Estos días anduve escuchando mucho a esta banda, un grupo de revisionismo del folk norteamericano que preparan combinados de country, bluegrass, rag,
mussette y gypsy jazz, con unos toques de vaudeville que recuerdan a Tom Waits o
Tiger Lillies (banjos, acordeones, vientos e instrumentos informales les hermanan). Ellos se definen como una "orquesta funeraria", y efectivamente sus letras y su cadencia sugieren melancolía, muermo y haber elegido muehte. En este caso, les caracteriza que provienen de Ginebra, Suiza, y quizá por eso entre los momentos de sufrimiento vaquero se cuelan canciones en alemán (
Goldbrunbruner Platz, de su disco anterior
"Day of the dead", 2002; o
Marlene, un tema propio en homenaje al himno no-nazi por excelencia), francés (
Plaisir d'amour,
Entre chien et loup), español (el clásico son
Esclavo triste,
La Paloma,
Nunca le cantado el blues de su BSO instrumental
"Flammend Herz'", de 2004) y hasta sus particulares versiones de
Mustapha (no la de Queen, sino aquel viejo "pre-sirtaki" griego sobre la vida en Egipto, que popularizó Bob Azzam en los 50, y durante décadas sonó en todos los guateques horteras del mundo... incluídos los españoles, transformada aquí en
«Cheli te quiero, cheli yo te adoro»...),
St. James infirmary blues,
Teenage kicks o
Bela Lugosi's dead estas dos últimas de su disco más reciente, el estupendo
"5th. Sin-Phonie" (2011), al que todavía debo bastantes escuchas.
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