viernes, 18 de noviembre de 2005

El estudio de los animales bizarros: una ciencia pop (IV)

IV. Monstruos de agua

En la película "The life aquatic", el nuevo talento Wes Anderson, con ayuda de la burbujeante animación creada por Henry Selick, nos muestran un fondo del mar repleto de surrealistas seres de fantasía, tales como el caballito de mar arcoiris, los peces ángel o el legendario y esquivo tiburón jaguar. Muchos otros productos de ficción (desde los clásicos de la literatura de aventuras hasta los dibujos animados, pasando por el peplum de Harryhausen y compañía) nos han dejado muchas otras muestras de legendarios peces abisales, gigantescas ballenas o dinosaurios prehistóricos que sobreviven en recónditos lagos, ocultos de la mirada del hombre. Este tipo de manifestaciones populares tiene una importante credibilidad en el mundo real, y se convierte en una verdadera forma de vida en territorios como Alaska y Canadá, donde han existido siempre informes acerca de monstruos que habitan en los Grandes Lagos alpinos, presentes desde tiempo inmemorial en cuentos del folklore esquimal y Ésta imagen pertenece supuestamente al monstruo de Champ, pero al fin y al cabo, qué más da uno que otroamerindio. Es sobre todo en esta zona del mundo donde se multiplican los casos de avistamientos de monstruos lacustres, y donde buena parte de la población está convencida de la existencia de colosales lagartos anfibios, del mismo modo que importantísimos científicos creen en la existencia del legendario kraken. Y los persiguen con el mismo tesón que Homer Simpson dedicó a capturar al General Sherman.

Es decir, que entenderemos por "monstruos de agua" todas aquellas bestias o bichas que habitan en lagos, ríos o mares. Desde los "monstruo del lago X", pasando por peces prehistóricos abisales que se creían extintos, y hasta enormes escualos o pulpos gigantes. Pero vamos por partes:


IV.1. Monstruos lacustres:

Hay que tener en cuenta que fondear los lagos resulta muy costoso, y apenas se han investigado en profundidad. Contrariamente a la creencia popular, no se pueden vaciar como si se tratara de palanganas. En ocasiones, sobre todo en el caso de los Grandes Lagos de Alaska y el norte de América, tienen varias decenas de kilómetros de profundidad en su parte central, y cientos de kilómetros de diámetro. En estas latitudes, sus habitantes están muy recelosos del monstruo del lago Ness, una leyenda más moderna y un lago relativamente pequeño, pero de mucha más fama y en el que se han realizado multitud de expediciones.

"Dubawnt", en esquimal, significa «lago de los huesos amontonados». A las aguas en las que supuestamente habita Angeoa, en Tulemaliguak (Alaska), se las conoce así desde que una vez se encontró en la costa un enorme esqueleto de pez, de un tamaño descomunal. Existen testimonios de finales del siglo XIX, que hablan de «un pez largo como veinte kayacs y ancho como cinco». Los nativos están convencidos de que este ser está relacionado con Manitú Niba Nabais, el dios de los lagos. No se ha demostrado absolutamente nada definitivo sobre su existencia, si bien debido a su inaccesibilidad no se han invertido apenas esfuerzos.

Supuesta imagen tomada al amigo Nessie tras un chapuzón

El lago Simcoe, en Ontario, Canadá, se encuentra bastante cerca de la gran ciudad de Toronto. Algunos creyentes hablan de Igopogo, un ser «de color carbón, con cabeza de perro, de entre 9 y 21 metros de longitud y con aletas dorsales». Otros testimonios dicen que «su cabeza tenía dos veces y media el volumen de una cabeza humana, lucía una joroba de camello y una cola de más de 2 metros de largo». «Allí estaba, con unos ojos grandes como los de una vaca, saltando en el agua durante varios minutos».

Los aldeanos que habitan en los alrededores del lago Iliamna (Kokhanok, Alaska), que tiene 145 km. de largo, cuentan leyendas acerca de criaturas que roban niños y caribúes, y muerden las canoas. Viven con la certeza de la existencia de más de un monstruo en sus aguas, y apenas frecuentan el lago. Para pescar jamás utilizan canoas de fondo rojo, porque este color asusta a la bestia. En los años 60, unos astronautas de la NASA que sobrevolaban la zona por casualidad, creyeron ver sombras moviéndose bajo las aguas. En 1971 unos niños aseguraron haberlo visto, y lo dibujaron como una especie de ballena con un solo ojo debajo de la boca, con largos apéndices. A pesar de los estudios del multimillonario Tom Slick o el fotógrafo Leonard Rue, no hay pruebas concluyentes.

Existen otros informes acerca de un monstruo parecido a un plesiosaurio, en el lago Ontario. En 1880 aparecen en el diario local de Ontario noticias de otro bicho en el cercano lago Deschenes: «Parte de su piel peluda se enganchó en una hélice». En 1953, un policía montada disparó a una especie de cocodrilo de 10 metros en New Hamburgo (Ontario).

Representación de Manipogo

En la región de Manitoba, cerca de la costa oeste, también hay multitud de inmensos lagos en los que el hombre apenas se ha internado. Sólo el lago Winnipeg cubre una superficie de 300 kilómetros cuadrados. El primer informe sobre un monstruo lacustre en esta zona data de 1908. Un año más tarde, un cazador vio una especie de serpiente nadando a 3 km. por hora: «La parte superior de su cuerpo era oscura y brillante, y sobresalía del agua más de un metro». En 1957, dos montañeros vieron otra serpiente enorme en el lago Manitoba. Un testigo, por las mismas fechas, aseguró haber oído «un bramido como el silbido de un tren de mercancías». El gobierno tomó medidas, y se empezó a hablar oficialmente del gran Manipogo, que podía poner en peligro la seguridad y la prosperidad de la zona. Se organizaron expediciones, pero a pesar de no encontrar pruebas concluyentes, los informes continuaron. El 12 de agosto de 1962, dos pescadores (Richard Vincent y John Konefell) consiguieron fotografiar al ya legendario Manipogo. Respetados zoólogos quedaron perplejos ante la prueba, y a día de hoy continúa el misterio, con la población dividida entre quienes ven a Manipogo como un vecino más, y quienes dudan.

El monstruo más famoso de estos parajes, el Nessie de Norteamérica, quizá sea Ogopogo, que ha sido protagonista de varios libros y documentales. Sus primeros informes datan de 1850, mucho antes de que Nessie adquiriera la dimensión que tiene a día de hoy. Si creemos a los testigos de sus paseos por la superficie, vive en el lago Okaganan, un inmenso "océano entre montañas" del sur de la Columbia Británica. Su aspecto es el de la tópica criatura grande y oscura, con un largo cuello y una joroba en la espalda. En verano de 1890, el capitán de un barco de vapor habló después de una travesía acerca de «un monstruo que tenía cabeza de carnero, y el sol brillaba entre sus aletas». Los rumores esporádicos tomaron forma cuando un periódico de Vancouver se hizo eco en 1925, adquiriendo una dimensión enorme y rompiendo con la corriente popular que lo consideraba un viejo esturión gigante, dado que daba por cierto el dato de que tenía un largo cuello. La observación realizada en julio de 1959 por Dick Miller, el director del Vernon Advertiser, un rotativo local, fue publicada en verano de ese año, y no tiene desperdicio: «Cuando regresaba de una excursión por el lago Okanagan, viajando a una velocidad de unos 16 km/h, noté, a unos 75 m de distancia, en la estela que dejaba nuestra barca, lo que parecía ser una serpiente. Cuando cogí los prismáticos comprobé que estaba en lo cierto. Era Ogopogo, y se desplazaba mucho más rápidamente que nosotros –diría que a unos 24 ó 27 km/h–. Su cabeza estaba a unos 25 cm por encima del agua. La cabeza era, sin duda, la de una serpiente, de hocico corto (...). Lo observamos durante unos tres minutos, ya que a Ogie no pareció gustarle la barca que se le acercaba, y con mucha gracia redujo las cinco jorobas, que eran claramente visibles, hundió la cabeza y se sumergió gradualmente. En ningún momento le vimos la cola. Nos pareció que su color era verdoso y oscuro (...). Esta serpiente de mar se desliza ágilmente con movimientos suaves (sin las ondulaciones que hacen las serpientes hacia los lados). Esto nos llevaría a creer que entre las jorobas tiene, posiblemente, algún tipo de aletas que trabajan, juntas o individualmente, para controlar su dirección.». Y los testimonios de la existencia de Ogie van más allá de lo escrito. En 1968, un hombre llamado Art Folden había ido a pasar el día con su familia a los alrededores del lago, y grabó el alegre picnic con su cámara de 8 mm. Gracias a la providencia, le sobraron unos metros de película una vez terminada la excursión, así que consiguió hacer una filmación en varias tomas, en color y con un teleobjetivo de largo alcance, de una emersión del monstruo en el lago. Art no quería publicidad, así que no fue hasta dos años después cuando sus amigos y familiares le convencieron para que hiciera públicas sus imágenes. Numerosos expertos locales afirman que la filmación es real, y que muestra claramente a un animal de 18 metros de largo y uno de ancho, que se desplaza a gran velocidad. Y cada año aparecían nuevos testimonios gráficos del bicho, si bien la calidad de las imágenes tomadas en los años 70 dejaban albergar dudas acerca de si lo que se ve sobre el lago es un ser vivo, o el efecto de la ondulación del agua provocada por alguna ráfaga de viento. Pero numerosos testigos no tienen ningua duda: Ogopogo es un lagarto sin apéndices, verde oscuro, escamoso y con «dos cosas que se levantan en su cabeza, similares a las orejas de un dobermann».

Dinoexploitation acuáticaOtros monstruos norteamericanos de renombre son los canadienses Ponik, Champ, Memphire o Cressi; el pez-gato gigante que se ha visto en el lago Norman (Carolina del Norte); y un buen puñado más.

Otro lugar del planeta donde habitan monstruos lacustres, donde se dan las supuestas condiciones que hacen posible su existencia y reproducción, son las islas británicas. Como esto ya se está haciendo pesado, nos quedaremos unicamente con el simpático monstruo del Lago Ness, no sin antes citar a otros presumibles bichos, que también merecen nuestros respetos. Como todo el mundo sabe, el folklore escocés e irlandés, por influencia de celtas y sus vecino vikingos del norte, está plagado de referencias, cuentos y testimonios acerca de animales mitológicos, hombres pequeñitos del bosque y resquicios prehistóricos que habitan en los numerosos lagos. El famoso poeta William Bulter Yeats escribió: «There are marten cats and badgers and foxes in the enchanted woods but there are of a certainty, mightier creatures, and the lake hides what neither line nor net can take.» («Hay martas y tejones y zorros en los bosques encantados, pero aún hay criaturas ciertamente más increíbles, y los lagos ocultan lo que ni las normas ni las redes pueden atrapar.»). Nadie ha podido demostrar su existencia, pero son miles los británicos que están convencidos de que "haberlos, haylos". La tradición irlandesa concretamente, llama desde tiempo inmemorial a estos seres "caballos-anguila" o "anguilas peludas". Y hay muchas muestras de apologías literarias como la anterior. Citaré unicamente a la Bestia de Lough Fadda, descubierto por Miss Georgina Carberry en 1954 e investigado en los años 60 por el Loch Ness Investigation Bureau (LNIB); el monstruo del lago Ree (de quien en 1960 un eminente Colonel Harry Rice escribió: «Se estaba moviendo... Se sumergió y volvió a emerger ondulando. Tenía un tamaño de 6 metros de la cola a la cabeza (...) Tenía forma de una especie de salmón alargado.»); o el monstruo de Muckross (detectador por un sónar militar hace apenas dos años).

Esto lo mismo puede ser el lomo de un monstruo lacustre, como una tabla flotando o una ola frente a Ízaro

En cuanto a las Highlands escocesas, donde llaman a las bichas del lago kelpies o "caballos de agua", tenemos Nessies de segunda división para dar y tomar, como el monstruo de Arkaig, el de Linnhe, Lizzie la bestia de Spean Bridge, la bicha del lago Awe, del lago Morar, del lago Oich o del Quoich... Con una tradición folklórica tan rica en dragones y sirenas, no es de extrañar que existan tantos avistamientos modernos de este calibre, en tan (relativamente) pequeña región.

Nessie es uno de los más famosos críptidos de todos los tiempos, hasta el punto de que el debate sobre su existencia divide al mundo entero. Su fama alcanza tal punto, que su leyenda proviene del siglo 6º (con la simpática historia de San Columba, que ya conté), le han dedicado varias películas, cómics, decenas de libros y hasta una webcam en directo en internet, para buscarle también las 24 horas sin salir de casa. Existen clubes de fans, innumerables expediciones, pruebas gráficas, sesudos estudios científicos que discuten directamente sobre la especie en la que encajarlo, y el apellido latino que merece, etc., etc. Los más escépticos, en cambio, conocen a la criatura como The fake in the lake, pero no entraremos en opiniones, que este artículo es puro divertimento informativo, y pretende permanecer ajeno a la polémica.
El primer avistamiento catalogado del monstruo del lago Ness, a pesar de la magnitud del fenómeno y de las leyendas que existen a su alrededor (hay quien defiende, incluso, que los dragones que tallaban los vikingos en la proa de sus embarcaciones no eran sino representaciones del propio Nessie), data de 1933. Aquel año se hizo el lago más accesible, se construyó un camino en la ladera norte y se talaron árboles para mejorar el paisaje. El 14 de abril de 1933, el matrimonio Mckay divisó una criatura parecida a una ballena, nadando sobre la superficie durante un minuto entero. El fenómeno se publicó en el Iverness Courier (Iverness es la localidad más cercana al lago), y no tardaron en aparecer nuevos testigos, y acrecentarse la leyenda de que ese lago "no devolvía a los muertos". Al año siguiente, el Dr. Robert Kenneth Wilson tomó una fotografía de la bestia asomando la cabecita para ver las montañas. Con el tiempo, se ha demostrado que aquella imagen, conseguida en colaboración con el cineasta Marmaduke Wetherell, era un montaje. El propio Wilson lo confesó en su lecho de muerte. Pero eso no explica que de los más de 3.000 habistamientos registrados y decenas de fotos (borrosas y granulosas, es cierto), alguna no sea realmente la de esa especie de plesiosaurio, a medio camino entre Dino Picapiedra y Willy la Orca feliz. Científicamente, la Criptozoología no se pone de acuerdo, pero tiende una mano como siempre a la posibilidad de que estemos hablando de una nueva especie que se creía extinta. La investigación está dándole vueltas a si Nessie es un cetáceo (¿podría haber quedado alguna ballena atrapada tierra adentro después de las glaciaciones de hace 10.000 años?) o un reptil. Actualmente no existe "oficialmente" ningún reptil anfibio marino, pero si se ha confirmado la existencia del celacanto (al que cito más adelante), cuando se creía extinto hace millones de años, el plesiosaurio Nessie podría ser un nuevo descubrimiento. Una tercera vía, insistimos, es la que afirma que se trata de un fake, de una broma como la que pergeñaron Wilson y Marmaduke, de un caso más de pareidolia. El prestigioso Museo Smithsonian de Washington dice lo siguiente: «Aunque la mayoría de los científicos cree que la probabilidad de que exista el monstruo es pequeña, mantienen una mente abierta como buenos científicos y aguardan por pruebas concretas en la forma de esqueletos o la captura de la criatura.». Dejemos que el tiempo siga su curso, y ojalá el simpático Nessie no termine decepcionando a miles de niños británicos, que confían en su existencia tanto como en la de Santa Claus y el Hombre del Saco...

Una imagen de un Nessie microcéfalo

Pero sigamos por el viaje geográfico. Como no podía ser de otra manera, después de los Grandes Lagos y las Highlands, encontramos un tercer vergel para el desarrollo de monstruos lacustres y/o sus leyendas en la región de los Fiordos, y por extensión en gran parte de Escandinavia. Buena parte de culpa de esta tradición folklórica la tiene el Dr. Erik Pontoppidian, ya citado, que propagó las creencias en las serpientes marinas y krakens por la zona. En Noruega tenemos a Selma y Mjosa, que toman su nombre respectivamente de los lagos Seljordsvatnet y Mjosa. Poco se sabe de ellos, y ni una sola expedición ha podido aportar pruebas fehacientes, a pesar de que existen testimonios escritos de su presencia desde el siglo XVIII. Evidentemente, los inmensos lagos de esta zona, algunos de los cuales rivalizan en tamaño con los canadienses, tienen su superficie helada, y sólo en muy determinados veranos ha sido posible atisbar algún movimiento bajo las aguas.

En el límite territorial entre Suiza e Italia se encuentra el lago Maggiore, del que existe también una bestia, de cuerpo serpentino y cabeza caballuna, de la que poco se sabe. A fecha de hoy, la probabilidad de tratarse de un caso real frente a la de ser una leyenda es de uno contra un millón. Pero a pesar de ello, hay testimonios como el siguiente, de un vecino de la zona (y habitual participante de un foro italiano de Criptozoología en internet), que por su fácil comprensión y su melodiosa prosa, así como por fidelidad al original, voy a dejar en su propio idioma: «Stavo andando a casa del Kronosaurus, ok? Dovete sapere che lui abita in un posto stupendo, da cui si può vedere una bella fetta del nostro laghetto. Stavo facendo con la macchina l'ultimo tornantino per girare nel suo parcheggio, e come sempre ho buttato un occhio al lago, che dalla cima del tornantino si vede ancora meglio che dalla casa del Kronos. E cosa ho visto nel lago??? Il mostro di Lock Ness. Una scia nell'acqua... anzi, un'onda... Non so, era una cosa enorme e scura che passava sull'acqua, anzi, nell'acqua. Non diversissima dalle foto di Nessie. L'ombra di un onda? Mmmh... non c'era niente a generare l'onda o la scia, ma si sa che i laghi hanno spesso strane correnti, quindi ok, che altro poteva essere?! Era un'onda o una scia. Ma per me è stata l'ENNESIMA riprova che se hai LA MENTE APERTA vedi quello che vuoi... Se sei affascinato dai mostri lacustri... la suggestione prima o poi te ne fa vedere uno.».

El otro gran coloso acuático europeo es el Monstruo del lago Van , también conocido como Vanna o Cannavar. El lago es una inmensa bañera natural situada al este de Turquía, junto al monte Ararat, y su supuesta bestia empezó a hacer competencia a Nessie a finales de 1997, momento en el que la CNN difundió un video de 18 segundos (que se puede ver aquí) grabados por el joven profesor Unal Kozak de lo que parecía una gigantesca cabeza anfibia emergiendo de sus aguas, con un ojo bien visible. Dicho video parece haber convencido a muchos creyentes, que especulaban con la existencia del monstruo desde principios de los años 90.

En África Central tenemos a Nyaminyami, un ente formado por cientos de anguilas, al que los nativos Tonga consideran una deidad del lago Kariba, en Zimbabwe, y al que atribuyen poderes sobrenaturales; en el lago Victoria, entre Uganda, Kenya y Tanzania, se han encontrado restos óseos de una criatura enorme a la que llaman Lukwata, mitad pez y mitad serpiente. Una supuesta bestia que habría acabado con la vida de varios pescadores, que sin embargo algunos aseguran que se trata de una gigantesca pitón común. En cualquier caso, se trataría de una serpiente aún no catalogada, debido a semejante tamaño.

Y de menor repercusión mediática, tenemos similares ejemplos de enormes serpientes lacustres, generalmente representadas con cabeza de caballo, en otras regiones. Tales como Nahuelito en Argentina (magnífico ejemplar de reptil gigante marítimo rodeado de leyendas, del que ya existe suficiente información en castellano), Issie en Japón, la Bestia de Bynoe al norte de Australia, monstruosidades de la antigua Unión Soviética como Koskolteras Rhombopterix, Kokkol, la Bestia de Voronta, Brosnie en el lago Brosno...


La probabilidad de que exista un monstruo alargado, dentado y peludo en el lago del Parque del Retiro de Madrid, como se rumoreaba cuando yo era pequeño, es algo que está prácticamente descartado por la ciencia. Aunque para ello haya habido de volver a vaciar el mismo y sacar de allí todo lo imaginable. Y aunque los peces que allí malviven probablemente sean un extraño cruce entre barbo, paloma y ratón. Pero las serpientes marinas gigantes, bien supervivientes del pasado o bien especies desconocidas, podrían existir en recónditos e inexplorados lagos.
'Monstruos' de 'Otros Mundos'

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