Me chiva el ordenador (la carpetita en la que voy guardando las carátulas de las cosas que tengo intención reseñar en este blog) que hace algunos meses leí estas dos novelas, que no había leído antes. Hace bastante tiempo de ello, demasiado, y no estoy ahora muy lúcido ni tengo capacidad para escribir sobre ello; de todas formas esto no es un blog de reseñas al uso, es un ejercicio personal precisamente mnemotécnico, y una colección de carátulas, así que ahí quedan.
Lo que sí quiero recordar es que las leí en un autobús que llevo cogiendo casi a diario desde... abril, creo. Desde entonces, hago una hora y cuarto de ida y otra hora y cuarto de vuelta en un autobús de la EMT, que conste, yo que en los últimos 15 años utilizaba el transporte público una vez cada dos meses como mucho. Si no me apetece leer o llego tarde, voy en el metro, que tardo menos pero tengo que hacer dos trasbordos. Estoy comprometido con una cosa, que no es un trabajo realmente, que me gusta hacer pero que al mismo tiempo me está amargando la vida y se me está cayendo la cara de tanto ir en transporte público como la gente normal... Por eso me toca leer todo el rato, por no pensar. Es una etapa extraña ésta, yo había renunciado hace muchísimo tiempo a perder la vida en el transporte público; pero en fin, me está dejando mucho tiempo para leer (sobre todo tebeos digitales), y el autobús que me chupo de punta a punta de la ciudad, al menos, va poco transitado, y hay un asiento al fondo a la izquierda con la forma de mi culo. Lo intento de todas maneras:
- Hasta que la leí esta primavera, yo cada vez que pensaba en "Cosecha roja", la segunda novela más famosa de Hammett (contra Humphrey Bogart y John Houston no se puede luchar), me acordaba de la banda Fugazi, por culpa de esta portada de Rockdelux de junio de 1995. Me la llevé de casa de un amigo, y empecé a escuchar a Fugazi como loco, tan joven e impresionable que era; pronto supe que eso de "Cosecha roja" en realidad era el título de una novela, claro, pero la asociación de ideas Hammett/Fugazi no se ha detenido en mi cabeza. Ya había leído otras novelas de Hammett, y es una gozada. Recuerdo especialmente de ésta la descripción de la ciudad emponzoñada y la mala hostia del detective de la Continental, que Sam Spade parece Jessica Fletcher a su lado.
- No soy tan admirador de Ballard como otros amigos (virtuales, sobre todo; casi todos mis amigos de siempre leen poco o muy poco o nada) de mi generación. No me atrae tanto lo ballardiano, lo de la Nueva Carne, ni concretamente esta oda caníbal al erotismo en los accidentes de tráfico que se inventó en 1973 me fascinó como parece que fascina a otros. De hecho, se me hizo un poco soporífero y ampuloso todo el peso pornográfico que hay ahí dentro. A lo mejor es porque la película de Cronenberg la tengo atravesada, y mira que "Videodrome" es puro Ballard y me vuelve loco. Casi siempre tengo "un ballard" en la mesilla de noche, que he ido haciendo una buena colección en tiendas de segunda mano, pero luego no me pongo, lo confieso. Pero "Crash" me dejó frío como un delco y como con una palanca de cambio de marchas atravesada en los pantalones...
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