Con esta portada absolutamente maravillosa de Jeff Scott Campbell (que cuelga en un rincón de mi cuarto), se inicia una nueva era para Spider-Man. Un nuevo capítulo en su dilatada historia... que como todos sabemos, no hace sino volver a sus comienzos y quedar tal y como estaba en sus primeros 10 números de historia, otra vez, cada dos por tres. Los manidos sucesos de Civil War y el posterior trato con Mephisto, devolvieron a Peter Parker al anonimato, y a un nuevo estatus como superhéroe "no fichado", y por lo tanto perseguido por la ley. Con más motivo, puesto que ahora JJJ, odiador del Trepamuros por antonomasia, es nada menos que el alcalde de Nueva York, y está llevando su cruzada tan lejos como le dejan sus allegados (Glory Grant incluída, que ahora trabajaja en el Ayuntamiento, igual que el propio Parker).
Me he merendado en (demasiado) pocas horas del tirón estos 37 números del Spidey de hoy día, y me he propuesto llegar hasta el 680 que se publica en unos días en USA. En realidad ya había leído buena parte de ellos, pero tenía algo olvidados los sucesos. Y con el toblerone nuevo es un placer la lectura en mis días de asueto; me acuesto con el ojo derecho lloroso e irritado, y me duele la cabeza aún más de lo habitual, pero estos maratones de .cbr son un placer.
Vamos por partes, porque han pasado muchas cosas en los últimos números de Amazing Spider-Man (y al mismo tiempo, nada ha pasado, porque todo vuelve a estar como estaba al final de cada etapa: como debe de ser).
Lo mejor, lo más importante, es que ha vuelto Mary Jane Watson. El pasado de Parker y MJ (Mephisto mediante) ha cambiado, y no se sabe muy bien en qué medida. Se conocen, se echan de menos, se lo montaron en el pasado, pero nunca estuvieron casados, y ahora no hay nada entre ellos. Además, Parker sale ahora con la idiota de Michele Gonzales, su compañera de piso desde que Vin Gonzales está en prisión. MJ ha aparecido de sopetón en la boda de Tía May, que se casó en el nº 600 con el papá de J.J.Jameson (es decir, que JJJ y PP ahora son ¡hermanastros!). Parker se pilla la primera borrachera de su vida, y tontea con MJ. Al día siguiente se citan, y hace lo imposible para no llegar tarde... y resulta que es ella la que no acude a la cita. Poco más sucede en cuanto a MJ en estos treintaytantos números. Sabemos algo de su estancia en L.A., y que ahora es una actriz bastante famosa, que va a participar en un horroroso reality. Pero el contacto con Parker es escaso, la cosa sigue latente, pese a que la poderosa presencia de la ahora "extraña" pelirroja, sobrevuela sus pensamientos.
Con Michele las cosas van mal. Desde el primer momento, debido en parte a ese escarceo y enamoramiento con la tal MJ que ha aparecido (para Michele) de la nada. Las cosas van tan mal, que rompen enseguida, y se llevan, literalmente, a hostias. Después de que Parker esté a punto de irse a vivir debajo de un puente, la Gonzáles accede a que vuelva, pero dividen el piso en dos partes, y le cobra por ducharse o ver la tele por cable. Las cosas se arreglan hacia los últimos números, cuando Parker (ayudado por los poderes arácnidos) le salva la vida en mitad de una batalla contra la mafia Maggia en un edificio abandonado, donde Michele había acudido siguiendo a escondidas a un nuevo noviete, que resultó ser un delincuente habitual.
La vida sentimental de Parker está bastante activa, porque no deja de citarse y de tontear con Carlie Cooper, una agente de policía a la que conoció hace apenas 50 números, al comienzo de Brand New Day (el ciclo inmediatamente posterior a Civil War), aunque lo suyo no va más allá de estar un poco pillados y quedar para cenar de cuando en cuando; con quien sí se lo está montando de nuevo, abiertamente, es con Felicia Hardy, la sempiterna Gata Negra. Aparece cada pocos números, y siempre acaban liándose o en la cama. Digamos que oficialmente, Gata Negra es la "amiga con derecho a roce" de Spider-Man, pero Parker no tiene nada que ver en esto.
Más cosas. Harry Osborn ha sido "desheredado" por el cabronazo de su papá Norman Osborn (el Duende Verde de toda la vida), quien en actual orden de cosas de Marvel es el líder de S.H.I.E.L.D. y de los Thunderbolts, y dirigió de hecho a unos Vengadores Oscuros durante una larga temporada. Harry es un currito, sin un duro en el bolsillo, que regenta un Coffee Bean (el Starbucks del Universo Marvel; curiosamente, un establecimiento que existe, según anuncia el cartel de la fachada, desde 1962, año en que se creó en el mundo real el personaje de Spider-Man. Un guiño curioso). A lo largo de estos números le hemos visto entrar poco en acción, y se ha limitado a vagar por ahí, ocupar la casa de Tía May durante su estancia (en una terrible batalla contra el Rino fue destruída y está siendo reconstruída en este momento), y finalmente comparte piso con Mary Jane Watson, levantando todo tipo de celos y perspicacias en el amigable Parker.
En cuanto a Tía May, se ha tirado treinta números de luna de miel con Jay Jameson (les veíamos en algún simpático interludio), y cuando ha vuelto a Forest Hills está encabronadísima, cabreada por la destrucción de su casa, y extrañamente sometida al influjo de Mr. Negative. Mr. Negative no es otro que Martin Li, el director de F.E.A.S.T. (Food, Emergency Aid, Shelter and Training), un refugio para vagabundos donde May Parker hace voluntariado desde que empezó Brand New Day. Y entre sus poderes, está el sacar lo negativo de los demás. De vez en cuando, a Tía May le salen de la cara esa especie de "burbujas de energía cósmica" a lo Jack Kirby, y se encabrona. Se encabrona y se encabrona. Y la toma con los okupas de su casa (los Reillys y Harry Osborn), o le manda a freír espárragos al propio Parker.
Otro secundario habitual de la serie, Flash Thompson, ha sido visto de nuevo. Ahora es un veterano de guerra sin piernas. Y en una bellísima historieta corta, está a punto de abrazar ciegamente el lado oscuro, cuando le pide a Parker que le ponga en contacto con Spider-Man, para que éste le eche una mano, contactando a los 4-Fantásticos, a Forja, al Lagarto o a quien sea, para que le hagan unas pieras robóticas. Por un momento, todos temimos que se transformara en un nuevo Kurt Connors, pero al final queda claro que Flash es un buenazo, y continuará con su lenta y heroica rehabilitación por la vía ordinaria. Esta historieta es bien bonita. La colección de Amazing se publica ahora semanalmente (de ahí que tenga tantos números acumulados), y además de la historia principal trae de vez en cuando historias más breves y complementos surtidos.
Vayamos a los argumentos. Al margen del regreso de May y MJ, los amoríos de Parker, la evolución de la pléyade de secundarios y el desfacer cotidiano de entuertos, villanos menores (Raptor, Screwball, el Hombre Absorbente, el mercenario bocazas Masacre) y raterillos, en todo este montón de números tienen lugar dos grandes acontecimientos: The Gauntlet y Grim Hunt. La colección a día de hoy está planificada con precisión de relojero, y un nutrido grupo pensante de guionistas (Bob Gale, Joe Kelly, Dan Slott, Fred Van Lente, Mark Waid y Zeb Wells; Marc Guggenheim, por algún motivo, se apeó del carro hacia el nº 600) tiene muy claros los argumentos que se van a desarrollar a varios meses vista, y los va avanzando lentamente. Todo el tiempo hay una sensación de actividad latente, un montón de flecos y de frentes abiertos. En el último número leído culmina, por fin, la Grim Hunt, que no es sino el regreso de la tumba de Kraven el Cazador. Pues durante todas estas docenas de números vamos viendo cómo algún misterioso villano está secuestrando a allegados de Spider-Man; asistiendo a la huída de villanos clásicos de la prisión de la Isla de Ryker; conociendo el pasado de Kraven y de sus familiares... Total, para que todo desemboque al cabo de un porrón de números... de forma un poco decepcionante.
The Gauntlet no es sino un plan maestro que consiste en recuperar a los más viejos y clásicos enemigos de Spider-Man, actualizarles y que se den de tortas con él, para liquidarle. Es decir, lo de siempre. Resulta interesante en cuanto a que es una actualización 2.0 de muchos de estos personajes (básicamente, los Seis Siniestros), que andaban un poco olvidados y sin mucha presencia en el UM. Volvemos a tener noticias, por ejemplo, de El Hombre de Arena, Flint Marko. Este arco es maravilloso (lo comenté en mi blog de tebeos de los Simpson hace mucho; ya digo que gran parte de todo esto lo tenía leído, pero no fresco), y narra cómo Marko está completamente chiflado, ha secuestrado a una niñita llamada Keemia (después de matar a su madre y a los posibles testigos) y la tiene atrapada en una fantasía de arena. Los poderes de Sandman han sido mejorados, y ahora es capaz de fabricar réplicas múltiples de sí mismo en arena (o nieve), que acaban peleándose entre sí. Spider-Man detiene a Marko y le devuelve a la cárcel, pero con ello sólo consigue que la poli entregue a la pobre Keemia en adopción.
Detrás aparece Electro, el Max Dillon de siempre, que también anda desquiciadito y buscando su lugar en el mundo. En su caso, sus poderes han sido potenciados por el Pensador Loco (algo así como el Sr. Lobo de los supervillanos, y puntualmente también de los buenos), y organiza un absoluto caos en la Gran Manzana, poniendo a toda la población en contra de Spider-Man y a su favor, arengando a las masas al más puro estilo 15-M. Al grito de "Power to the people", la gente atiende a sus peticiones de encender o apagar al tiempo todos los electrodomésticos de la ciudad, convencidos de que los ricos y poderosos se aprovechan de nosotros, y hay que darles una lección. Su intención es llegar hasta el despacho de Dexter Bennet, millonetis y actual director del Daily Bugle desde que JJJ está al frente de la alcaldía. Este arco también mola bastante, con el profético devenir de las protestas ciudadanas contra los poderosos, la locura extrema de Dillon, el papel de villano que adquiere el pobre Spidey y la destrucción del edificio del DB, que sin duda traerá cola. Y de paso, sabemos que Electro consigue escapar de la Justicia, está en paradero desconocido y amenaza con volver.
Cabe aclarar aquí que Peter Parker ya no trabaja para el Bugle, sino que se pasó a la competencia directa, el Front Line, diario fundado por el influyente ex-plumilla del DB Ben Urich durante la Civil War. Y como decía, durante el comienzo de toda esta larga etapa Parker también trabaja como fotógrafo personal del gabinete del alcalde J. J. Jameson. Aunque esto no durá demasiado, como veremos pronto.
En el nº 617 hace su entrada el Rino. Nos cuentan que Aleksei Sytsevich cumplió obedientemente su última condena en Ryker, y al cabo de unos años salió en libertad. Y se enamoró de una tal Oksana, una hermosa camarera también de origen soviético. El Rino está apartado de la actividad superhevillanesca y delictiva, pero de sopetón se va a tener que ver inmerso de nuevo en la acción, porque hete aquí que hay un nuevo Rino, un misterioso personaje cibernético (un Rino acorazado) creado por las mismas manos misteriosas que están detrás de todo el Gauntlet. Durante este arco se cruza la historia de la vuelta forzosa al supervillaneo de Rino con la reaparición en escena, también, de Mysterio, Cabeza de Martillo, Silvermane, Mr. Negative (otra vez) y el Camaleón (venga aluvión de clásicos), todos ellos mejorados y actualizados. Mysterio lidera Maggia desde la sombra (Kingpin parece desaparecido, y hasta el momento no ha vuelto a aparecer en la colección, cosa rara), y andan traficando, asesinando y malmetiendo, para satisfacer los mismos planes de esa misteriosa mano tras el Gauntlet. El Rino se niega a reincidir y hacer el mal, pero no le quedará más remedio que recuperar su imponente traje y liarse a hostias cósmicas, cuando el nuevo Ciber-Rino va y se carga a la pobre Oksana. El Rino desaparece, culpando a Spider-Man de la muerte de su amada, la persona que le había devuelto la esperanza en la raza humana. A Mysterio y Cabeza de Martillo sí que les pone Spidey a disposición judicial. Silvermane (que es en realidad el hijo del Manfredi original, enfundado en la repugnante armadura de siempre), si no recuerdo mal, palma.
En el número 622 entra en escena otro viejo olvidado, Morbius, un personaje que me mola del UM porque, en plena campaña censora del Comics Code, tuvieron que sacárselo de la manga. El Tribunal Supremo norteamericano (o quien fuera) había prohibido el uso de personajes sobrenaturales en los tebeos para todos los públicos, en un momento en el que Drácula, Frankenstein, El Hombre Lobo, la Momia y compañía estaban más de moda y eran más pop que nunca. Así que en 1971 Roy Thomas y Gil Kane se inventaron a este vampiro en toda regla, bajo la excusa de que había adquirido sus poderes gracias a la ciencia, siendo un mad doctor no censurable y no fruto de la mano de Satán. La aparición de Morbius es fugaz y meramente testimonial. Resulta que el plan de Mysterio y Mr. Negativo para eliminar (sin éxito) a Spidey fue tomar una muestra de su sangre, y mezclarla con un gas tóxico que sólo actúa al ser combinado con su ADN. Obviamente, el gas no mató a Spidey, pero su nueva compañera de aventuras/amante Felicia Hardy, como es una ladrona compulsiva, no pudo evitar mangar la muestra y venderla por eBay. El comprador no fue otro que Morbius. Así que Parker se disfraza de gótico (muy simpática esta escena en la discoteca de góticos, donde aparecen también los protagonistas de la saga "Crepúsculo" haciendo el moñas) y tiene que llegar a un acuerdo con el no-muerto para recuperarla.
El siguiente villanoclásico en desfilar es el Buitre. Pero esta vez, su versión "siglo XXI" no es el Buitre de siempre, el calvorota Adrian Toomes que apareció por primera vez en Amazing nº 2 (y que se parece a Larry David, en palabras del propio Parker...), sino un pobre desgraciado llamado Jimmy Natale, con asquerosas alas de verdad que crecen de su cuerpo y que vomita en lugar de hablar (en serio), que da bastante grima. Este Buitre anda detrás de JJJameson para matarle, porque la Maggia le ha dicho que fue él quien le convirtió en semejante monstruito. Los medios de comunicación se hacen eco de la historia, y asocian al alcalde Jameson con el supervillaneo, y las encuestas caen en picado. Spider-Man le convence de que los malos de verdad han sido la gentuza afín a Maggia, esta vez representados por villanetes como Lápida, el Escorpión o The Hood (ya vemos que por aquí reaparece hasta el apuntador). Y además, Parker salva la imagen de Triple J manipulando una fotografía en la que el Buitre y él aparecen luchando, lo cual demuestra que no son amigos, sino enemigos.
En este momento Jameson sufre un ataque de integridad periodística, y toma una drástica decisión: dar una rueda de prensa en la que comunica al mundo que la foto está trucada, y despedir fulminantemente a Parker, recomendando de paso a todos los medios de comunicación que no le vuelvan a contratar, que es un fullero.
Desde este momento, Peter Parker es oficialmente un peoncito más en la cola del Paro, situación que no es nueva en sus tebeos, ni mucho menos, pero de la que sin embargo se hicieron eco hasta en las noticias de Antena 3, por aquello de que hay que hablar de la Crisis por encima de todo.
El siguiente arquito argumental lo protagoniza otro vejestorio: Cain Marko, el Juggernaut. Este también ha abandonado la delincuencia hace mucho tiempo, y llegó a ser un Hombre-X de derecho, no hace mucho (igual que su hermanastro Magneto, sin ir más lejos). Aparece de la nada, del cielo, y va a estrellarse contra Central Park. Spider-Man pasaba por allí casualmente, y llega antes que la policía o los bomberos, y descubre que ha sido enviado allí, de una hostia cósmica, por un villano llamado Capitán Universo, que a mí me suena sólo como extra de los Micronautas de Michael Golden, nada menos (ya ha llovido). Esta historia es una chorradilla. A Juggernaut se lo lleva el ejército para que no arme jaleo, pero el Capitán Universo está empeñado en destruirle, así que se monta una jarana a tres bandas, que se salda "hablando se entiende la gente", y el alter ego de Capitán Universo publicando un best-seller ("I survived the Juggernaut") cuyas ganancias dona a beneficencia. Una chorrada, ya digo. Pero el dibujo es obra del Maestro Lee Weeks, que casi me jode el tablet de tanto hacerme babear.
Enter the Lizard. La siguiente saguita la protagoniza el Lagarto, el de siempre, el profesor Kurt Connors, amigo de Parker de toda la vida, que lleva casi cincuenta años campando por los tebeos de Marvel luchando contra su condición de hombre-lagartija. En persona es un pobre científico manco, que busca una cura para regenerar miembros amputados, pero cuando le posee su personalidad maligna, es un lagartoide con bata y muy mala leche. Aquí lo que pasa es que su personalidad oscura le domina por completo, y arma un Lagartopalooza de cojones por todo Manhattan durante varios números, y Spider-Man consigue dominar finalmente la mente de la bestia al mostrar a su Connors profundamente soterrado que debido a su transformación salvaje se ha llevado por delante la vida de su propio hijo. Esta historia también me ha parecido flojita. Está dibujada por mi artista de Marvel favorito, el gran Chris Bachalo, pero la mitad de las páginas son incomprensibles y tenebrosas splash-pages llenas de lagartos y girones de ropa rojiazul. La trama es floja, pero al tiempo avanzan todas las subtramas comentadas al principio, las relaciones Parker-Felicia, Parker-Carlie, Parker-May, Parker-MJ, etc.
Y por fin, se desata la Grim Hunt. Esa "mano negra" que trama todo el asunto de la resurrección/actualización de siniestros que es el Gauntlet, en realidad no es un secreto, sino que sabemos desde un principio que son la viuda y la hija de Kraven el Cazador (Sasha Kravinoff y Ana Kravinoff). El plan de poner a todos los villanos habidos y por haber en la historia de Spidey en su contra, así como el secuestro o asesinato de algunos personajes de la familia arácnida (pierdo la cuenta ya de las Spider-Woman diversas: Madame Web, Jessica Drew, Julia Carpenter, Mattie Franklin...) sirven para atraer su atención. El plan consiste en extraer la sangre de Parker, y con ella resucitar al mismísimo Kraven (que se suicidó hace la tira ya). Durante todos estos números ha estado sobrevolando la acción también Kaine Parker, el otro clon de Spider-Man creado por el Chacal además de Ben Reilly. Después de una saga interesante y repleta de acción y bellas imágenes (el enfrentamiento Cazadores-Arácnidos provoca una invasión de bestezuelas y arañas por toda Nueva York), todo se resuelve cuando Peter le da el cambiazo del traje a Kaine, quien da su vida por el héroe, resucitando efectivamente a Kraven. Pero resulta que Kraven vuelve al mundo de los vivos con un cabreo monstruoso, y se carga a algunos de sus adláteres (nada menos que sus hijastros Alyosha y Vladimir, quienes también intervienen, más en segundo plano, en todo el asunto), porque ¡no quería vivir! Finalmente, Kraven se destierra a sí mismo, junto a su ex-viuda y su hija, a la Tierra Salvaje, y a partir de ahora, al haber sido resucitado con la sangre de un clon de Peter, sólo podrá ser dado muerte por éste. Así están las cosas, más o menos.
Una de las cosas que más me chiflan y me tienen enganchado a los tebeos de Spider-Man desde hace tantísimos años, es que me transportan mentalmente a Nueva York. A la gente se le llena la boca hablando de "el NY de Woody Allen", pero si hay algún medio que lleva casi 50 años retratando la ciudad de Nueva York con cariño, son los tebeos de Marvel, y especialmente los de Spider-Man. Y este empacho de Amazing es una buena muestra de ello. Un NY de mentira, claro, visto desde arriba tanto como a pie de calle. Con el maníaco de Jameson en la alcaldía, el Bugle y el Front Line en lugar del Times o el Post, Coffee Beans en lugar de Starbucks, Código Azul ayudando en las tareas de rescate, una isla-prisión de máxima seguridad por ahí sobre el Hudson, un Forest Hills ideal, el edificio Baxter y el del Bugle como si estuviesen ahí de verdad, Greenwich Village con todos sus tópicos, Manhattan evolucionando a la par que en el cine, y mil y un referencias al día a día en la ciudad que se hacen en el tebeo, por contemporizar, que te hacen creer que vives en la propia Manhattan. Y por supuesto, docenas de superhéroes y supervillanos paseándose y destrozándolo todo cada dos por tres.
En el aspecto gráfico, lo más bonito de esta larga etapa está en el trabajo de los españoles Javier Pulido (los dos números de El Hombre de Arena y Keemia son suyos) y Marcos Martín (no en vano el propio Stan Lee le ha adoptado para cuando asoma por la colección con alguna historietita nostálgica), el siempre impresionante Chris Bachalo, el regusto oldskool de Lee Weeks (que ya digo que me ha sorprendido, como si hubiese renovado energías, o tal vez sea cosa del entintado), las portadas de Scott Campbell para los primeros números, correctísimos italianos desconocidos aterrizados desde Panini o el argentino Max Fiumara. Qué tiempos tan extraños corren, con tanto español e italiano en Marvel. Y dentro de nada me toca la etapa de Humberto Ramos, qué ganas. Y definitivamente, la idea de reunir a un grupo de guionistas para planificar todo esto al detalle, con tanto mimo y para que te vaya envolviendo lentamente, para que te sumerjas y te anticipes a todo lo que va a ir pasando, es muy positiva.
Hala, ya.