Mi norteamericafiliómetro se ha puesto al rojo vivo otra vez, escuchando sin parar estas semanas lo nuevo de Neil Young con Crazy Horse. Dando de lado a su mitad canadiense y abrazando su herencia navajo, Neil Young [risas] se ha sacado de la manga esta BSO de Amerrika, una revisión personalísima e incorrecta de la música americana más
americana posible. Una deconstrucción deliciosa, calma y grandilocuente de piezas como el
Oh, Susannah (no llores más por mí), (oh, mai darlin)
Clementine,
This land is your land, el
Get a job e incluso... el himno del imperio británico; sí, el
Que Dios afeite a la reina, para terminar de volarnos la cabeza a todos. Complejo, tan sofisticado como salvaje, reivindicativo y a vueltas con el post-11ese, y genial como siempre (aunque DAM lo haya puesto a caer de un burro, a mí me pone).
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