La primera parte de "Apocalypse culture" se publicó en EEUU en 1988, y hubo que esperar hasta 2002 para que la editorial Valdemar, cuál si no, se ocupara de traducirla y ofrecérnosla a sus fans inquietos. En 1995 Parfrey publicó "Cult rapture", recuperando el espíritu de aquella, pero tengo entendido que limitándose a material propio, sin las jugosas aportaciones de yanquis fanáticos, chifladitos o conspiranoicos. Finalmente, en 2000 salió a la venta en Feral House "Apocalypse culture II" (es decir, antes de que Valdemar editara en castellano la primera entrega ), y ha habido que esperar 12 años para tenerla en las manos. "Cult rapture" permanece inédito en nuestro idioma (aunque está bastante barato en Amazon).
Nada más hacerme con el volumen, en cuanto estuvo a la venta, devoré facilmente dos terceras partes de sus casi setecientas páginas, y después lo mantuve en barbecho. Recientemente me fui de viaje unos días, de vacaciones a un lugar recóndito y solitario en séptima línea de playa. Allí leí otras muchas cosas, que supongo que comentaré por aquí, y finalmente retomé la lectura de este "Apocalypse culture II" a la vuelta de vacaciones, durante un largo e incomodísimo viaje en autobús interurbano, de madrugada. Cuando llegué a mi casa, me encontré que, por una negligencia de un par de hijos de la grandísima puta, me habían dado de baja de la compañía eléctrica, y de hecho un inspector de la compañía se había llevado mi contador de la luz, arrancándolo de cuajo. Llevo cinco días sin luz ni calefacción en casa. Con la sensación de estar habitando una celda de castigo. Por un delito que no cometí. Con el consiguiente desembolso en llamadas y llamadas a distintos personajes del cono sur hasta tratar de localizar a la persona responsable de restaurar mi derecho a una vivienda digna, esa persona que se me aparece en sueños a todas horas, que parece ser la única que puede evitar que caiga fulminado por una neumonía en cualquier momento. Todo intento, por supuesto, es inútil. Se derivan las responsabilidades de un sitio a otro, toda indagación es frustrante, y no sé cómo voy a salir de ésta. En algún momento de esta pesadilla, estuve terminando de leer "Nueva cultura del Apocalipsis" atrincherado en mi cama, agazapado dentro del edredón nórdico armado con una linterna de 7 leds comprada en los chinos, en absoluto silencio, escuchando los jadeos de una pareja de vecinos muy agradables que fornicaban al otro lado de la pared, y que a lo mejor fornican todas las noches a esas horas, pero yo o estoy por ahí o tengo la música puesta y nunca les había escuchado. Este surtido de textos curiosos, crispantes, desasosegantes, putrefactos, y las sesiones dantescas durante las que estuve dando buena cuenta de ellos, van a hacer que me cueste olvidar las enseñanzas de "Apocalypse culture II". Un muestrario de atrocidades que aprovecho para recomendar. Y aprovecho también, una vez más, para cagarme en dios, en la virgen, en todos los santos, en el buey y la mula, en el Papa Palpatine XVI, en los cinco Reyes Magos (Melchor, Gaspar, Baltasar, Toro Sentado III y Kylieminogue el aborígen; los de América y Oceanía no salen en la Biblia porque aún no se habían descubierto), en Matusalén, en el Rey de España y Gibraltar, en la Ley, en la puta escoria analfabeta de mi vecina del bajo C que en paz descanse lo antes posible, en Iberdrola, en Endesa, en Electrohidráulicas del Cantábrico S.L., en José María Aznar, en Ana Rosa Quintana, en sus respectivos parientes, en sus hijos, en sus nietos y todo el resto de su estirpe hasta el Fin de los Tiempos, que espero que sea pronto. Y como el día de mañana sea más o menos como el de hoy, y no se solucione pronto este sinvivir, esta cárcel oscura y gélida en que han convertido el hogar que llevo pagando 11 años religiosamente, alguien va a empezar a pagar las consecuencias. Que estoy muy loco.
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