martes, 17 de agosto de 2010

La animación de plastilina española



El post de hoy es una excusa para presentaros algunas de mis películas españolas favoritas de los últimos años. Que siempre nos estamos quejando de que el cine español es una porquería, que todo se construye a partir de una post-adolescente en tetas y un triángulo amoroso, que gritan mucho, que nada es original, que tenemos el cine que nos merecemos... Pues nunca está de más recordar que en nuestra tierra se hacen algunas de las mejores películas y cortometrajes de animación con plastilina (lo que en su país de origen llaman "clay anmiation" o "claymation") del mundo. Y son divertidísimas.

Con la peregrina excusa de alguna referencia a los Simpsons traída de los pelos (pues de esto trata este blog), os voy a recomendar tres peliculitas maravillosas, obra de tres de nuestros orfebres de la stop-motion con muñecajos.



1. "El misterio del pez", de Giovanni Maccelli (2008)

Una historia sencilla y conmovedora, sobre un vejete que todos los días va a pescar para matar el rato (sin ninguna intención de matar peces), pero que nunca pesca nada. Sin embargo, un buen día comienza a pescar de verdad, a atrapar peces. Bueno, en realidad no coge peces, sino pez: siempre es el mismo pez el que se lanza al anzuelo. Todos los días, agarra al mismo pececito moteado.



¿Cuál es el misterio del pez?



No desvelaré yo dicho misterio, puesto que le quitaría toda la gracia. Os recomiendo que os pongáis cómodos y disfrutéis de la obra completa. Sólo dura nueve minutos y medio:



En su búsqueda del misterio el protagonista llega a sumergirse en el río con unas gafas de buceo, tratando de encontrar respuestas. Y lo que encuentra bajo el agua, entre otros pececitos, es a uno muy parecido a Blinky, el pez naranja de tres ojos que habita en el lago adyacente a la Central Nuclear de Springfield.



2. "The werepig", de Sam Ortí/Conflictivos Productions (2008)

"The Werepig" es una pequeña obra maestra de más de quince minutos, fruto de la imaginación de uno de nuestros más grandes cineastas: Samuel (Sam) Ortí Martí. Un geniecillo de la plastilina que nos ha regalado otras obras premiadas como la maravillosa "El ataque de los Kriters asesinos" (2007), "Encarna" (2008) o "El cuñao de Frankestein" (2010).



Una de las cosas que más me gustan de la animación en plastilina, es que la gente que se mete a fabricar piezas con muñequitos suele ser un amante del cine de género. Gente familiarizada con la obra de Ray Harryhausen, Will Vinton, Arthur Rankin y Jules Bass o George Pal sólo puede crear piezas divertidas, chifladas y deliciosamente fantaterroríficas. Aunque el público español prefiera las porquerías de Amenábar o Los Serrano.



Concretamente, "The werepig", como su nombre indica, se centra en la leyenda del misterioso Hombre-Cerdo, el mito universal del yanqui de visita en la España Profunda, que las noches de luna llena se transforma en un simpático cerdito, y es perseguido por los paletos para reducirle jamones y morcillas. No cuento mucho más, porque es mejor que lo veáis con vuestros propios ojos:



Al comienzo de esta fantástica peliculita, vemos cómo la pareja de norteamericanos que acabarán perdidos en algún lugar de la Galiza misteriosa, van en un autobús devorando todo tipo de porquerías, y dejando el suelo guarrísimo.




Y entre la montaña de porquerías chocodeliciosas se pueden ver claramente varias latas vacías de Slurm, el refresco favorito de los chicos de Futurama, excusa perfecta para traer su historia a este blog.



3. "El enigma del Chico Croqueta", de Pablo Llorens/Potens Plastianimation (2004)

Pero si hablamos de claymation española, es imposible no pensar en Pablo Llorens, nuestro figurón internacional en la materia. Coleccionista de Goyas y premios internacionales de animación de todo tipo, sus piezas siempre están repletas también de los elementos que más nos gustan: monstruos, fantasmas, fluídos tóxicos que fabrican mutantes, televisión chirriante y pop, zombies, alienígenas, psicópatas...



Su obra más premiada es "Caracol, col, col" (1995), una mirada a la España Profunda y sus asesinos seriales (y a cuyo protagonista, por cierto, le pone la voz el mismo actor que dobla a Moe, Juan Perucho). "Gastropotens II" (1994) nos muestra hasta qué punto las gominolas pueden ser perjudiciales para la salud. Con "Chokopulpitos. Marketing y cefalópodos" (2008) se adentra en el mundo de la propaganda televisiva para comer el cerebro a los niños. Y "El ultimátum evolutivo" (2009) es un documental de sobremesa producido en Marte sobre las costumbres del terráqueo consumista.



Pero su pieza más completa para mi gusto (y su corto más largo, que sobrepasa la media hora) es "El enigma del Chico Croqueta", un grandioso disparate sobre un ídolo infantil televisivo, mascota de una marca de croquetas, que se ve envuelto en un acontecimiento que traspasa las fronteras de nuestro planeta. Vamos a verlo completo:



Y ahora es cuando toca aclarar la relación de este cortometraje con los Simpsons o Futurama. Y su motivo para incluírlo en este post, y en este blog.



Pero lo cierto es que no he encontrado referencias. Tan solo puedo decir que el argumento me ha recordado bastante a la historia de Mr. Sparkle...

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