En mitad de esta encarnizada, violenta, vergonzosa merienda de negros en que se ha convertido la Industria Musical, que Green Day publiquen un álbum grabado en directo en 1992 en la WFMU (la emisora independiente sindicada más importante y valiente del mundo), no sé si les honra o les hace motivo de desprecio. En realidad, parece que lo publicó algo llamado Smokin' Records, y aunque se reconoce como disco oficial, no tiene pinta de que haya sido un movimiento lucrativo, al estilo de los otros doscientos cincuenta mil discos en directo que llevan publicados desde que son más famosos que Jesucristo. En cualquier caso, este disco recoge material de sus primeros años, hasta
"Kerplunk" (del que se cumplen 20 años), y yo recurro cada dos por tres a ese repertorio, sobre todo al que compone
"1039/Smoothed out slappy hours", uno de mis discos de adolescencia. Qué tiempos aquellos, cuando escuché por primera vez a GD en Radio 3 desde una casa okupa barcelonesa, cuando vomitaban sobre el público y animaban a la rebelión a través de la mierda y la maría. Que no renuncien a su pasado, en estos tiempos que traspasan, de vivir entre la basura a vender (merecidamente) millones, grabar discos conceptuales y protagonizar musicales en Broadway, creo que sí les honra, aunque sea un poco. Sigue siendo la suya una trayectoria coherente y bien aprovechada, pese a todo el daño que, en mi opinión, hizo
Wake me up when september ends y la consiguiente avalancha de baladas heavies para fans de Hannah Montana. Y que animen a sus millones de nuevos seguidores a echar un vistazo a sus raíces desde el iPod, me parece algo bonito. Espero con ganas su inminente nuevo disco, a ver si salen de esa espiral de oropel o se convierten definitivamente en los Scorpions de la década.
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