Escarbando el otro día entre los cestos de maravillosa cochambre übersaldada de una librería-mierdulería con material de quincuagésimo segunda mano, no pude reprimir el impulso de llevarme a casa estos dos ejemplares, que costaban 0,666667 euros cada uno. Toda la información que he podido recabar en la red sobre su autor, en un extraño documento colgado por ahí, es que se trata de un poeta leonés autodidacta. De algún modo, estos dos libros manufacturados llegaron a esta tienda madrileña, yo me los llevé y los leí atentamente. Ambos ejemplares están hechos a mano. Constan de unos cuantos folios de primera impresión a chorro, cortados friamente a mano, ensamblados a duras penas, y envueltos en portadas manuales. La cubierta de
"La zienzia..." es un pedazo de cartón pluma, sobre el que está pegado con celo el título y una especie de collage a modo de marco, en portada y contraportada, con colorines y papel albal. La portada del otro ejemplar es aún más curiosa, una especie de papel plástico de rejilla que se deshilacha con mucha facilidad, y cuyo título está recortado, troquelado... En fin, creo que ampliando las portadas se hace uno a la idea. Los lomos están también cuidadosamente indicados, con la clásica técnica de cortapegado propia de los anónimos que exigen un rescate a los adinerados padres de sus secuestrados. Muy hermoso todo. Los libros, sobre todo el segundo, están repletos también de anotaciones y correcciones a lápiz, sin duda, intuyo, obra del propio autor. Como si esto no fuese más que una primera prueba editorial (estos rarísimos ejemplares de prueba que generan las editoriales, de los cuales por cierto tengo en casa la nueva novela de Stephen King,
"11/22/63", en formato rústica, que aún no existe comercialmente, tienen un nombre muy bonito que ahora no recuerdo) de un futuro lanzamiento que nunca existió.
"La zienzia se izo muerte i akabó kon nosotros" es un poema en prosa de ventitantos capítulos, en formato bolsilibro, chiquitín, 15 x 10, justificado al centro y sin respetar la más mínima norma de ortografía (como anuncia el propio título), que conforma una atropellada reflexión epatante y sin pìes ni cabeza, que bien podría ser la transcripción de la perorata de un esquizofrénico sintecho puesto hasta el culo de eme gritando en una esquina sobre una caja de fruta.
En
"Leyendas y fábulas", sin embargo, Antonio abandona la poesía y se enfrenta a una antología de cuentos breves. Lo que no abandona del todo son las faltas de ortografía sangrantes e inverosímiles (aunque esta vez se nota que no lo ha hecho intencionadamente). El libro, de un tamaño un poco mayor (y, como dije, repleto de anotaciones e insuficientes correcciones de ortografía y estilo), consta de ciento veinte páginas de primera impresión, bien pegadas y cosidas en varios cuadernillos, muy mono todo, y en él Antonio deja volar la imaginación para contar una serie de historias con moraleja en torno a los animales, los astros y el karma.
Anonadado me hallo yo también desde que encontré y leí estos libros absolutamente únicos en el mundo, me temo, y juro que no me invento nada. En otro momento si me acuerdo copio un par de ejemplos de cada libro, porque no tiene desperdicio.
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