El gran Pepe Colubi, a quien tuve el gusto de estrechar la mano de las pajas hace unos meses, publicó la novelización de su estancia en San José durante un curso preuniversitario. De tanto que insistía en su cuenta de Twitter, me acabó picando el gusanillo y me tiré de cabeza. Lo despaché hace unas cuantas semanas y no hice acuse porque ando liado (mentira), pero lo hago ahora: “Pipi” Colubi asistió en primera persona a todos los clichés del
high school que hemos visto miles de veces en el cine, y no será casual que haya acabado convertido en uno de los periodistas televisivos de referencia, al encontrarse en plena adolescencia ante una tele con docenas de canales (en plena explosión de la MTV) y aficionarse a los seriales y programas que muchos hemos descubierto casi ahora, con la llegada de internet. A golpe de referencias pop, humor fino (cosa inédita en el autor) y anécdotas adecuadamente ornamentadas, el diario del español de intercambio engancha como un demonio y sabe a poco. Me encabritaron un poco las constantes muletillas y frases hechas (de las que además Pepe no suele abusar en sus columnas televisivas), brillantes me parecieron las metáforas musicales y el significado que aportan los temas que “suenan” en cada momento, pero le viaje espacio-temporal al que se asiste con la lectura me tuvo fascinado y tomando nota y me supo a poco. Simple, tierna y entretenida.
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