miércoles, 31 de agosto de 2005

046. Lockjaw the alligator


© Jack Kirby.

Uno de los primeros trabajos de Jack 'King' Kirby, que data de 1946. Se pueden encontrar varias páginas en el Jack Kirby Museum, de reciente apertura.

lunes, 29 de agosto de 2005

043. "Captain America" (1979)



Brian's Drive-in theatre.

042. "Tarzan the fearless" (1933)



Meeker Museum.

041. Clin d'Oeil 1: Akira por Madureira


© Joe Madureira

Ilustraciones insólitas. Autores de cómic japoneses, norteamericanos o europeos, dando su visión de personajes que les son totalmente ajenos.

Clin d'Oeil.

040. Escenas de Katrina (en Flickr)

"Hurricane Katrina outer bands"

© mycomputerman.

"Five flags destruction complete"

© Olaf.

"Waiting for Katrina"

© Newsblogpicture.

"Hammond-Louisiana-Aug-28-05"

© acketon.

Más en HURRICANE CLUSTERS, en Flickr.

039. Leopliz


© Mupshur

Otro sugerente concurso de Photoshop alojado en Worth100: ANIMAL CROSSBREED. Dos animales juntos y revueltos, en una sola bestia fantástica.

038. Father


© 伯虎

Come from the Korean creativity, un set en Flickr de fotografías manipuladas.

viernes, 26 de agosto de 2005

037. Times Square: after


© Meowza

Impresionante. Concurso Photoshop Mass Destruction 5.
WORTH 1000. Probablemente, la mejor página de fotos trucadas amateur. Hay muchísimos concursos y muchísimas imágenes. Me temo que volveré por allí.

036. Damien Hirst

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© elconde

Estatua en la vía pública de Damien Hirst, situada en Lever House, Park Avenue (New York). Esculpida en bronce.

De la serie "Estatuas bizarras del mundo".

035. Le pneu Michelin boit l'obstacle!



History of French Advertisement, en el Flickr de Green Gorilla.

jueves, 25 de agosto de 2005

Que me dicen que por qué

Este blog ha cumplido seis meses de vida. Bueno, los cumplió hace tres meses, pero no he pensado en ello hasta esta semana, y se me antoja que ahora es un momento como cualquier otro para echar la vista atrás, apoyar el mentón sobre el puño sobre el regazo, mirar al infinito y recapitular. A ver si me explico, porque es jueves por la noche y me he bebido cinco patxaranes y un mini de cerveza [nota personal: en el mus I. y yo vs. BxP, nos han ganado, los muy perillanes], y probablemente me arrepienta un montón de este texto, si es que lo vuelvo a leer. La reflexión semestral o periódica es lo que se lleva. Y no voy a ser menos, aprovechando que me apetece, y que rara vez me apetece escribir no premeditamente.

La única conclusión a la que he llegado es a que me mola tener un sitio público en el que escribir. Yo soy de esa clase de personas que en la vida han escrito mucho más de lo que han leído, o de esa clase de listillos, mejor dicho. Cuando atravesaba la crisis de los quince, esos años de perenne trempado, llegué a la formidable conclusión de que mi vida estaba llevando un ritmo frenético, que estaba conociendo a fondo a un buen puñado de chavalas, que yo era carne de bar, que todo me sonreía, que los adultos eran en gran medida unos hijos de puta, que me pasaban cientos de anécdotas todos los días, y que no era concebible que los demás también tuvieran tantos amigos y amigas, tantos planes y se echara tantas risas como yo me echaba entonces. Hoy confirmo que estaba equivocado, sí, que la adolescencia me sentó fatal, y por eso los que tienen ahora la edad que yo tenía entonces me caen bastante mal. Pero entonces decidí escribir un diario en toda regla. No se lo he contado a casi nadie. Así, siempre que tenía tiempo, me sentaba delante del Word como quien se sienta ante el panel de control de una nave espacial, y me contaba a mí mismo en secreto, para la posteridad, lo que había hecho durante la semana, a quién había conocido, en qué sitios me había emborrachado, las cosas que me había comprado, las películas que había visto, o lo que fuera. Amores, problemas, alegrías, anécdotas, viajes, secretos de alcoba. En definitiva, me aficioné a eso de sentarse delante de una hoja en blanco (en este caso, en el ordenador, ya lo he dicho) y dar la bienvenida a ese cosquilleo, ese fulgor, esas ganas de contar cosas como si estuviese escribiendo la biografía de un gran hombre, cuando en realidad lo que hacía era alimentar mi propio ego cuando nadie más me lo hacía. Al mismo tiempo, tenía la costumbre de llevar al día al menos cuatro listas de Excel, con mis canciones, mis películas y mis tebeos, lo que me proporcionó una digitalización estupenda, por encima de la media, que al menos me ha servido al afrontar la "edad adulta".

¿A qué venía todo esto? Creo que lo contaba porque el hecho de estar solo ante el ordenador escribiendo lo primero que te viene a la cabeza es una sensación que me es habitual desde hace unos doce años, así a ojo. Y de repente van e inventan Internet, el Blogger, el Haloscan y esto y lo otro, y a millones de entusiastas es como si nos hubieran inventado los zapatos, que corremos allí y nos hacemos un huequecito, una chabolilla en Internet, fenómeno que ya he dicho que a mí me parece fantástico. Personas ha habido siempre muchísimas en el mundo, ¿que de repente unas cuantas también quieren tener un alma virtual para compartirla con desconocidos, en Internet? Pues de puta madre, ¿no?

Pero a ver, aterrizando. Que yo empecé esto con un entusiasmo tremendo. Que pensaba yo que con la cantidad de referencias culturales que conocía y la de películas, discos y todo eso que tenía en comparación con el resto de mis amigos, iba a hacer algo interesante, que mi bitácora iba a despuntar como una bitácora fluorescente entre un aluvión de bitácoras monocromas. Pero cuanto uno más lee blogs, más se da cuenta de que es una puta lagrimita en un océano. Así que he pasado por varias etapas: euforia, orgullo, estancamiento, hastío, interacción, sensación de formar parte de algo, sensación de estar haciendo el mayor de los ridículos... Y después de 180 posts estoy mejor que al principio: he conocido virtualmente a un puñado de gente interesante, he leído montones de cosas muy buenas aquí y allá, y he contado unas cuantas cosas que quería contar, alguna de las cuales creo que han estado bastante bien. Sigo sin superar el rollo de los comentarios en cada post, que a veces pienso que me he pegado un curro del tipo entusiasta, que he devorado centenares de páginas y de artículos (es un decir) para escribir algo que tuviera fundamento, y aunque las visitas suben, aquí no deja un comentario para constatarlo ni mi prima ésa que tanto me aprecia. Hay algunas semanas que descubro que en cinco o seis sitios se han hecho eco de una bobada (es otro decir) que he escrito en la oficina, y te sientes como si estuvieras en el sitio indicado en el momento indicado y todo eso. Sin embargo se pasan otras rachas en las que piensas, joder, ¿es que nadie ha leído esto tan cachondón que he puesto?, y da un poco de rabia. Es lo que tiene, pros y contras.

Otras veces en las que me da por tomármelo como un cuadernillo en sucio, en el que escribo lo primero que me viene, como en este momento por ejemplo, y todo me parece correcto, todo está bien. Yo tengo mi huequecillo blogosférico, y nada de lo que diga importa, pero sin embargo a mí me satisface y me importa. Escribo mis insensateces o mis sensateces, y punto. Perfecto todo. Desaparece esa intención de resultar interesante. Simplemente es un desahogo, un desquite o un exorcismo (de esto último ha habido muy poco; quizá sólo aquel texto sobre música, Maristas, Perezas y reencuentros de hace unos meses), y me siento muy bien. Porque siempre lo he hecho, pero antes lo hacía para mí, y de repente lo hago para quien quiera leerlo, y hay a quien le da por, además de leerlo, comentarlo, cosa que se agradece y sienta bastante bien. Así a vuelapluma, me atrevo a afirmar que he escrito 18 post buenos, de un total de 180. Lo que resulta un 10% de posts que pueden gustar. Estoy muy por encima de ese 0% de buenos posts de aquellos que no escriben nada, y con ello me doy con un canto enorme en los dientes. Eso es todo, qué conclusiones más idiotas. Si lo sé no vengo.
Qué mal me sienta la combinación de beber y perder al mus

Absolut Art


Me encantan los anuncios de prensa de la marca de vodka Absolut. Son un ejemplo de publicidad de andar por casa, universal, que no sólo se ha convertido en un icono, en un ejemplo de publicidad perfecta (casi cualquier persona del mundo ve una botella redondeada, formada por cualquier objeto, y reconoce la marca; ésta es la base de sus campañas, brutalmente visuales), sino que además particularmente me resulta muy entrañable. Y no porque sea un alcohólico crónico empedernido siempre abrazado al Absolut (soy un alcohólico crónico empedernido siempre abrazado al kalimotxo). Simplemente ejerce un poder de atracción visceral, directo, radical. O algo. La gran mayoría son anuncios fríos, asépticos, robóticos, soviéticos, prácticos. Hay otros bastante gilipollas, sobre todo desde que han sido acogidos por el mundo de Photoshop y de Internet. Pero la mayoría me gustan.


La pregunta es: ¿arte POP, o POPÓ? Juzga tú mismo.

Galerías Absolute Vodka
Oficial: Absolutad.org
Absolutads.com
Absolutad.com
Absolut Art
Absolut Collectors
The lost Absolut ads
AB FAB AB ADS!
Websolut Vodka
Vintage
Posters de Absolut en E-Bay

Montajes:
Concurso Photoshop
Absolute ads we'd like to see
Absolut originals
Absolute Handmade


Curiosidades:
Historia (cachonda traducción automática)
Absolut en el cine
Absolut Denken Über
Absolute bar
Comparativas del producto
Biografía de Adrián Absolut D


Absolut Fruno

034. Absolut Zappa



Enlaces a carteles Absolut en mi blog.

033. The girl who loved the swastika



HANSI
Encontrado en Papel Continuo.

032. Chandra


© Esao Andrews

Impresionante el diseño de su página web. Preciosas y sugerentes sus pinturas.

031. Tara McPherson

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Lonely hearts gang, part 2
Póster QOTSA
Póster Kraftwerk
Póster The Rapture
Póster The Strokes
15 impresionantes portadas de comic

Tara McPherson

030. Michael Michael Motorcycle



Michael Michael Motorcycle
via Menor.

miércoles, 24 de agosto de 2005

029. Downtown traffic

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Un par de taxis en Bongao, Tawi-Tawi (Filipinas).

Colgada por Farl en aPeeling Paint.

Cromos

FRUNOFLICKR!
FRUNOFLICKR

Llevo bastante tiempo fascinado por FLICKR, su versatilidad, sus enormes posibilidades y sobre todo por la variedad, debido a los cientos de miles de usuarios que lo utilizan cada día. Estoy suscrito a varios "pools" y grupos de fotografías, y me paso las horas muertas viendo imágenes. Cada una de ellas, cuando menos, vale más que mil palabras.

Aturdido por la inmensa cantidad de imágenes públicas que veía, no se me ocurrió otra cosa que empezar a coleccionarlas en un nuevo blog, como si fuesen cromos que pegaba en un álbum. Esa era la idea inicial, ir colgando las fotos que veía en Flickr que me gustaban. Pero la idea se fue transformando, y ha acabado siendo algo así como un blog de fotos, pero también de enlaces a sitios que voy visitando. A menudo lo "interesante" del post es el enlace, no la imagen, aunque el nexo de todos los posts sea una imagen que me gusta, y el texto es lo más limitado posible. Sólo lo actualizo los días que no tengo nada que hacer pero me veo relegado al puesto de trabajo. No sé cuánto durará la cosa, pero llevo con ello casi todo el mes de agosto. Pensaba que fuese una cosa personal, sin más, para ir a verlo de vez en cuando y para aglutinar favoritos, pero por si alguien tiene curiosidad y quiere pasarse por allí, queda avisado.

FRUNOFLICKR

Sile, nole

028. Estudio

027. Multi colored bikini

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Jordan Rollins, 18 años, Anniston (Alabama). Una nueva musa, que se adora y se multiplica por el ciberespacio. Y que dure.

Sophisticated brunette en Flickr.
Do You Ever Wish You Could Go Back In Time?, en Blogger.
I Know I'm Close To Home, en Livejournal.
Sophisticated brunette, en MSN Myspaces.
Jordan gets personal, su website.

¿Alguien da más?

026. Bricks



"A gentle curve in an old brick tunnel."

THE CITY BENEATH, set en Flickr creado por autowitch

025. Jesus of the People


© Janet McKenzie

Janet McKenzie
Christ Portrayed blog

martes, 23 de agosto de 2005

024. The DaVinci Corpse



Eddie Allen

023. Pilzbarth 10


© 2003 - Suzanne Gerber / Wurzeltod

Imagen tomada en el Musée Bizarre de Baden, Suiza (web)

Wurzeltod
Suzanne Gerber en Flickr

022. Sharing a light


© 2005 Madame Talbot

Madame Talbot's Victorian Lowbrow
Madame Talbot en Flickr

021. Flash Gordon conquers the universe (1940 - 1941)



Serial de Flash Gordon, dirigido por Ford Beebe y Ray Taylor, y emitido entre 1940 y 1941. Larry Buster Crabbe encarna a Flash; Carol Hughes a Dale Arden.

Internet Archive downloads:

01: 'The purple death'
02: 'Freezing torture'
03: 'Walking bombs'
04: 'The destroying ray'
05: 'The palace of horror'
06: 'Flaming death'
07: 'The land of the dead'
08: 'The fiery abyss'
09: 'The pool of peril'
10: 'The death mist'
11: 'Stark treachery'
12: 'Doom of the dictator'

020. Gojira!



De la serie "Estatuas del mundo"

Estatua de Godzilla en el distrito Ginza de Tokyo.

019. Un chien andalou (1929)

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Internet Archive Download

018. The vampire bat (1933)

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Internet Archive Download

017. The final blow

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© Eric Joyner

Eric Joyner

016. 7 faces of Dr. Lao (1964)



Mystery Science Theater 3000

015. Tornado Vs. Mister T


© copyright 2002-2005, The Boy Fitz Hammond

The Boy Fitz Hammond

014. Birthday


© copyright 2001, Brian Despain

IMPHEAD

013. Imparator (STAR WARS türk)



Turk Posters

012. Barbarella (1968)



ThGroh's photos

viernes, 12 de agosto de 2005

CAPITULO 6

La diablesa de pelo rojo se levantó despacio, muy despacio, abotonándose la camisa, recogiendo la chaqueta Gucci, la falda y los Louis Vuitton de pedrería que había colocado ordenadamente a los pies de un tiesto, sin retirar en ningún momento la mirada de Martin. Paseó dos dedos por los labios mientras aferraba la ropa en el regazo del brazo izquierdo, y con un movimiento de cejas y esa misma sonrisa de zorra, encantadora pero carente de inocencia alguna, se excusó para atender al teléfono, no antes de dejarlo sonar hasta 8 veces.

Martin apenas alcanzaba a ver a Leonor, desde donde se encontraba yacente, estirando el cuello. El teléfono estaba en el recibidor contiguo por el que había entrado apenas cinco minutos antes, lo suficientemente lejos para no escuchar ni una sola palabra de la conversación. Estirándose y estirándose para saciar su curiosidad, se topó con su propia imagen reflejada en el acristalado de Bohemia de una recia puerta: tumbado con los pantalones en las rodillas, encorvado hasta casi hacer el pino-puente sobre el diván, con aspecto de haber pasado seis semanas en un lodazal y con una ridícula erección que pareciera la brizna de una txapela. Espantado de su propio aspecto, se incorporó de un salto sobre el diván, y se entretuvo canturreando y echando un vistazo a la estancia mientras se magreaba con estilo para que la fiesta no decayera.

Por su mente desfilaban las molestas y recurrentes escenas de sus pesadillas recientes. Mucha sangre, gritos y esas cosas. El techo de la sala parecía haberlo pintado un crío con un Tipp-Ex, y sin embargo estaba adornado con la lámpara de araña más grande que hubiera visto en su vida. Tal como le dijeron, esta mujer a la que se estaba follando se supone que le iba a proporcionar una maletín repleto de billetes, una Beretta Neos y probablemente una fructífera relación laboral. La cosa no podía ir mejor. Quizá estaba tentando demasiado la suerte dejándose llevar por sus instintos sin haber llegado a ningún acuerdo con ella... Creo que estoy dispuesto a correr ese riesgo, pensó notando de nuevo el cosquilleo del miembro entre sus dedos, que ya era otra vez blando y escuchimizado, y es que Leonor hacía ya por lo menos quince minutos que había dejado de acariciárselo con la epiglotis. En una mesita de ébano junto al diván había un cenicero de mármol, un pequeño poto en un tiesto de plástico y un periódico. Era del día. «El misterio rodea a la figura del Caníbal Nocturno». El titular de portada se refería a ese chiflado que la noche anterior mató y destripó a su tercera víctima en dos semanas. Al parecer, el muy degenerado se comía partes del cuerpo de sus víctimas, todas chicas con dinero y familiares de gente importante de la ciudad. Fue directo a las páginas finales, y ojeó un poco la programación, el horóscopo y el chiste de Garfield (Odie babea y Garfield se congratula de no ser un perro sin seso) antes de volver a dejar el periódico más o menos en la misma posición que estaba.

En esa sala, a su izquierda, había una pared de cristal repleta de peces de colores. Una pecera que llegaba hasta el techo, y que separaba el espacio que ocupaba el juego de sillones de otra pequeña estancia, una especie de quirófano con una camilla, utensilios médicos, y una papelera que parecía salpicada abundantemente de sangre. Martin se revolvió un poco en el asiento con el rostro compungido, en parte por esa desasosegante visión, en parte por el café con regusto a tallarines y en parte porque la zorra pelirroja no daba señales de vida. Instintivamente, Martin empezó a colocarse los gayumbos y a subirse los pantalones, y de un saltito comenzó a dar vueltas por la sala, por fin tan nervioso como la situación requería. En una esquina había un ordenador, y una puerta cerrada daba paso al resto del apartamento. Las persianas de las enormes ventanas estaban bajadas del todo.

- ¿Leo? ¿Leonor? ¿Dónde te has metido, leona mía? ¡Ven y dame caza...!

Martin se rió en voz alta, preguntándose por qué nadie estaba delante cuando se le ocurrían esos juegos de palabras tan chisposos. Se acercó al recibidor, pensando en cómo debería agarrar a la nueva mujer de sus sueños y empujarla otra vez a su lecho de amor: si aferrándola cariñosamente por la cintura o dándola un sustito apretando sus hombros con delicadeza antes de arrastrarla de nuevo a la faena... Pero al llegar al hall, no había ni rastro de la despampanante mujer. El teléfono estaba descolgado, y nadie respondía al otro lado del hilo. La puerta de salida estaba cerrada por dentro. Demasiado misterioso para un jueves después de comer. Son casi las seis y he quedado, yo me largo de aquí pero ya..., pensó en voz alta, corriendo de nuevo hacia el diván para recoger el resto de sus cosas y salir por piernas. Le dio tiempo a dar tres zancadas; súbitamente sintió un movimiento a su espalda. Un golpe seco, un dolor intenso y cegador, una sensación de frío en la punta de la coronilla, miles de miodesopsias flotando como locas ante sus ojos, y a continuación la nada brillante, antes de caer desplomado al suelo.


Cuando era pequeñito mi papi me llevaba a la feria casi todas las semanas. Lejos del pueblo, en la montaña. Yo sabía que papá quería ir allí porque tenía un lío con una contorsionista muy joven, pero a mí me daba lo mismo, porque volvía a casa con bolsas enormes de piruletas y chufas. Papá nunca me dejaba montar en la montaña rusa, pero una tarde me colé, haciendo bulto entre un grupo de chinos muy bajitos. Al principio es muy lento, como un desfile de carrozas, una larga recta y luego una cuesta arriba aburridísimas. Pero la cosa de repente se aceleró, y no he pasado tanto miedo en mi vida. En cuanto el trenecito hubo dado el primer aspaviento en una curva cerrada, el estómago se hizo un nudo marinero y me vino toda la merienda a la punta de la lengua, y empecé a vomitar a los que tenía delante, a todas las filas que tenía delante, una catarata de pota verde, azul y rosa. Sentí tanto miedo, que me hice caca encima, papá. Eso nunca te lo conté, no quise estropearte tu cita con esa contorsionista puta...

Cuando Martin despierta tiene la pechera desnuda cubierta de vómito, y emana un olor que indica que el esfínter se ha aflojado sin su permiso. Cuando lleva dos minutos con los ojos abiertos empieza a reconocer formas del mundo real. A su derecha hay una pecera gigantesca, del suelo al techo, con extraños y enormes peces de color naranja fluorescente, con la cabeza enorme y ojos rojos, que nadan a una velocidad fuera de lo normal, como locos, histéricos, arremetiendo contra todo lo que se encuentran. El fondo de la pecera es rojizo. Hay restos de sangre y de tejidos, y un trozo de oreja flota a media altura. A su izquierda hay un tipo con una bata blanca que aparenta unos doscientos años. Encorvado y arrugado como si estuviese hecho de cera derretida. Tiene en la mano una jeringuilla de dos palmos llena de un líquido naranja fluorescente. La pelirroja con tetas como zepelines que le abraza por la cintura, y cuya cara le es ligeramente familiar, sonríe con suficiencia y mala leche, como si acabara de conquistar un país. Una erección instantánea florece. Parece que el miembro de Martin piensa por sí mismo, o quizá es que no ha visto a los dos simiescos cachalotes con forma humana que flanquean a la extraña pareja: dos tipos rubios idénticos con el pelo cortado a cepillo, con gafas de sol cuadradas y la misma bata blanca, y que a juzgar por su aspecto no hacen otra cosa en la vida más que flexiones, o quizá reducir a polvitos de talco los cráneos ajenos.

El resto de la sala es blanco impoluto, a excepción de una papelera negra en una esquina repleta de órganos humanos, y un logotipo en un lado de la pared, un símbolo que recientemente ha visto en algún sitio, aunque no consigue recordar dónde... No consigue recordar nada con exactitud, realmente. En un primer vistazo para Martin no hay nada más. Pero poco a poco empieza a tomar conciencia de sí mismo, a darse cuenta de que también está en la sala...

–Disssgulpen... he guedado gon una chiga. A lasss ss sss sseis. Si no lesss imborta... me sueltenn nn...–. Acierta a balbucear, con una tonta sonrisa, haciendo esfuerzos en vano para que la habitación deje de dar vueltas. Está confuso, la boca pastosa, lento de reflejos. Le han drogado, sin duda. Se pregunta en un momento de lucidez cuánto tiempo llevará allí. Esto no es lo que le habían prometido. –¿Qué bassa con el dd dinero? ¿Nuestrosss ss negocioss? ¿Eeeiih?

–Cállate, Martin, tú tienes otra cita esta noche. Ya recurriremos a Sara cuando le llegue el momento Y este es el “negocio” para el que te hemos vuelto a reclamar, ¿qué esperabas?–, contesta el viejo, con una voz que parece la de un ratón herido sonando a través de una tubería oxidada en mitad de un descampado a las afueras de un barrio pobre. Sus tres acompañantes le corean con risas. Martin se encuentra atado de pies y manos a una camilla, con un profundo dolor de cabeza, y terribles punzadas a un costado de la cara. El dolor no dura mucho. El cara de pasa se acerca muy despacio, a cámara lenta, y sin dejar de moverse acorde con el resto de la sala y del mundo, le introduce la punta de la jeringuilla en el brazo derecho y aprieta el émbolo. Martin contempla horrorizado cómo el líquido brilla dentro de su piel durante un instante, recorriendo y pintando todas sus venas rápidamente, como si fuesen pequeños tubos de neón. Ahora vuelve a tener hambre. Otra vez esa rabia, ese ruido insoportable...

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Notas: Esto ha sido mi aportación a este relato colectivo y cooperativo en cadena.
La siguiente persona (supongo) que continuará el relato es El Fantasma de la Máquina.

La lista de participación no está cerrada, y qué bonito sería si no se cerrara nunca. Podéis participar avisando a El Inadaptado. Toda la información está en su blog, y las reglas concretamente en este post.
The show must go on