Estos últimos días he cogido la gripe, ésa que ha afectado antes o después a casi todos los blogueros que visito (no sé si será un mal endémico derivado de esta aficción...). El caso es que este fin de semana, aparte de una noche en la que salí y bailé y me bebí todo lo que me cupo (lo que pudo quizá ácelerar la reacción), como si fuese la última vez, no he salido ni he votado ni he leído ni he comido ni he hecho nada más que coger calor en la cama, toser y quejarme como un crío, en los últimos 4 días. Hoy estoy mejor, pero antes de ir a echar unas horas a la cola de la Seguridad Social, para que un señor me firme un papel que justifique mi absentismo, y reincorporarme mañana a la maquinaria del señor Botín, pues me siento como de vacaciones.
El caso es que llevado por la fiebre, ayer escribí tres columnitas de opinión sobre la actualidad que nos ha tenido en vilo a todos estos días atrás; aquello sobre lo que los medios de comunicación han decidido que hablemos. Y aquí lo suelto, por si a alguien le interesa contradecirme, que de eso se trata.
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