Sorprendentemente esta pequeña película me tuvo expectante y muy concentrado, para acabar y desazonado y con la sensación de haber perdido el tiempo. Cuando estaba en postproducción corrió la voz de que se había rodado una película dentro de Disneylandia, de forma pirata, sin ningún tipo de permiso ni aprobación por parte del gigantesco emporio del entretenimiento. Por supuesto, se rumoreaba que Disney haría todo lo posible por evitar su estreno. Al final la cosa se llevó a cabo, y en algún sitio se habrá estrenado, supongo, antes de llegar al P2P. Mi interés por una película de género rodada de esa manera era enorme, y las expectativas toparon con hueso, porque
"Escape from tomorrow" no hay por dónde cogerla. Tiene toda la pinta de que la elección del blanco y negro se hizo por unificar el guirigai de escenas grabadas con todo tipo de técnicas y cámaras y, aprovechando la coartada artística, para que no se noten los cromas (porque algunas escenas se nota muchísimo que se rodaron en estudio y se montaron sobre imágenes inocuas grabadas en plan turista por el Parque) ni que el cutrerío reina en bastantes, demasiados momentos. Por supuesto, también hay muchas escenas que no se grabaron en Rascapiquilandia; qué decepción. Y también da la sensación de que la única premisa del proyecto consistía en
"¿y si grabamos una peli ilegalmente en Disneylandia sin que se den cuenta?", y cayeron demasiado tarde en la cuenta de que hacía falta un guión o al menos un argumento. Ni escaleta tiene esto, ni nada interesante. La primera mitad de la película nos presenta a un tipo al que han despedido justo la mañana de su último día de vacaciones en Disneyland, con su esposa y sus hijos pequeños. Durante ese día pasea mucho, muchísimo, por todas las atracciones, entre docenas de extras involuntarios e inocentes visitantes. La transgresión del rodaje a traición tiene gracia al principio, pero desespera tras tres cuartos de hora, porque no sucede nada salvo que el protagonista persigue a una pareja de adolescentes francesas que están muy buenas, y tiene un par de alucinaciones. La segunda parte, cuando empiezan a intercalar en la sala de montaje las escenas rodadas en estudio (probablemente, ya después de haber elaborado cierto guión en el que encajasen las horas de rodaje en el Parque), empiezan a contarnos cosas sobre una gripe felina, una loca obsesionada con las princesas Disney y una mafia de prostitución que paga millonadas por montárselo con éstas. También hay un mad doctor, operarios corporativos de la Disney con mala pinta y un tío feo en silla de ruedas. Alguna escena tiene bastante fuerza icónica, como la fantasía de destrucción de la cúpula y el subtexto de cagarse en Siemens y en Disney (y las tetas sin exigencia del guión), pero todo resulta bastante idiota, incongruente y aburrido.