Mike Watt, la dinamo humana superviviente del punk de los ochenta (fIREHOSE, Minutemen, Stooges...), tiene nueva banda, un trío surgido a partir de una gira por Italia junto con el guitarrista Stefano Pilia y el batería Andrea Belfi, ambos de la escena punk italiana. Es curioso cómo muchos de los músicos norteamericanos que admiro terminan de alguna manera relacionándose con la música italiana, y flirteando con la
musica leggera, las bandas sonoras de Morricone o Nino Rota, o hasta la música barroca (como aquel extraño proyecto de Francesco Zappa... es broma; pero sí estoy pensando en proyectos como Naked City o
"The big gundown" de John Zorn, Mondo Cane,
Guano Padano, etc.). En este caso no sé hasta qué punto Mike Watt y sus nuevos amigos europeos homenajean a los grandes maestros italianos, sino más bien han hecho evolucionar y dado forma a una serie de improvisaciones entre el jazz, el prog-rock y el ambient, a partir de la alegre base melódica del bajo, que de alguna manera suenan mediterráneos como tomarse una Amstel servida en la calavera de Ferran Adrià. Un disco casi instrumental, con apenas un par de cortes cantados, y eso sí mucho balbuceo y susurro (
The tiger princess), tarareos (
Punkinhed ahoy!,
Zoom) y coros mesiánicos. Tranquilo pero intenso, de impecable calidad en la ejecución y que no se desvía de la trayectoria del entrañable ciudadano de Pedro y sus inconfundibles fraseos de bajo. En su
casilla de Twitter no para de anunciar (en este mismo momento que escribo esto, por ejemplo) el segundo disco de la banda para este verano.
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