No le tengo mucho cariño a Lego, al juguete de Lego (aquí éramos más de Tente), a las piezas, al cuadriculado sistema de ordenamiento universal de la Infancia. No me gustaba jugar al Lego. Pero siempre me obsesionaron las minifigs. Esto que parece una obviedad, a lo mejor no lo es tanto. Las figuritas de Lego han estado desaprovechadas durante décadas, y más aún la posibilidad de darles vida gracias a la stop-motion. Fueron los fans quienes empezaron a rendirles culto, a hacerles películas extrañas, y por fin a juntarse, en la prórroga del s. XX, en lugares como Brickfilms. Aquella página me volvía loco. Me he visto cientos de miles de cortos en stop-motion, que son como sueños húmedos filmados. Pero el emporio oficial no se daba por aludido. No es hasta los últimos tiempos que han empezado a hacer videojuegos y películas protagonizados por los maravillosos mini-seres levemente articulados. Y todo para promocionar las franquicias más poderosas, de superhéroes de Marvel y DC, de Harry Potter, Star Wars o lo que sea. Y finalmente, este año estrenaron el definitivo súper-blockbuster de Lego, protagonizado por sus fichitas y personajitos de plástico. Durante meses mantuve los dedos cruzados, deseando que la peli fuese de stop-motion. Por supuesto que no. Aunque el trabajo de Phil Lord nunca decepciona, y la animación es asombrosa, en todo momento podía imaginarme que manejaba a esos personajitos y ladrillitos con mis manos. Y además, tuvieron el detalle de homenajear a la animación clásica en stop-motion en los increíbles créditos finales, y de darle a la película una dimensión mágica al romper la cuarta pared, con todo el rollo de Will Ferrell y todo eso, que no me esperaba para nada. El guión es soberbio, majísimo, muy disparatado y brillante. La película es pura pornografía juguetística, además de una plataforma para crear (y vender merchandising sobre) nuevos personajes, por primera vez (con la excepción de Clutch Powers) no-anónimos y no-franquiciados. Me sigue costando entender para qué animar una película en la que los personajes parecen muñecos semi-rígidos y que caminan torpemente sobre lo que parecen pezones de plástico corporativo de Lego; que se mueven como muñecos de Lego y cuyas expresiones son tan escasas como los muñecos de Lego. Para eso, que rueden stop-motion con muñecos de Lego. Supongo que debe ser más trabajoso y más caro, y menos atractivo para los niños (algo tiene la stop-motion que extraña a los niños). Pero yo quisiera ver una gran superproducción utilizando exclusivamente muñequitos. Mientras tanto, esta definitiva película (y el episodio "Brick like me" de los Simpsons) dignifica y pone sobre el mapa, por fin, los Lego Films (porque las tropecientas pelis de Batman y Star Wars de Lego, los videojuegos, etc., no me interesan mucho), abriendo un melón interesante y bastante dulce. Vi esto en el cine hace ya algunos meses, y la disfruté muchísimo.
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