Esta fue una de las primeras películas, si no la primera, que descargué de internet. En cuantito esto fue posible, hará 7 años. Nunca había sabido de su existencia hasta la llegada de La 2.0, y no me podía creer que existiese una cosa tan hermosa hasta que la vi por primera vez. Ayer estuve grabándole unas cuantas series y películas en stop-motion a Á., y al toparme con ésta me senté a verla otra vez cómodamente en mi Roxy C, ahora que las pelis en mi salón cobran una nueva dimensión.
"Mad monster party?", con todas sus carencias técnicas (han pasado más de cuarenta años desde su estreno), es una virguería, pura magia, con muñequitos en movimiento de Drácula, la Momia, el Hombre Lobo, Jeckyl/Hyde, el Hombre Invisible, la Criatura de la Laguna Negra, King-Kong, etc., que al estilo de
"Un cadáver a los postres" (estrenada en 1967... pero con varios antecedentes:
"La cena de los acusados" de 1934,
"La mansión de los horrores" de 1959 o las clásicas novelas de Doyle o Christie) son reunidos en una mansión por un excéntrico millonario, en este caso el
mad doctor Boris "Flankin" Frankenstein (Boris Karloff, claro). El motivo: avejentado y cansado, ha decidido claudicar y ceder a su sobrino tanto el castillo como sus últimos inventos. El inútil miope del sobrino es ajeno a la conspiración de todos los monstruos clásicos de la Universal en plastilina, que pretenden liquidarle para repartirse las valiosas posesiones del Dr. Frankenstein.
Uno de los primeros largos en stop-motion no exclusivamente para niños, que peca si acaso de un ritmo algo pocho (acostumbrados a la efervescencia de epopeyas televisivas para la generación con déficit de atención como
Celebrity deathmatch,
Robot Chicken o su más directa heredera temática para el siglo XXI,
Mary Shelley's Frankenhole) y de esos escenarios estáticos (aunque esto a mí me gusta mucho: los dioramas dinámicos y en perpetuo movimiento de las obras maestras recientes de Tim Burton, Henry Selick o Aardman me asustan un poco, y hay mucho CGI ahí) e incluso errores de continuidad entre un fotograma y el siguiente (se le perdona todo, que la técnica estaba en pañales), pero que supone un revulsivo tanto para la stop-motion (el
animagic del estudio Rankin/Bass es una de las mayores aportaciones de la Industria a la imaginación del ser humano) como para la consagración del pastiche cinematográfico de monstruos como espectáculo para las masas (con mucha más pasión y acierto que las patochadas de Abbott y Costello en los cuarenta).
Coincide además mi nuevo visionado con la defunción de la quieridísima Phyllis Diller, que aquí hace de la Mujer del Monstruo, a quien se lo dedico (??¿?¿). Entre mis escenas favoritas, me quedo con el apoteósico final, y con la actuación de
Little Tibia & The Fibias.
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