Ana-Bárbara Braganza, gran dama, llama "tragaldabas" a Sandra, la mal llamada chacha. Nada más sagaz, dada la canallada: Sandra, cada mañana, cabalga la jaca a largas zancadas hasta la casa; salta la valla, atrapa las manzanas, las naranjas, la tarta, la fabada, la nata blanca, las patatas bravas, la salsa tártara, las castañas, las calabazas, la naranjada, araña la taza para la sal... Hasta acabar cansada. ¡Vaya panza!
Sandra traga más, más, nada la para. La madraza mandamás, la gran dama, jamás cata nada. "¡¡Vaca rácana!!", aclama. "¡¡Sátrapa, cantamañanas!!". Harta, atacará a Sandra, la chacha, a más tardar, mañana. ¡Va a matarla!
Tras la valla, Sandra anda agazapada para asaltar la casa. ¡¡Tachán!! ¡Ana saca la faca, la clava, la saca, la clava...! hasta matarla. A las claras, acaba la matraca. Arranca la lancha para zarpar... vaya mala pata, atranca, ja, ja... Más Ana-Bárbara va lanzada, ya jamás dará marcha atrás hasta las Bahamas: ¡a nadar!
La pasma llama a la dama, para cazarla. Nada pasa, falla la trampa. Asaltan la casa a patadas. Falsa alarma. Ana-Bárbara, chalada, tarada (satán la llama), mata a más chachas, atraca bancas, amasa pasta gansa. ¡Vaya matanza! ¡¡Asaz salvajada!! Llaman a más pasma, bandas armadas, Zaplana, Aznar, la Masa, la NASA... Jamás la atrapan.
Ana-Bárbara Braganza alcanza la fama, ¡hasta a Frank Zappa anda a la zaga!
Ya basta. Mañana más.
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