lunes, 13 de febrero de 2012

Fables 06-10: Rebelión en la granja (Bill Willingham, Mark Buckingham, 2002)


El primer arco de Fables me había parecido bastante flojo. Lo absurdo y ridículo del planteamiento de estas historias (Blancanieves, la Bruja Piruja y el Lobo Feroz habitando Nueva York del siglo XXI...) parecía a priori una vuelta de tuerca un poco innecesaria, una memez oportunista, un volcado de los conceptos de "Shreck" para las nuevas generaciones de lectores de cómic adulto. Sin embargo, enseguida queda claro que el sello Vertigo lo ha vuelto a hacer, y lo que se ha sacado de la manga es un concepto ditirámbico, pero genial. Y el ridículo inicial queda completamente difuminado en cuanto empiezan a imponerse las tramas, las ideas absolutamente locas y extremas de Willingham. Este segundo arco me ha parecido magistral. Primero, por la presentación de La Granja, de la magnífica hija de puta de Ricitos de Oro, o del brutal asesinato y decapitación de los Tres Cerditos. Los gigantes dormidos sobre las cumbres... La historia mezcla docenas de personajes y conceptos clásicos, con el argumento de la rebelión animal, cuando las fábulas sin aspecto humano, forzadas a la clandestinidad desde hace siglos, deciden tomarse la justicia por su mano y asaltar Nueva York. Una verdadera y sangrienta batalla resuelta de forma precisa y hermosa.
Pero lo más impresionante de este arco, lo que me dejó sin aliento, fue el dibujo de Mark Buckingham. Descubrí a Bucky casi al principio, desde que entró a sustituir a todo un Chris Bachalo al frente de Generación-X allá por 1997 (esto ni siquiera figura en su página de la Wikipedia, y mira que lo recuerdo con amor). Bucky consiguió que no sólo no echásemos de menos al increíble Bachalo, sino que mimetizó su estilo perfectamente e hizo crecer a los personajes. Aquí Buckingham ha evolucionado hasta convertirse en un auténtico genio de los lápices. Sus personajes se mueven sobre el papel, los animales tienen vida, y la composición de página, barroca, llena de filigranas y detalles como los iconos en los números de página, los objetos flotantes separando elipsis o marcando los márgenes (esto siempre lo asociaré a los primeros trabajos de Todd McFarlane en Infinity Inc., que me dejaron bastante tocado), las viñetas con forma de escudo, las escenas silvestres, las dobles páginas... Una gozada.

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