha fundada por él y su padre Jerry Jarrett tras la controvertida salida de ambos de la WWF. Antes de su actual estatus de empresario, Jeff Jarrett había peleado y llegado a campeón intercontinental de la WWF a mediados de los años noventa, bajo el nombre de Doble J, perdiendo el título antre el fundador y magnate de la WWF, Vince McMahon (esto es algo así como si Florentino Fernández y Joan Laporta hubiesen luchado encarnizadamente en un ring en su juventud). En la mítica WWF de Hulk Hogan y El Último Guerrero, Doble J era un personaje guaperas y chulito, de larga melena rubia y una asquerosa pose burlona con sus contrincantes. Además presumía de compositor rockero, como autor de la música que le presentaba en el escenario. Coincidiendo con la derrota ante su archienemigo McMahon, se supo que en realidad el autor de la música no era él, sino su amigo Jesse James, otro luchador de poca monta y estrella mediática del mundo del motor (es uno de los protagonistas de uno de esos programas de bricolaje de coches de los que hablaba hace tiempo en este mismo blog). Su derrota y la vergüenza de este engaño hicieron que huyera a la liga vecina, la WCW, donde compitió bajo el personaje rocanrolero Honky Tonk Man, que tenía como mayor efecto estampar su guitarra en la cabeza de los contrincantes para calentar el ambiente antes de la pelea. Actualmente sigue compitiendo en su propia licencia, la TNA, y sigue siendo un gladiador sucio y fullero, muy dado a las llaves ilegales y las peleas en camerinos y vestuarios, y enemigo acérrimo de la lucha mexicana, donde es mayoritariamente odiado por todos. Un abucheo, amigos.
Otra leyenda de la lucha enmascarada mexicana, Pedro Aguayo alias “Perro Aguayo” era un luchador circense y teatral, procedente de una familia humilde. Trabajó en una panadería con la intención de poder comer de las sobras del trabajo, fue zapatero, boxeador y jugador de fútbol azteca. Con 16 años se inició en la lucha, y tiene a sus espaldas una de las carreras más duras y salpicadas de sangre de los cuadriláteros. Un ejemplo de tesón, paciencia y mucho entrenamiento que sólo dieron su fruto a partir de 1970, cuando peleando junto al Indio Jerónimo empezó a conquistar títulos en la CMLL. Campeón nacional de pesos welter, ligero y medio en arenas chicas de Jalisco, y campeón mundial medio de la NWA en 1975. Su leyenda sigue viva gracias al famoso Hijo del Perro Aguayo, otro de los luchadores que se reparten el pastel del negocio actual de la lucha en el Arena de México.
Ricardo José Gattone (n. Buenos Aires, 1919), una masa corporal de traje clásico (fardapitos negro) y barbita bien arreglada, fue uno de los pioneros de la lucha libre-espectáculo en el catch-as-can argentino, durante los años 40 y 50, culminando su carrera en 1965 en Japón compitiendo en más de 30 peleas. El final de sus días (falleció por paro cardíaco el 29 de abril 1982) los pasó como promotor de lucha en Estados Unidos, “exiliado” debido a sus diferencias con el ídolo Karadagián, que le obligó a cambiar de nombre en las actuaciones en Luna Park (luchó como Griego Gattone, Italo Balbo, Ricardo Montaña o Michele Leone) para perjudicar a su fama. Fue boxeador (abandonó porque su espíritu noble le decía que dañar al adversario no debe ser un deporte), ciclista, campeón de halterofilia y jugador de rugby. Junto con el luchador Alí Bargach recorrió toda América (norte, centro, sur y colonias), Australia y Japón. Entre los años ’56 y ’60 era considerado el combatiente más importante del ambiente luchístico del estado de Nueva York. Peleó con leyendas del ring como Lou Thesz, Bruno Sammartino o Argentino Rocca.
Como hemos venido viendo hasta ahora (y seguiremos ahondando), el lado espectacular de la lucha libre atiende a algo tan viejo y tan efectivo y perfecto como la lucha entre el Bien y el Mal, monda y lironda. Y si ha habido algún luchador mexicano que represente al lado malvado, yo creo que ése ha sido Rodolfo Galindo Ramírez, el Cavernario. Nacido el 27 de septiembre de 1923 (lamentablemente fallecido en julio de 1999), el Cavernario representa el aspecto más rudo y vil de la lucha libre mexicana. Él fue nada menos que el mayor enemigo de luchadores de la talla de Santo el Enmascarado de Plata o Gori Guerrero. Un antecedente y un icono para todos los Perros del Mal que se precien de serlo.
El misterioso Atlantis (n. 28/09/1962) es campeón mundial de peso medio de la NWA, campeón nacional por parejas junto al Ángel Azteca y campeón mundial de parejas junto a Rayo de Jalisco Jr. de la CMLL, campeón nacional de tríos (nada menos que junto a Máscara Sagrada y Octagón), y poseedor de decenas de títulos más. Probablemente es la estrella más popular de la actual lucha libre mexicana, el heredero de la gloria del legendario Santo (incluso se ha intentado repetir el éxito fílmico de Santo, con películas como "Octagón y Atlantis: La revancha", de 1990, sin éxito alguno hasta la fecha) aunque eso sólo el tiempo lo dirá. El actual ídolo de los niños, de estilo clásico y tremenda potencia, es el protagonista de casi todas las peleas televisadas en la actualidad, aunque sus recientes escarceos con los trucos prohibidos en el ring está haciendo que empiece a ganarse enemigos entre la audiencia.