La segunda parte de
"Return of the living dead", todavía ochentera, todavía se puede ver. Aunque pierde lustre sin Linnea Quigley, sin los punkies, sin el impresionante y humeante cementerio de corcho, sin desnudos y sin todo lo que sucede en la importantísima e irrepetible primera entrega. Repiten un par de actores (Thom Mathews y James Karen, muy bueno el guiño que le hacen a la primera), pero por lo demás el reparto es nuevo, el director es nuevo, y la historia no se continúa, sino que se narra qué fue del paradero de otra tanda de los barriles del ejército, en otro lugar y en otro momento. Los protagonistas principales son chavales, y eso mola. Los zombies son más idiotas y más lentos, y en general también los demás personajes son más caricaturescos y todo un poco más payaso (de hecho, aquí a esto se le llamó
"La divertida noche de los zombies"), mientras que en la primera parte el humor y el slapstick era más sutil. Pero esta continuación no desmerece en absoluto y es una digna sucesora de la saga. Eso sí, la tercera la quité.
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