Lo mejor de esta moderna película de terror, es que dura poco más de una hora. Solo esto hizo que consiguiera tragármela entera. Quiero decir que tenía la duración justa: esa hora y algo fue suficiente, alargar más esta historia habría sido un suplicio, porque la cosa no iba a ningún lado. La acción transcurre enteramente en una comuna
redneck, un puñado de paletos supersticiosos que viven alejados de la civilización, y cuyo devenir gira en torno a un pozo encantado, habitado por unos espíritus que reclaman el sacrificio periódico de algún miembro de la comunidad. De alguna manera, el tonto del pueblo esculpe en trance el rostro de algún vecino de la aldea, y éste debe ser entregado al pozo. A cambio, el pozo sana a los
rednecks, que no creen en la medicina convencional. Así lleva siendo durante generaciones, y todo se va a la mierda cuando la protagonista pone en duda la autoridad del pozo, y reniega de su poder. Incesto, espíritus, un pelín de gore y bosque misterioso por doquier son los elementos de esta olvidable historia. La chica, eso sí, bien maja.
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