Hola. He venido para hablaros de estos tebeos que he leído. Esta semana ha sido, qué cosas, bastante dura. Mi vida ha dado otro imprevisto giro shyamalaniano, y he tenido que volver a buscar trabajo; de forma puntual, necesitaba ingresos urgentes. Acudí a mi faceta de mercenario, y se me llenó la semana y el puente de minijobs, lo que me ha dado mucha rabia porque no he tenido tiempo de hacer esta semana mi formidable, soberbio programa de radio musical, pero por otro lado he juntado el jodido dinero. Pero ha sido muy cansado. Entré y salí de casa muchas veces cada día durante toda la semana, a menudo regresaba con dolor de pies y de cabeza, arrastrándome como un guiñapo humano. Hoy, por fin, tenía un rato libre, pero me he despertado de un estornudo gigante. Me dejé una ventana abierta en otra habitación, y he cogido frío. No recuerdo haberme despertado antes con mi propio estornudo. Antes de acostarme, me arrodillé junto a la cama y le pedí a Dios Misericordioso que me dejase dormir 8 ó 14 horas seguidas, para un día que por fin no necesitaba despertador. Bajé a las persianas hasta hacer temblar el edificio, apagué todos los artefactos electrónicos, y después de mucho esfuerzo conseguí dormirme a eso de las tres de la mañana. El esturnudo me ha despertado a las 7, y en estas ocasiones ya no puedo volver a conciliar el sueño, es inútil, así que seguí leyendo. Porque en estos días de tanta labor (en honor a la verdad, alguna terraza de bar también he catado), al menos, al llegar a casa, ahí están mis tebeos. Mis colecciones de tebeos, y el tablet. Esta mañana caminaba como un playmóbil, como un compás, debía tener tal pinta de derrotado, de exconvicto recién aterrizado de Gaza, que he ido al bar a tomar un café y me ha cedido el sitio una anciana. Pero decía, en todos los ratos que tenía libre, he leído tebeos y he escuchado música, y eso me vale.
Me he estado poniendo al día con Lobezno, que me tenía un poco confuso en los últimos años. Leo y colecciono material de Lobezno desde pequeñito, desde que se escindió por primera vez, tengo en una billy unos seis palmos de tebeos de grapa de Lobezno. En su colección particular, las alegrías y el disfrute que me dieron en su día Claremont, David, Davis, Hama, Silvestri, Buscema, Byrne, Kubert, Aaron, Garney, Tieri, Romita hijo, Chen, Rucka, Robertson y compañía, es incalculable. Pero me bajé del carro más o menos cuando llegó Mark Millar, ese al que tanto elogian los entendidos, y que yo sigo sin entender a qué tanto entendido lo elogia. Quizá duré un poco más, pero más o menos por ahí fui perdiendo el interés. Pocos volúmenes más se han añadido a mi billy, aunque más o menos he seguido atento a sus evoluciones (
y contándolo aquí) en solitario,
Origins 2 o al frente de la Escuela Xavier en formato digital. Ahora que lo pienso, lo he leído casi todo. Pero el largo tostón de sus estertores, muerte y todo el rollo de los múltiples Lobeznos, que también leí y olvidé puntualmente, me fue incomodando poco a poco. Y la pasión generalizada hacia el
Old Man Logan de Millar me sigue mosqueando, a mí me pareció una historia normalita, insulsa y sobre todo innecesaria. Esa destructiva manía de subirse al carro del elogio por el elogio que practica la gente, para no quedarse fuera y quedar bien...
OML no está ni entre mis 20 historias de Lobezno favoritas. Pero en fin, está claro que vende. En los últimos tiempos han retomado al Viejo Hombre Carcayú y se lo han traído a la continuidad normal, a la Tierra Primordial, para sustituir al difunto de siempre, lo cual me parece fenomenal, no tengo problema con eso. A tope con la ruptura absoluta con lo establecido en Marvel. Seguro que se siguen contando historias estupendas, sigue siendo el mismo Logan, en la Patrulla-X será lo de siempre: es solo que sus historias en solitario me aburren sobremanera. Primero lo rescataron dentro de la simpática distopía multisalas que fue Secret Wars III, llevándose de nuevo a Logan a ese futuro postapocalíptico de vaqueros y dientes, por unos pocos episodios; y ahora continúa en la cabecera principal el Viejales como protagonista de su propio western polvoriento e irrelevante. El western en el cómic dejó de interesarme tras hincharme a las Super Joyas de Bruguera que recreaban historias de Karl May. No sé si será muy original o qué dirán Los Entendidos sobre la obsesión de Bendis, Lemire y Sorrentino por emular a Leone o a Eastwood, pero a mí no me aporta nada de nada. Y Andrea Sorrentino es vistoso, pero me aburre muchísimo, es como mirar un portafolio de radiografías.
Ah, sí: en la edición española de la cabecera regular de
Lobezno, la que fue renombrada a
Lobeznos y ahora reconvertida en
Old Man Logan, intercalaron tres números especiales entre una y otra encarnación, recopilando material inédito de los últimos años del personaje (de hecho, en un artículo de Julián Eme, recopilaba otras historias cortas de complemento que siguen sin ver la luz en España), concretamente de unos
one-shots con ocasión del 40º aniversario del personaje. Conste que me gustaron mucho también estos especiales, historietas cortas (14 en total) basadas en distintas épocas de Lobezno, pequeños bocados "perdidos" recreados por jóvenes artistas y guionistas. Ya fueran aventuritas derivadas del
Arma-X original, carreras por las Adirondacks poco antes de conocer a los Hewlett y unirse a Alpha Flight, la entrañable y emotiva visita anual a la tumba de Mariko que nos cuelan de vez en cuando, una escapada de la mansión Xavier a tomar cervezas y apalear barbudos, una batallita en la II Guerra Mundial... De todo. A destacar, por mi parte, el trabajo artístico de unos tales Stephen Segovia o Joao Lemos, y el maravilloso episodio dibujado por el salvaje Rafa Garrés.
Como digo, no es que eche de menos a Logan. De hecho, aparte de la colección de
OML se han sacado de la manga otra,
All-New Wolverine, que está protagonizado por una Lobezna. Y estoy entusiasmado. Muy a favor. De momento solo he leído el primer tomo (nºs 1-6), y ya he visto que a partir del 7 USA ya no están David López y David Navarrot dibujando, pero seguiré pendiente. El desarrollo del personaje de X-23 me lo he perdido bastante. Pero básicamente es un clon de Logan que surgió en los dibujos animados de
X-Men Evolution, que viene a ser un Lobezno con vulva (que no te engañen), poco más o menos, a priori. Creada en un laboratorio, con un pasado de malos tratos y prostitución forzosa, se le han hinchado los ovarios y se ha calzado un traje homenaje a Herb Trimpe (qepd), y es a partir de ahora cuando tenemos al genuino Lobezno (ya digo que no he seguido mucho las ya dilatadas aventuras de X-23, ni leí NYX,
Lobeznos no recuerdo ni haberla terminado...). Y el guionista Tom Taylor, junto al dibujo de López y Navarrot (que no son exactamente dibujante y guionista, sino un delicioso tándem que se complementa a cuatro manos) nos la enfrenta a sus propios enemigos derivados del laboratorio de clonación (que no es otro que una división genética-nazi de Alchemax, la empresa que en 2099 fabricó al Spiderman Miguel O'Hara y que poco a poco estamos viendo nacer en la Tierra-616 a partir de las cenizas de Horizon Labs/Parker Industries, en un ejercicio de coherencia interna que me gusta mucho), a la vez que nos remite continuamente a la relación de Logan con sus viejos aliados, como Hulk, el Doctor Extraño o La Avispa, pero pasada por el nuevo tamiz. Porque Laura Kinney no es el amoral, insensible, berserker Logan al que tantas veces hemos visto salirse de madre, sino que lucha continuamente por controlar su salvajismo interior e imponer el sentido común. Me encanta este personaje, su lucha psicológica, su papel en el Viejo Universo, la responsabilidad que ha asumido. Me encanta que no sea lo mismo de siempre, pero que huele parecido; como fan de Lobezno de siempre, no solo no me molesta el Nuevo Orden, sino que lo apruebo absolutamente. Me encanta que no la pongan de uñas a las primeras de cambio contra una Dientesa de Sablesa, una Cybera o un Lord Deathstrike, ni que exploten los viejos clichés de Lobezno en ningún momento, al menos hasta ahora. Me encanta el diseño del personaje, del uniforme, de la máscara, de los nuevos personajes. Me encanta que Laura no tenga un cuerpo explosivo intercambiable, una cinturita de avispa y unas tetas monstruosas debajo del pijama, sino el infinito respeto al personaje, las curvas, los movimientos con que la han dibujado los Davides. Me encanta lo que están haciendo. Esta viñeta significa TANTAS cosas: