Con bastante retraso, hago acuse de ingestión de mis lecturas (o relecturas) de mis vacaciones de verano. Antologías de cuentos breves de algunos de los más grandes escritores norteamericanos (y un divertimento italiano) del siglo XX que han estado ordenados en mi mesita de noche, acompañándome en las últimas horas de cada día y ennobleciendo mi actividad onírica. Cualquier pequeña anécdota sucia e irrelevante, contada por Raymond Carver con su característica prosa cruda y frugal, sienta como un tortazo al doblar la esquina. Ciscándose en el Sueño Americano, los personajes de estas historias son grises borrachos, divorciados, nihilistas y cínicos de clase media enfrentándose a sus demonios y a menudo dejándose llevar definitivamente por ellos. El
"Breviario de idiotas" de Ermanno Cavazzoni es un divertimento hagiográfico surrealista e hilarante sobre lo que vendrían a ser las némesis de los más grandes inventores y genios de nuestra historia, en forma de colección de disparatadas fábulas añejas. Probablamente, Chabon es mi escritor favorito, y este
precioso librito de bolsillo, su
segunda colección de cuentos, se me había resistido hasta ahora. Las obsesiones habituales del autor (la ruptura sentimental, la infancia, la soledad) permanecen intactas, y la aspereza de su lenguaje, deudor de Hammett, Fante, Cheever o el propio Carver contrastan con las desternillantes y coloristas novelas que le he leído (
"Las aventuras de Kavalier y Clay",
"El sindicato de policía yiddish",
"La solución final"), y cada uno de estos cuentos es una joya refulgente y desasosegante. Me dio por releer o catar por primera vez estas colecciones de cuentos hace un par de meses, después de que un amigo, que se iba de vacaciones, viniese a mi casa a por algunos libros para llevarse. Estuvimos casi toda la tarde desordenando estanterías y charlando de literatura americana contemporánea, y me picó el gusanillo. De paso, me recomendó los
"Nueve cuentos" del maestro J.D. Salinger, que no tenía, y casualmente al día siguiente lo encontré entre una pila de cosas en Ábaco. Cáustico, incómodo y sorprendente, algunas de estas historias de Salinger resulta impensable que pudieran haberse publicado en los años 50, y funcionan como un disparo a la misma línea de flotación del sistema capitalista, la brecha entre clases sociales y la hipocresía de los poderosos.
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