Quiero hacer acuse y recomendar 3 revistas de música guiris relativamente nuevas, a las que me he aficionado en los últimos meses, que me llena de emoción cada vez que sale una nueva, con ese mismo gusanillo en el estómago de cuando uno se acercaba al kiosko, y que me están facilitando acceso a un montón de nuevas bandas y artefactos culturales diversos. La literatura underground sigue viva, en pleno 2016, y la peña se está volviendo al papel, como bien es sabido. Y además de poder conseguirse en papel si uno vive en Nueva York, en Portland o en Australia, respectivamente (bueno, y también en Madrid, que a veces llegan a los bares de Malasaña), las tres tienen su propia casilla en Issuu y las estoy coleccionando con mucho mimo desde hace tiempo.
Bananas Magazine es un precioso panfleto, sucio y purulento, que se puede encontrar gratuitamente en algunos bares de rock y tiendas de discos o de ropa del barrio (Coco Bar, Weirdo, Chopper Monster...) dos veces al año, aunque originalmente se distribuye en Brooklyn. En blanco y negro sobre papel malo, de diseño absolutamente amateur y que apesta a fanzine de los de hace varias décadas (mezcla de ilustraciones con fotos recortadas, dibujos cutres, anuncios de tiendas locales, tipografía pequeñita y apretada imitando la máquina de escribir). De estética y alma punk, se centra en un puñado de entrevistas a bandas de la escena garage-punk contemporánea de todo el mundo, de las que no salen en las revistas grandes ni apenas tienen visitas en su Bandcamp. Casi solo contiene entrevistas a bandas y sellos (también algún artículo puntual sobre una escena concreta) ilustrada a mano (Christopher Lopez-Huici y Brandon Pierce Peck hacen todos los logos, monos y plátanos), y una sección de reseñas de discos, singles y libros al final. Llevan 10 números publicados, y la versión digital está aquí.
Desde Portland, Oregon, con preciosa portada a color y formato tabloide, PORK Magazine está especializado en la escena del weirdo art; es decir, el movimiento artístico y musical inspirado y deudor del comix underground de los 70s, aquellos dibujos churretosos de Robert Crumb, Basil Wolverton, el primer Mad Magazine, Weirdo, Zap! Comix, el arte de Ed Roth y la cultura hot rod, etc. Una subcultura interesantísima, que hoy en día ocupa museos además de fanzines gratuitos para pillar en los conciertos. En mis manos cayeron algunos ejemplares gracias a los responsables del fanzine barcelonés Rattenkönig, y desde entonces lo sigo con pasión. Además de las reseñas y entrevistas a grupos de música, en este caso también contiene secciones ("My Amerika", una columna de mala baba; "Street & sweet", la página del editor, que tanto recuerda al "Planeta enfermo" que salía en El Víbora; "Unbelievale!!!", un hermoso noticiero forteano; el retro-diario cultural "ArchaeoPop"...) cómics, pósters, pin-ups y contenidos relacionados con el wrestling, arte urbano, moda, hamburguesas, chucherías, conspiraciones, tebeos, chorradas, cine, motor, pasatiempos, etc. Debería salir en breve el número 16, y la versión digital está aquí.
Finalmente, hace unos meses descubrí Unvelivably Bad, otra revista de "tendencias" de espíritu fanzinero, retro y punkarra que vive y respira en pleno 2016. En este caso, se hace desde Nueva Gales del Sur, Australia, y que en este caso sí se vende, tiene apoyo digital detrás y yo no la he visto aquí en sus antípodas. Especializada en punk, garage, metal, cine gore y splatter, freaks, cómic chatarra y cultura basura, se caracteriza por sus portadas siempre absolutamente diferentes, su sección dedicada a una entrevista interminable por entregas al legendario Hershell Gordon-Lewis y por ser algo así como el vehículo de expresión actual de la escena garagera aussie y neozelandesa. Hasta ahora han salido 10 números, y la versión digital está aquí.
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