miércoles, 16 de mayo de 2012

Avengers vs. X-Men (I): The Children's Crusade

Estoy inmerso en el evento marvelita del siglo (çqué digo...! ¡¡del trimestre!!), el mega-crossover que toca esta vez para poner patas arriba todo para que al final todo vuelva a estar igual que al principio. Parece que, basicamente, el concepto que han elegido es tan sencillo como un “one-two-three-fight!!”, un poner a darse de hostias a Vengadores contra mutantes, uno por uno, a ver quién puede más. Pero para llegar a ese punto, al de odiarse y medirse el lomo entre los héroes más grandes vs. los más temidos y odiados de la Tierra, la cosa es de lo más enrevesada. Todo comienza con un arco en 9 partes titulado “The Children's Crusade”, que parece que sirve como despedida definitiva de los Young Avengers, que los pobres se ve que no vendían lo suficiente. El joven Avenger llamado Wiccan es el detonante de esta historia, al írsele la mano los poderes y dejar en coma a todo dios a varios kilómetros a la redonda. Se sospecha, desde la primera vez que aparecieron en el Universo Marvel, que Wiccan y su hermano Speed son los hijos gemelos perdidos de la Bruja Escarlata, que podían haber heredado (respectivamente) habilidades de ésta y de Mercurio; y por lo tanto, si Wiccan fuese capaz de hacer lo que hizo la Bruja durante la saga de M (diezmar a la población mutante del mundo entero y eliminar los poderes del resto, hasta dejar tan solo a unos pocos), es un peligro público y debe ser contenido. Los Vengadores Senior deciden encerrar a Wiccan en la mansión, pero sus compañeros de los Jóvenes le sacan de allí a escondidas, y encima al salir de topan con Magneto, quien tiene sus propios planes: llevarse a Wiccan y de paso al resto de chavales a la Montaña Wundagore, donde fue vista por última vez la Bruja Escarlata, a la sazón hija de Magneto. Porque cree que con la ayuda de más que probables hijos puede localizarla. Resultará que Wanda está efectivamente en Wundagore, en el castillo del Dr. Doom, hacia donde Magneto dirigirá la entifada. Ha perdido la memoria, y no recuerda nada de sus poderes ni del diezmo, y además se va a casar con él al día siguiente con Victor Von Doom. Así, los Vengadores y su franquicia Young por un lado, y X-Factor y la Patrulla-X por otro, se enzarzan en la búsqueda, rescate y uso requerido de la pobre de Wanda Maximoff, que no se entera de nada. A lo largo de la estupenda saga, mediante un par de trucos, quilombos y paradojas temporales, acabarán resucitando algunas víctimas mortales de la Bruja (Goliat III, Coloso, la Bestia, Ojo de Halcón... hasta Sota de Corazones aparece por ahí hecho un zombie), Doom asumirá tanto los poderes como la responsabilidad por los sucesos de la saga de M (quedando la Bruja más o menos perdonada y readmitida), asistimos al rimbombante origen de Kang y un par de Young Avengers palman antes de disolverse definitivamente el grupo. Y claro, Vengadores y X-Men se la tienen jurada ahora. El guión, obra de un tal Allan Heinberg, es un poco enrevesado, pero todo sucede a un ritmo frenético y sin un respiro, hay muchísima acción de la guay. La saga es simpática y nostálgica (y muy clarita: soy yo el que se explica mal), y un aperitivo goloso para lo que se avecina, que además cierra algunas puertas abiertas en el pasado reciente (y por supuesto, abre otras varias docenas, como siempre). Pero si en algo destaca todo esto, es en el apartado gráfico. El trabajo de Jim Cheung es sencillamente espeluznante. Maravilloso. Increíble. Precisamente, si no recuerdo mal, entre las últimas grapas que compré estaban los primeros números de los Jóvenes Vengadores, atraído por el dibujo del enconces desconocido Cheung. Me harté de la colección, y perdí la vista a este hombre. Y ahora, años después, compruebo que su lápiz no solo sigue siendo extraordinario, sino que ha evolucionado hasta el punto de convertirse, probablemente, en mi dibujante favorito del momento. Cómo será la cosa, que uno de los ejemplares de esta saga (el del medio) está dibujado por Alan Davis y Mark Farmer, y leyéndolo echaba de menos a Cheung... Me he pueso un splash de Cheung de fondo de armario de Windows. Es una cosa espectacular.

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