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Acabo de llegar a casa, con un hambre espantosa. He mirado en el buzón y me he encontrado con propaganda de una tienda de pizzas y pollo a domicilio que han abierto hace unos meses al lado de mi casa. Total, que me siento al ordenador, y les llamo para que me traigan dos piezas de pollo crujiente y seis piezas de alitas de pollo extrapicante, para acompañar una ensalada bastante sosa que me sobraba de ayer. Y una Heineken de lata. Me moría por unas alitas de pollo picantes. Y unos minutos después, justo cuando llaman a la puerta, leo la tira de Garfield de hoy, que la tengo entre mis feeds. Y me río solo, como un bobo. Y encima, voy y la pongo en el blog. Soy simple. Los frunos somos puro instinto.
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