domingo, 12 de agosto de 2018

Final Space (2018)


Me interesan muy pocas cosas de la ciencia-ficción. Es más, en general me ha importado un carajo, sobre todo el género de la space opera y todo eso de inventarse planetas, personajes extraños, alienígenas, androides y permutaciones de las leyes de la física que permiten el "todo vale". Me abruma un poco eso: si todo es susceptible de ser inventado sobre la marcha, sin norma alguna, a loco, me da igual lo que suceda. Pierdo el interés. No le tengo cariño a ninguna obra de ciencia-ficción estricta, o no me viene ahora ninguna a la cabeza (¡si hasta de esa catedral llamada "The Rocky Horror picture show" me rechina el final!). Otra cosa es la parodia de todo eso, que es una maravilla cuando se hace bien. Aquí hay mil ejemplos que me vuelven loco, con Futurama a la cabeza, pasando por Enano Rojo, Laszivia, Carlitos Fax, Universe!, Calavera Lunar, Bill, el héroe galáctico, el Space Quest, Cowboy Bebop, Plutón BRBnero (que la recuperé hace unos meses y me en-can-tó)... hasta "Flesh Gordon", la serie animada de Alf o las noveluchas de Joseph Berna. En fin, que aquí casi todo. ¡Ah, sí!, he leído algunas novelas de Stanislav Lem o P.K. Dick que son oro puro. Con Rick & Morty tuve graves problemas, porque la tuve puesta de fondo a todas horas en muy mal momento, y fue un gran error que debo subsanar. Pero en general, cuando se subvierte el género o se toma a recochineo, sí que me entra bien. Futurama, por ejemplo, es que de hecho no solo parodia el género, sino que lo trata con un cariño extraordinario, y nos parodia también a todos nosotros y nuestra forma de vida, y los personajes son insuperables. ¡Ah!, y los tebeos de ci-fi clásica de la EC también son alguna de las cosas que más me gustan del mundo, y no eran parodias...

No sucede lo mismo con Final Space, esta serie creada por unos tipos que no me suenan de nada y que son mucho más jóvenes que yo, pero me convenció que estuvieran implicados Fred Armisen o Conan O'Brien. La animación es muy correcta y sencilla. Y al final se les coge cariño a estos personajes que en principio parecen demasiado anarroseados de otros lugares, pero dotados de bastante ternura y gracia. Me he zampado esta tarde una maratón, que son tres horas y pico la temporada completa, y me ha entretenido bastante. Se agradece que carezca de chistes vulgares y el cinismo que suele impregnar toda obra para adultos, y que no complique demasiado el asunto con florituras, sino que se ciña a una historia cerrada con romanticismo, épica, aventura clásica y ese angst existencial de enfrentarse a la inmensidad del espacio profundo, una sensación que me venía muy bien este verano.

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