Esta semana, Reunión de Majorettes se centra, una vez más, en un único fenómeno musical, muy concreto en el tiempo y el espacio: THE GONG SHOW. Un estúpido programa de talentos norteamericano, que se emitió en Estados Unidos entre 1976 y 1980. Sí, un pequeño programa cutre, bizarro y que consistía en un continuo desfile de freaks, enanos, paletos, tragasables y majorettes de todo pelaje, que se exponían al escarnio del jurado y de toda la sociedad. ¿Y por qué he decidido centrar mi objetivo musical de esta semana es aquel programa basura? ¿Acaso hubo algo allí que mereció la pena musicalmente? ¿¡¡Qué demonios está pasando aquí!!?
A priori, The Gong Show solo fue una manera televisada y hortera de "reírse del tonto del pueblo". La crítica de la época llegó a considerar a TGS "el principio del fin de la civilización", y a acusar a su máximo responsable, Chuck Barris, de poco menos que ser el creador de la telebasura. Sin embargo, en estos tiempos en los que la Cultura en los grandes medios de comunicación ha sido cruelmente exterminada, el paso del tiempo ha colocado a TGS en un lugar de honor en el Olimpo de los programas de variedades; y además, todo el medio televisivo se ha transformado en sí mismo en una gigantesca, purulenta y abominable pelota de mierda y esparcimiento de las miserias humanas. Y a lo largo de los más de 500 episodios del programa desfilaron algunos artistas que sí merecen ser recordados.
Pero, por encima de todo, TGS, casi desde su nacimiento, tuvo una intención rebelde, y una obsesión por incordiar, por mantenerse políticamente incorrecto y enfrentarse a la sociedad bienpensante. TGS fue al medio televisivo lo que National Lampoon o Mad Magazine a la prensa escrita. Lo que en un principio era un entretenimiento liviano, se fue transformando poco a poco en una batalla entre Chuck Barris y nada menos que dos emporios como la ABC o la NBC, y progresivamente las actuaciones, los colaboradores y los contenidos se fueron haciendo más oscuros e incorrectos, con continuas intervenciones de freaks orgullosos, amigables actrices porno, valientes artistas discapacitados, tramoyistas feos y obesos convertidos en estrellas del espectáculo... y hasta felaciones simuladas por parte de un par de niñas en horario familiar.
Detrás de todo ello había un mecanismo contracultural, que escupía directamente a la cara de la Industria Musical, con toda la intención. TGS puede que tuviese un poco de culpa en la transformación de la amable y aséptica televisión de los sesenta en la sintomática exposición de la sociedad enferma que tenemos ahora, pero ante todo fue un digno anti-programa de variedades, y visto todo lo que ha venido después, un maravilloso anti-talent show que se ciscaba absolutamente en todo lo establecido. En Reunión de Majorettes despreciamos a los malvados tiburones corporativos de la Industria Musical que intentan diariamente destruir el arte genuino, a los programas de karaoke protagonizados por guapitos clónicos sin talento, y a todo lo que huela a rancio. Por eso, reivindicamos The Gong Show y todo lo que trajo consigo.
En el programa escucharemos una pequeña selección de algunos de los momentos y artistas más interesantes de esos más de 500 programas (algunos de los cuales tuvieron una dignísima carrera posterior). Pero también nos centraremos en otros "daños colaterales", como los responsables musicales del programa y, sobre todo, la propia carrera de Chuck Barris, el creador y presentador de TGS. Porque el canijo, irritante y conservador Barris tuvo algo que ver con algunas canciones fantásticas, pero, sobre todo, porque Barris tenía una doble vida, increíble y fascinante, al margen de su papel en la televisión. Y si no sabéis de qué estoy hablando, lo mejor es que os dejéis sorprender por esta historia, que creo que merece la pena ser recordada.
Este sábado a mediodía, en directo en RadioELA; y poco después, el podcast.
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