Mike Judge es un tesoro de la comedia norteamericana. Como manda la leyenda, participó en algún sketch del
SNL antes de dedicarse a la animación, primero en
Liquid Television y luego como creador absoluto de
Beavis & Butthead, un icono de la televisión, del rock y de la juventud de los noventa. Años después trató de repetir la hazaña con la subestimada
King of the hill, una serie recomendadísima que me tragué entera hace años. Un retrato costumbrista de la sociedad media norteamericana, ácido y delicioso.
The Goode family me pareció más floja y estridente, demasiado contemporizadora. Entre medias, ha dirigido tres películas de acción real, de las cuales hasta ahora solo había visto la fundamental
"Idiocracia", una pieza de ciencia-ficción distópica que todo el mundo con dos dedos de frente debería ver, porque al final va a resultar más visionaria que las cositas de Nostradamus.
"Trabajo basura" es una fantástica comedia de situación, que parte de la premisa de un oficinista gris harto de todo, que tras visitar a un hipnotista que le deja a medias, se convierte en un hedonista, alguien que pasa de todo y decide prescindir de todas las obligaciones y estúpidos convencionalismos del embrutecedor trabajo de oficina. Una sátira sobresaliente sobre el absurdo mundo del oficinista, sobre la mediocridad y la estupidez del ciudadano medio, que flojea en sus últimas escenas pero que aún así salpica. Olvidarse de Žižek y estad más pendientes de la obra de Judge, que es el puto amo.
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