En este tiempo, desde que
reseñé la tacada anterior, he seguido leyendo la serie regular de Spider-Man, unos 40 más, y permanezco más o menos al día. En general, me duele reconocer que la serie está un poco fría, insulsa e irreconocible, aunque me entretiene bastante, y es de lo que se trata. Aunque solo sea porque sabemos que todo va a volver como estaba, con Parker y MJ compartiendo piso y paternidad de una dichosa vez, y que esto es una especie de respiro que se está alargando demasiado. La relación actual entre Parker y la Watson, en realidad, es de lo que más me gusta. Esa complicidad, ese cachondeo y la tensión sexual que se traen, es de lo más atractivo, y cada vez que sale la pelirroja, es como si la estancia se llenase. La primera minisaga, “A moment in time”, redefine (por enésima vez) su pasado, su presente y su futuro, y MJ tiene claro que no es el momento de estar juntos.
Al final de la ráfaga anterior, Parker estaba mano sobre mano, y
Michele Gonzalez le había echado de casa. Pero el chico no tardará demasiado en solucionar la papeleta, encontrando trabajo en
Horizon Labs, un remedo de Apple para la continuidad arácnidad, dirigido por un señor con coleta que se parece muchísimo, pero muchísimo, a
Sergio Aragonés (¿un guiño de su amigo
Humberto Ramos?). Allí tardará en definir su labor pero, resumiendo, descubren que es colega de Spider-Man, así que le permiten trabajar para mejorar su traje y sus gadgets, y de paso buscar aplicaciones de estos para la vida mundana. A partir de ahora tendremos a un Spider-Man más sofisticado, con trajes
stealth, visión nocturna, wifi, etc., y además ganando un dineral obsceno y viviendo en un loft maravilloso, donde pronto se mudará la que es definitivamente su nueva novia, la agente del NYPD
Carlie Cooper. Parker tiene currazo, pisazo, pibón y forma parte de los Vengadores y los 4-Fantásticos.
En los 4-F solo estará una breve temporada (no he leído los últimos números de aquella serie, pero por lo visto Johnny Storm fallece y Parker le sustituye temporalmente; por respeto, durante ese período no se llama Fantastic Four, sino
Future Foundation. Me consta que la Antorcha “resucita” en el reciente nº 600 de FF. También le tocará durante un par de números ejercer de profe de la Avengers Academy. Ya se sabe: en esta Era
Quesada Lobezno y Spider-Man acaparan colecciones a lo loco para vender camisetas, al más puro estilo Florentino Pérez.
Y por supuesto, en los últimos números leídos, durante la saga
Spider-Island, Carlie descubre que Parker es
Spidey. Ahora ella sabe. Y cortan su relación, por traicionar éste su confianza. El idilio no ha durado ni treinta números.
Más cosas.
Lilly Hollister (Menace) da a luz a un hijo de Osborn Jr., aunque parece que no ha heredado poder o virus Duende alguno. No se sabe más hasta la fecha. Durante la saga Big Time Parker llega a Horizon, se lía con la Cooper y aparece un nuevo Duende, el mismísimo
Phil Urich, al que enfrentan los Vengadores. Sin mayor enjundia (salvo el asombroso trabajo de Ramos).
En la siguiente saga vuelve el jodido
Alistair Smythe, el Spider-Slayer, quien ayudara a
JJJ en la prehistoria y que ahora sigue como supervillano casual, fabricando trajes antiaraña y robots asesinos. En este caso, ha fabricado un ejército de insectos que van a sabotear un transbordador en el que viajará el
Coronel JJJ, Jr., y que terminará con la vida de la pobre
Marla Jameson (el obituario dibujado por
Marcos Martín pone los pelos de punta), precisamente la impulsora del Spider-Slayer, otra muerte en la familia... que a saber cuánto dura... La imposibilidad de Spidey para salvar a Marla, le lleva a una nueva crisis existencial, a reafianzar aquello de “un gran poder...” y cómo dejó escapar al inminente asesino de su tío, y a tomar una decisión que en los siguientes números será importante: “No volverá a morir nadie más por mi culpa”.
Ah, a
Flash Thompson le han fichado para ser un soldado especial en operaciones gubernamentales encubiertas, relacionadas con terrorismo internacional, durante las cuales es inyectado con una especie de suero-Venom, en una trama (de momento) ajena y paralela a la vida de Spider-Man, que no sé si es que será crucial o se masca una nueva colección.
Y poco después llegamos a la mega-saga de
Spider-Island, en la que la nueva
Madame Web, con ayuda interesada del
Chacal, ha inoculado un virus que dota de poderes arácnidos a un porcentaje enorme de la población de Nueva York. Una historia curiosa y visualmente hermosa, en la que podemos ver a Parker como
unmasked vigilante, y a JJJ, CC o MJ trepando paredes. Una gran parte de la población, claro, empieza a usar los poderes para hacer el mal, y el alcalde Jameson está más anti-arácnido que nunca. Y encima, resulta que el virus mutante va evolucionando más y más, y la gente empieza a transformarse en monstruosas arañas gigantes, hasta perder la humanidad y después palmarla. La saga tiene ramificaciones en otras colecciones (que no he leído), entre ellas el exhaustivo entrenamiento ninja al que
Shang-Chi somete a Parker. A partir de ahora Spider-Man no solo tiene trajes futuristas y sofisticados, Horizon Labs mediante, sino que también es un avezado maestro en Kung-Fu.
En los últimos números asistimos a una simpática historia de paradojas temporales, cuando uno de los nerds de Horizon Labs fabrica un pórtico al día siguiente en la sala de vending, y al entrar en ella Spider-Man descubre que New York va a explotar en unas horas si no lo remedia. En otra historia, Spidey tiene que viajar al espacio, de nuevo, para salvar al hijo de Triple Jota de un maléfico plan del Doctor Octopus, que promete venganza. Y en los números de este instante en USA, han vuelto los
Seis Siniestros.
Y poco más se me ocurre.
Eddie Brock ahora (no sé desde cuándo, igual mucho) es un Venom bueno, y tiene su propia colección, que no sigo; se descubrió la faceta criminal de
Mr. Negative, y la tapadera de la ONG F.E.A.S.T. en la que colaboraba
Tía May (quien por cierto, se ha ido a vivir con su marido, el papá de JJJ, a Boston).
El trabajo de
Dan Slott es entusiasta, clásico y absolutamente clásico al Marvel Way. Las historias rezuman respeto por los orígenes y los primerísimos números de la serie, con todo lo que eso conlleva; entre lo malo, el inmovilismo, aunque personalmente me gusta que mantengan a PP y MJ separados y hayan introducido personajes y situaciones nuevas. Otras cosas rechinan más, pero en fin, es lo que hay, hay que vender tebeos como sea y no están las cosas como para cogérsela con papel de fumar.
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