lunes, 13 de abril de 2020

CICLO: Teatro de la Ciencia Misteriosa 30000 (7)



6ª PARTE


DOG-BOY (TV series)
[Tony Halton, 1992]
El mundo entero sigue pausado, con millones de personas en nuestras casas sin salir, para ponérselo difícil al virus. La tristeza es densa y espesa, está en el aire. Personalmente, mi rutina no ha cambiado mucho, y prácticamente he terminado ya el segundo libro. Aproximadamente he adoptado la rutina de sentarme al ordenador solo por las mañanas, y evitar las pantallas por las tardes, en la medida de lo posible. Cuando más o menos me doy por satisfecho y creo haber aprovechado el tiempo, enciendo el pequeño portátil que tengo conectado a los altavoces gigantes de la cadena de música, a su vez con el disco duro externo de 2 Tb de música enchufado a él. Ya estoy rumiando lo de estudiarme obsesivamente la carrera de John Zorn, como me prometí hace una década. Llevo varios días que a la hora de la merienda, pongo dos discos de Zorn seguidos, y me siento en el sillón a leer. Alguna de las cosas que tengo a medias en el Kindle, o algo que cojo de la estantería. La semana pasada estuve leyendo cómic indie americano, cosas que he ido comprando con los años y que la situación anima a ir tachando de la lista de lecturas (Assassination blues me volvió loco). Se me ocurrió releer todo el material de Charles Burns que tengo a mano. Para mi desgracia, descubrí que mi colección de Agujero Negro en grapa, no está completa, solo tengo hasta el 7. De vez en cuando, pasada casi una década, descubro aterrorizado que en la gran mudanza dejé atrás alguna cosa más (me consta que perdí una caja con muchos tebeos en alguna parte), porque juraría que esta la hice completa, como casi todo lo de Brut Comix de La Cúpula. En cualquier caso, estuve leyendo o releyendo todo lo que tengo en papel, y seguí con el resto en el lector digital del iPad: El Club de Sangre, Burn again, Agujero Negro, El Borbah, la trilogía formada por Tóxico, La Colmena y Cráneo de Azúcar, historietas sueltas que tenía recopiladas de El Víbora (casi 140 páginas nunca publicadas en los tomos que tengo —me faltan Misterios de la carne y las recientes recopilaciones de Big Baby y Skin Deep—, incluidas dos portadas maravillosas y un largo artículo-entrevista traducido de la revista Escape) y en inglés un par de historietas sueltas que creo que son inéditas en España. Sin duda, Agujero Negro me sigue pareciendo su mejor trabajo. Es una historia grandiosa, envolvente, tremenda, que te transporta a un lugar extraño e inhóspito de tu propio interior. En mi opinión, ninguno de sus otros trabajos alcanza ese nivel de surrealismo mágico, de ternura y spleen. De hecho, confirmo que sus últimos trabajos, si bien son portentosos y por encima de la media de lo que se encuentra en el mercado, no terminan de engancharme ni interesarme de la misma manera.
En el transcurso, estuve descubriendo también las inmersiones de Burns en el audiovisual. Desconocía por completo que había realizado un cortometraje para una película antológica de "animación incómoda", en la que participaron otros artistas como Pirus o Romain Slocombe: "Peur[s] du noir" (2007). Su aportación es un corto de terror de unos 15 minutos en blanco y negro, que incorpora muchas de sus obsesiones: gente caricaturesca, insectos, heridas, pesadillas. Es muy curioso, pero el guión no es nada del otro mundo (está basado en su historieta de 1980 "Mal criado", pero bastante edulcorada y fría), y la animación 3D de su estilo queda francamente rara en algunas escenas. Y por fin, que es a lo que venía, localicé también la serie de acción real que, basada en su personaje Dog-Boy, se emitió durante la segunda temporada de Liquid Television, en la MTV.
Dog Boy es un muchacho que se somete a un transplante de corazón, y recibe el de un perro. Nació en las páginas de Big Baby, y protagonizó unas pocas tiras e historietas de Burns en los años ochenta para el fanzine Raw de art spiegelman. En cualquier caso, el personaje apenas es un vehículo para contar pequeñas anécdotas surrealistas y cómicas. Así como Big Baby es un bebé atrapado en el cuerpo de un adulto, que ni quiere ni está capacitado para comprender los códigos y la afición del hombre por pecar y hacer el mal, Dog Boy es una vuelta de tuerca aún más surreal y cínica, pues lo único que le interesa es roer huesos, olfatear culos y perseguir gatos. Aunque le gustan las mujeres, es completamente ajeno a las relaciones sociales y no tiene ningún interés hacia los sentimientos. Por ese motivo, la gente que le rodea se burla de él, le toma el pelo o es tomado como una amenaza. En Liquid Television se emitieron 10 episodios de la serie, cada uno de unos 4 minutos. Además, la idiosincrasia de la emisión del programa-contenedor, hacía que cada uno de ellos incluyese un breve resumen y un avance de la semana siguiente, con lo que aproximadamente son 3 minutos de contenido real en cada capítulo. El personaje es suficientemente plano y simple como para que el argumento tenga ninguna enjundia, es lo de menos. Eso lo convertía en el material ideal para un programa como este, de la MTV de la era grunge: en la media hora aproximada que dura todo el material, se cuenta el origen del personaje, y cómo en su primer día trabajando como lavaplatos en el Podunk's Diner sus asquerosos y grotescos compañeros se burlan de él, pero las chicas se sienten atraídas. Igual que en el tebeo, tiene dos citas con sus dos compañeras, que generan celos entre ellas, y que son un desastre porque Dog Boy se comporta como lo haría un perro al que sacas a pasear. Y al final también vemos cómo visita a un telepredicador de tres ojos, para que trate de curarle. Ya digo que no he leído todas las páginas de Dog Boy, así que no sé si esa trama, así como su ingreso en la cárcel, fueron también previamente creadas por Burns (sospecho que sí), o bien se adaptaron de otras páginas del autor, concretamente de la secta del curandero de Burn again, a la que se referencia. Porque en ese episodio aparecen imágenes del parque de atracciones evangélico creado por Bliss Blister. Lo más interesante, sin duda, es el aspecto visual de la miniserie. Se puede decir que es una de las adaptaciones más fieles al estilo de un artista de cómic. Como suele suceder en estos casos, quizá siempre, cualquier cómic adaptado a la pantalla sale perdiendo, se transforma en algo incomprensible y torpe, innecesario y hasta desagradable. Es imposible adaptar Mortadelo y Filemón al cine mejor de como lo hizo Fesser, y es imposible que a miles de personas la película no le parezca más que una sucesión de gags estúpidos, garrulos y zopencos; en efecto, es que es lo que hay, si le quitas la maravilla del dibujo y su influjo secuencial en el cerebro del lector, ya lo he dicho muchas veces. El tono punk y el calco estrambótico que hicieron aquí, creo que consigue exactamente el tono buscado. El trabajo de Burns es complejo, está repleto de referencias visuales y una estética muy particular. Pero creo que lo que dijo un periodista del New York Times cuando se estrenó Dog-Boy en la MTV resume el producto de manera certera: «Es Archie a través de David Lynch». Imposible calificarlo mejor. En Dog-Boy, aparte de los actores, histriónicos, caricaturescos e hiperbólicos, quien más se esmeró fueron los de maquillaje, peluquería y atrezzo, que tratan por todos los medios de hacer que el culebrón bobalicón al que estamos asistiendo sea un engendro colorista y explosivo como un videoclip de Aqua. Indudablemente, la recreación de esos eternos años cincuenta húmedos, mutantes y repulsivos en los que casi siempre ambienta sus obras, está muy lograda. Es un viaje al interior del tebeo fascinante y embaucador; lo que pasa es que el tebeo no tenía pretensiones más allá de la agitación estética en un fanzine de hace 35 años, y que la contundencia visual sobre el papel, en movimiento, se hace grima. En conjunto, Dog-Boy es un curiosísimo ejercicio bizarro y entretenido, un parto milagroso fruto del fornicio entre la vieja y gamberra MTV, el surrealismo y la estética de uno de los grandes genios del cómic pero que, salvo para el muy aficionado, me temo que deja el mismo poso que un anuncio de detergentes.
THE SHIVERING TRUTH (TV Series)
[Vernon Chatman, 2018]
Pocas cosas se me antojan tan petulantes como concebir una serie como esta. Una de ellas es correr a escribir sobre ella en tu blog de Blogspot que nadie lee, para decir que te ha parecido una soberana mierda. Pero no voy a luchar contra ese impulso. He completado la serie por no acumular esa sensación de incómoda procrastinación, que bastante mochila llevamos ya; y porque son solo 7 episodios de 11 minutos los que la componen; pero sobre todo porque la siempre estimulante y sobrecogedora animación stop-motion es el chantaje que utiliza Vernon Chatman para que vehicular esta colección de ideas pretenciosas no resulte tan desagradable como mirar cómo alguien le pega una paliza de muerte a un cachorro atado. Disfrazada de comedia negra y posmo, de reflexión hipster, cínica y filosófica, empanada en manierismos del terror sofisticado y frío de Junji Ito o Shintaro Kago («si ellos lo hacen, por qué no lo voy a hacer yo desde mi taller en el SoHo», pensaría Chatman, después de un atracón febril de Todd Solondz, Luis Buñuel y Salvador Dalí), esta hora y algo de imágenes jodidas, deslabazadas y pesadillescas es el equivalente en animación fotograma-a-fotograma a que te mee sida en la cara un instagramer hijo de empresarios del ladrillo, mientras te enseña cómo prepara una ensalada de chía y amaranto con el rabo.
Por cierto: "Anomalisa" SÍ me gustó. Mucho. Esto no.
DR. OTTO & THE RIDDLE OF THE GLOOM BEAM
[John R. Cherry III, 1986]
Tengo ganas de ver alguna película de Ernest P. Worrell, porque me le encuentro mencionado montones de veces en textos sobre la cultura de masas en Estados Unidos (la última vez, en ell "Manifiesto redneck" de Jim Goad, ese texto enfurecido sobre el racismo hacia el hombre blanco pobre). Tras dedicarse a hacer personajes televisivos de recias costumbres y cerrado acento texano, el cómico Jim Varney se terminó de auto-encasillar con el personaje paleto por excelencia. Lo que trato de figurarme es de qué demonios tratarán esas películas, ese subgénero entero. Me cuesta imaginar qué diez o doce películas podrían haberse realizado para explotar a un personaje como Papá Piquillo u Omaíta en los 80. Y creo que esta elección, totalmente azarosa, no ha sido la más acertada. Es la primera aparición de Ernest en el cine, pero Varney solo lo interpreta en la escena pre-créditos, explicando que ha fabricado en su taller una especie de máquina del espacio-tiempo, que ha cambiado nuestra realidad. Entonces comienza la película en sí, en la cual Varney se ha transformado en un supervillano futurista, que vive en un castillo en una isla con rocas en forma de calavera, y que tiene un rayo láser capaz de eliminar todo el dinero de todos los bancos del mundo, destruir tarjetas de crédito y efervescer papel moneda, generando el caos, y a continuación dirigiéndose a la civilización para conquistarla. Siempre rodeado de chicas que se da a entender que son esclavas sexuales, y habitando una especie de videoclip metalero, el personaje de Varney es un histriónico ejecutante de muecas en la línea de Jim Carrey; a menudo me recuerda a una película de Carrey que rodó, se arrepintió y trató de hacer desaparecer. Una especialmente floja y vulgar, algo así como fue "Supernova" para Marta Sánchez. Lo único que me pareció muy interesante, y me hacía difícil apartar la mirada, fue el diseño del personaje, su espectacular traje, sus acólitos y su guarida, y sobre todo un complemento particular, el tocado que lleva en la cabeza, que es una mano humana. En los planos generales es una mano inerte de plástico, pero en primer plano es la mano de alguien que está escondido detrás, y se mueve continuamente. Una idea curiosa de diseño que no había visto antes.
SCARLET NIGHTS FEVER
[Dark Crow, 2016]
Leyendo esta tarde el Financial Times sentado en el chaiselonge con un Macallan 12 años, reparé en un artículo que desvelaba que había aparecido misteriosamente en la red un documental de principios de siglo XX, en el que se revelaba de forma irrefutable la inexistencia de Dios. Por algún motivo, el vídeo había sido subido, desde un servidor encriptado en la Ciudad del Vaticano, a una web llamada PornHub. Llevado por mi natural curiosidad, entré en esa ignota página, y sin querer, de reojo, me di de bruces con otro vídeo que hizo olvidar mi intención inicial: una película titulada "Kunoichi: Broken princess", un mediometraje de animación tridimensional de fantasía heroica, de extraordinaria calidad, protagonizado por Kasumi, una muchacha que al parecer es la estrella del videojuego de lucha Dead or alive. En la película, la mujer se enfrenta con un demonio, y pierde la pelea. Es secuestrada y llevada a sus aposentos, y allí es violada lenta y repetidamente, con todo lujo de detalles, por extrañas criaturas monstruosas de formas y tamaños impensables durante más de media hora. Azuzado por una energía invisible y con el ímpetu renovado, quise saber algo más sobre quién podía dedicar tanto tiempo y medios a realizar una película así, mancillando de esa manera un personaje con copyright, y con un disclaimer indicando que estaba hecho por diversión y sin ánimo de lucro. Fue así como descubrí el StudioFOW, la pareja de nerds que está detrás de esta y otra docena larga de films eróticos salvajes, que se ciscan alegremente y como quien mata moscas en todos los tabúes sexuales de Oriente y Occidente, sometiendo a personajes de la cultura popular a escabechinas eróticas de impensable ejecución fuera de la imaginación del mayor de los pervertidos, salvo en dibujos animados. Por ejemplo, "Scarlet nights fever" tiene como heroína principal a Harley Quinn, que para evitar que su amado Joker sea torturado accede a las peticiones de una hueste de monstruos: ser vejada durante largos minutos por dos perros de presa, antes de pasar al plato principal. En otras de sus alucinantes creaciones, las víctimas son Lara Croft, Caperucita, Jessica Rabbit y otras valerosas mujeres sacadas de videojuegos que desconozco. Siempre dentro del género de las damsels in mistress, siempre llevando más allá de lo imaginado y casi lo soportable la fantasía que nace de los más bajos instintos, y siempre con una puesta en escena impecable, construyendo ciudades futuristas que quitan el hipo, reinos submarinos fascinantes, un Gotham de ensueño, selvas o mazmorras con unos gráficos y una cinemática que rozan el más alto nivel de las mejores producciones digitales. Se ve que la animación pornográfica y la VR han evolucionado a mis espaldas más allá del Larry el 3D Sexvilla, y me había quedado muy atrás.
NEUTRÓN CONTRA EL DOCTOR CARONTE
[Federico Curiel, 1963]
El espíritu original de esta serie de posts con reseñas, "Teatro de la Ciencia Misteriosa 30.000", era homenajear la aleatoriedad, la charla de buen rollo y la celebración del cine en compañía del viejo Mystery Science Theater 3,000, ese programa mítico de la televisión por cable norteamericana en el que una familia disfuncional e interespecies se sentaba en la primera fila de un cine a mirar películas extrañas de género. No ha dejado de sobrevolar esa idea, y en algunos momentos he seguido hurgando en la historia de los horror hosts norteamericanos, viendo algunos documentales al respecto, y descubriendo cosas en listados de lo que se emitía en aquellos programas, o bien ojeando fanzines que mantenían el mismo espíritu. Recientemente andaba buscando bandas sonoras de viejas películas mexicanas, interesado en el trabajo de Enrico Cabiati en el fantástico de mediados de siglo pasado. Y accidentalmente descubrí que en México tuvieron su propio MST3K; una copia prácticamente idéntica, en la que hacían chanza sobre el visionado de películas nacionales, titulada A platicar a su casa. Se emitió alrededor del año 2000 en un canal de comedia de vida fugaz llamado Ponchivisión, y era el programa favorito de la audiencia. Los comentaristas eran los cómicos Andrés Bustamante y Trino, y con su candor cantarín, su humor blanco y sus conocimientos folclóricos característicos (no todo son chistes: mola que realmente sepan quiénes son la mayoría de actores o elementos del entorno), potencian sin duda la gracia de estos films francamente mejorables. En YouTube hay una veintena de películas con su cháchara, y esta primera experiencia, desde luego, me ha animado a volver a probar.
En cuanto a la segunda entrega de la saga de Neutrón en sí, fue el personaje más recordado del prolífico Wolf Ruvinskis, un enmascarado del cine chatarra mexicano muy querido, pero para su desgracia siempre a la sombra de Santo, Blue Demon, Mil Máscaras y Fray Tormenta. Hace muchos años ya me enfrenté a alguna película de la saga. Con un nombre como "Neutrón", es inevitable que sus principales enemigos sean científicos chiflados y fabricantes de explosivos caseros. Al contrario de los otros luchadores, Ruvinskis aparece en la película sin máscara cuando no está de servicio, y su identidad secreta es una pequeña parte de la trama, como en los tebeos de superhéroes; y lo mismo pasa con el Dr. Caronte, que es también un luchador enmascarado. Un pequeño ejército de zombis SIMIESCOS, un enano, un villano millonario y una subtrama de brujería y transmutación de las almas completan las piezas del puzle. Además, por supuesto, de alguna escena de lucha (en un gimnasio civil, no en el CMLL) y actuaciones musicales varias, de grupos como Los Ases, Los Diamantes, Los Rebeldes y Rosita Arenas.
ESTOS TERRÍCOLAS ESTÁN LOCOS
["Meet the Applegates", Michael Lehmann, 1990]
Recordaba esta película con más cariño, de alguna vez que la alquilamos la familia en el videoclub hace mil años. Es la enésima historia de unos extraterrestres que viven entre nosotros disfrazados de moliente familia en un barrio suburbial, con sus idiosincráticos problemas para adaptarse a nuestro planeta mientras poco a poco nos van cogiendo el gusto y tienen menos ganas de comernos. Un antecedente de "Los Caraconos" y Cosas de marcianos (aunque los Coneheads ya estaban en el Saturday Night Live allá por 1977), que se basa también en "La invasión de los ladrones de cuerpos". El comienzo es muy interesante, al relacionar la invasión con unos extraños insectos gigantes brasileños llamados Cocoradas, cuya extinción inminente obliga a esos seres a transformarse en personas para lanzar su mensaje secuestrando y convirtiendo al resto. El mensaje ecologista desluce a medida que avanza la historia y se convierte en una comedia muy negra y al mismo tiempo infantil, a base de escenas bastante bobas, chistes malos e ideas políticamente incorrectas, con muy pocos efectos especiales ni bichos de goma ni nada que resaltar.
HELL HIGH
[Douglas Grossman, 1989]
Una niña con un vestidito rosa se adentra en el bosque, alejándose sola de casa, desoyendo una voz en off que se ha de entender que son las órdenes previas de su mamá: «no te alejes de casa, quédate aquí, que te vas a perder...», o algo semejante. La niña, feliz con sus muñecas, sigue caminando durante todos los créditos, lo que parece una larga distancia, hasta encontrar una pequeña caseta de madera en la ladera de un camino. Allí decide meterse a jugar a tomar el té con sus horribles muñecas, hasta que escucha el ruido de una moto que se acerca, sale de la caseta y se pone a mirar por un agujero. Son una pareja de posadolescentes que andan calientes, y se han metido a fornicar en la caseta mientras ella espía. Pero la chica está incómoda, y le pide al novio que no sea bruto, que se espere a llegar a casa. Así que deciden levantarse, pero el chico, a modo de protesta, decide repentinamente coger una de las muñecas y arrancarle la cabeza. Los muchachos se van, y la niña sale de su escondite. Coge un montón de barro con un cubo, y se venga de los extraños lanzándole el contenido a la cara del motorista, que queda cegado, derrapa y la moto sale volando, con tan mala suerte que ambos ocupantes quedan ensartados en unas afiladas barras de hierro que había en mitad del campo. Casi dos décadas más tarde, la muchacha se ha convertido en una profesora de instituto, a cuyos alumnos toman por el pito del sereno. Tiene unos alumnos punkis más cabrones que los de "Curso de 1999", que se burlan de ella y le tiran los exámenes al suelo, hasta el punto de que la profe pierde los estribos y le da a uno un bofetón. El resto de la película resulta un poco decepcionante, en comparación con el delirante comienzo, ya que viene medio partido de football seguido de una larguísima escena en la que los alumnos malotes hacen piña y organizan una visita a casa de la profesora para putearla. Una vez allí se suben al tejado a patalear y le lanzan un fango viscoso a la ventana, disfrazados con máscaras de monstruitos, haciéndole perder los estribos. Al final se meten en su habitación y están a punto de violarla... pero la profe salta por la ventana y se mata. Es ahora, cuando queda poco, que empieza su venganza sobrenatural post-mortem y el slasher convencional, poco relevante y encima frustrado.
DIRECTOR'S CUT
[Adam Rifkin, 2016]
Estos días de confinamiento general, Movistar+ ha abierto a todos los públicos el paquete de canales premium. O eso, o me la han colado y me van a cobrar medio riñón más. Pero últimamente cuando me siento ante la tele a cenar y a hacer zapping durante un rato antes de apagar la tele, suelo quedarme atrapado en los canales de cine temático, que no tenía contratados y me han aparecido: Estrenos, Comedia, Drama, Expañol y Cine Doc&Roll, y suelo encontrar algo que me apetece ver. Estoy al día por ejemplo con esta temporada del Saturday Night Live, y con el show de John Oliver, que emiten en el canal de comedia, y he visto algún otro reportaje reciente de producción propia, que están muy bien. Y en una de estos tanteos a ciegas me encontré con esta comedia reciente, y que me pareció muy interesante al principio pero acabó resultando incluso molesta. El irreconocible protagonista no es otro que Penn Jillette, la mitad del dúo de magos Penn & Teller. Afeitado y con el pelo largo, así como con los estrafalarios trajes que lleva en la película, interpreta a un friqui grotesco e inadaptado, obsesionada con la protagonista de una película policíaca. La cuestión es que fue un proyecto financiado por crowdfunding, que llevaba al extremo el concepto de "montaje del director". A lo que asistimos es al supuesto metraje de un thriller normal, re-ensamblado por Penn. Desde el primer momento tenemos sus comentarios en off y anotaciones que hace durante los títulos, correcciones de todo lo que no le gusta de los que intervienen. Sin parar de comentar por encima durante toda la película, enseguida descubrimos que el narrador es uno de los cientos de micromecenas, que pagó lo suficiente como para tener como "recompensa" la posibilidad de asistir al rodaje o tener una pequeña frase en algún momento, además de que su nombre aparezca en los interminables créditos finales; y que está psicóticamente enamorado de la protagonista principal (Missi Pyle). Así, el desarrollo de lo que sería la película normal se ve interrumpido por grabaciones realizadas por el freak, que intercala para "corregir" la trama y que su musa monopolice las escenas, que los gilipichis de los demás actores queden mal y no se besen con ella, etc. Francamente, la falsa película tenía muchísimo más interés que el montaje final, que se enreda con las chorradas del fanático gorderas, que acaba secuestrando a la chica para grabarla en su casa, bla bla bla. La trama policíaca estaba interpretada por Hayes MacArthur, Harry Hamlin y Missi Pyle, y era como un divertidísimo episodio largo de Angie Tribeca, repleto de cameos conocidos y gags visuales. La bufonada meta-cómica lo va desinflando todo poco a poco; la idea general era interesante, pero no cayeron en la cuenta de que la media hora final del desaguisado de Penn, nos la estamos tragando igual.
JUDGE DREDD: SUPERFIEND
[Luis Pelayo Junquera, 2014]
Me he puesto en serio a leer historietas de Dredd en 2000AD, que tengo demasiadas lagunas en las aventuras de uno de mis personajes favoritos. De vez en cuando en los últimos años he leído cosas sueltas, aprovechando que están digitalizadas todas (sí, todas), las revistas desde la primera a la última, y las tengo en un disco duro. Pero es que en el último año o así, los magnánimos héroes del CRG han iniciado la extraordinaria labor de traducir separatas de historietas completas de los últimos años. Es lo que llaman el "Proyecto Drokkin'", y a día de hoy ya tengo acumulados ¡192! episodios de Dredo listos para consumo, aparte de varios especiales, cosas de la Juez Anderson y otras cabeceras sin relación con los jueces. Hice hueco en el iPad y ya he leído 10 historietas o así, así que el fascismo futurista está formando parte de mis rutinas en cuarentena mañana, tarde y noche algunos días.
Y leyendo estaba, cuando me acordé de que había una película de animación hecha por aficionados, a falta de algún producto oficial decente, que nada, que la franquicia sigue casi huérfana de material audiovisual a estas alturas, aparte de las tres oficiales de Dredo. Me fui a buscar, y en efecto "Judge Dredd: Superfiend" está disponible en YouTube sin problema, en buena calidad. Y mira que me abrí este blog hace un montón de años para recoger visionados de cosas, porque se me olvidan, pero nada, debo tener la cabecita loca porque esto ya lo había visto hace unos años y lo comenté aquí mismo, y no me he acordado en ningún momento.
MAMÁ ES UN MONSTRUO
["Mom", Patrick Rand, 1991]
Repasé durante esta sobremesa esta película gore que me traía buenos recuerdos, y que sobrevuela en todo momento las producciones de la Troma de la época, o la actitud de cotidianeidad desvergonzada de "Braindead" (que es posterior). Disfrazada de telefilm, tanto por su aspecto visual como por el tono dramático constante, es en realidad una comedia negrísima y carnicera que aglutina, involuntariamente, los argumentos de "La pequeña tienda de los horrores" y "Los asesinatos de mamá" (con toques de "El quinteto de la muerte"). La tragedia familiar perjudica al ritmo, y queda muy por debajo de estos referentes, pero no deja de ser una película sorprendente e interesante hasta el final. Un joven periodista recibe como encargo investigar una serie de asesinatos salvajes en su barrio. Pronto descubrirá que la asesina es su mamá, una encantadora ancianita que se ha transmormado en una voraz caníbal, y no solo se enfrentará al conflicto de no poder desvelar el crimen, sino que se ve obligado a satisfacer su sed de sangre.
KUNG FU MAGIC
["Ling huan tong zi (Kung Fu Wonder Child)", Lee Tso-Nam, 1986]
No conocía esta fascinante comedia familar taiwanesa, ambientada en el Japón feudal. Wuxia trepidante lleno de magia, personajes grotescos y caricaturescos, gente haciendo cabriolas colgando de cables todo el rato, monstruitos, ninjas, monjes shaolines, niños peleones, malos más malos que Fu Manchu y hasta un dragón volador de dibujos animados. De trama algo confusa, pese al doblaje español (esto se editó en VHS aquí), el protagonista principal es un niño pobre experto en artes marciales, que ha aprendido todo lo que sabe trabajando con su abuelo y espiando a los chavales de un dojo, y que en sus ratos libres descubre junto a sus amigos que los senseis son unos villanos demoníacos. Lo que cuenta es la continua procesión de personajes curiosos y escenas coreografiadas, casi como una sucesión de sketches sin relación entre sí hasta la mitad de la peli, haciendo charlotadas con un humor bastante infantil, de caca, culo, pedo, pis y bofetada. Es como una aventura apócrifa de los Parchís que hubiese sido realizada por seres de otra dimensión.
STRIPPERELLA (TV Series)
[Stan Lee (creador), 2003]
Más de sesenta días de confinamiento. El mundo sigue triste y lleno de odio. Y a mí me ha dado por refugiarme en la infancia y en la magia atemporal de los dibujos animados. Estuve viendo la tercera temporada de Mr. Pickles, con algunos episodios brillantes y otros absurdos, en la línea de South Park. También los pilotos de varias series recientes de [adult swim], a ver si me enganchaba a algo (Mike Tyson Mysteries, Ballmastrz: 9009, nada especial). Y no sé cómo llegué a Stripperella, la serie creada por Stan Lee para Spike TV, protagonizada por Pamela Anderson. Se ve que a Stan la asociación de ideas que más rápido le vino a la cabeza entre "animación" y "adultos", fue "tetas". Supongo que la serie tampoco habría existido en un mundo sin "Cool world" (1992), "Barb Wire" (1996) y Danger Girl (1998), y no hay nada excesivamente original o inesperado en la serie, pero verdaderamente me ha gustado mucho más de lo que pensaba. Sobre todo, es una serie de humor, llena de chistes picantes, dobles sentidos y juegos de palabras. En ese sentido tiene mucha personalidad. Stripperella es la identidad secreta, mitad superheroína y mitad agente secreto, de Erotica Jones, en efecto, una bailarina de strip-tease en un tugurio (TenderLoins) donde hay otras tres o cuatro muchachas, cada una con su personalidad, que hacen numeritos sin censura. Otro de los elementos fijos es que en cada episodio hay un supervillano rídículo, en la línea de los malos del Batman del '66: Cheapo, un ladrón cutre que solo roba badulaques, joyas falsas y así; el Dr. Cesarean, cirujano que implanta pechos explosivos o que hacen engordar grotescamente a las supermodelos; Pushy Galore, una traficante de ropa y bolsos de lujo piratas; la Reina Clitoris, una especie de Betty Page pero con cara de monstruita, que hackea los sistemas electrónicos de toda la ciudad... También son fijos los otros empleados del bar de strippers, o los ayudantes jamesbondianos de Erotica, que le fabrican gadgets para sus misiones, obviamente ocultos en pintalabios, laca de uñas o tampones. Con diseños y desarrollo de Kevin Altieri (C.O.P.S., Batman, la serie animada, The Spectacular Spider-Man, "Gen13"...), es muy curioso ver una serie en el más puro estilo del Saturday morning cartooon de los noventa (un poquito parapléjico, supongo que por el presupuesto), en tono guarrillo y con chistes de taberna. Todo acaba siendo demasiado estereotipado y repetitivo, y por algún motivo a partir del episodio 7 la calidad se resiente, se ve algo menos "cinematográfico"; pero en cierto modo  es un visionado original y refrescante. Al menos para los que estamos obsesionados psicóticamente con la animación.
TOP KNOT DETECTIVE
[Aaron McCann, Dominic Pearce, 2017]
En mi fuero interno, ahora que la pandemia tiene la falsa apariencia de estar extinguiéndose, y vamos a alcanzar eso tan triste que se llama "Nueva Normalidad" (una especie de existencia post-nuclear indefinida dominada por el miedo al contacto, la conspiranoia y el uso de mascarillas surtidas en el poco tiempo que salgamos de casa, los privilegiados que podemos permitirnos seguir confinados voluntariamente en nuestro lugar especial), en mi fuero interno, decía, y sin que nadie se entere, me gustaría que la alerta nacional se mantuviese también indefinidamente, porque los de Movistar+ nos regalaron a todos los clientes rasos, mientras dure, un paquete de cine ampliado, con cinco o seis canales temáticos de lujo, que son lo que más veo cuando tengo un rato ocioso en casa. Como todo pringao de clase media, paso muchas horas mirando HBO, Amazon Prime o Netflix, pero creo que invierto más tiempo parriba pabajo en la programación del Plus (y en YouTube), y estos canales están llenos de material reciente que me está acompañando muchísimo. Uno de los canales en concreto, que se llama Movistar CineDoc&Roll, es en el que más me detengo. Ya lo mencionaba unas líneas más arriba. Aparte de reemisiones de programas propios de comedia de la cadena, y documentales también de factura propia, emite un montón de cortometrajes de animación al alba, los shows (subtitulados profesionalmente) de John Oliver y Bill Maher, y un montón de películas interesantes. Otra de las que pillé un día fue esta curiosa comedia australiana, que se me acabó haciendo un poco pesada y con poco gancho (al ser todo una trola), pero que es un tinglado realmente interesante.
Es un falso documental sobre una serie inexistente, que supuestamente se emitía en los años ochenta en Australia y que fue un éxito de culto entre los friquis más nostálgicos y entendidos: Top knot detective era algo así como un cruce entre la serie Kung Fu de los setenta, el cine de artes marciales más imaginativo y loco (sin ir más lejos, la recientemente mencionada "Kung fu magic") y el tokusatsu más bizarro e increíble de la Toei. Un culebrón de acción con actores japoneses, que narraba la vida de un samurai que se enfrentaba a todo tipo de peligros indecibles de gomaespuma. Llena de sangre y tetas, con monstruos cutres, efectos especiales artesanos a los que se les ve el truco todo el rato, y filosofía de mercadillo. El documental entrevista a los actores supervivientes, que hablan sobre el principal protagonista (desaparecido en extrañas circunstancias), que además de ser el creador de la serie también habría sido una estrella del j-pop y una celebridad de medio pelo, por lo que la obra mezcla las entrevistas y delirantes escenas de la supuesta serie y su making of, con retales de videoclips e infomerciales igualmente ficticios, apariciones del supuesto actor en concursos marcianos y programas de todo tipo (la intro de la inexistente serie de super sentai Timestryker, por ejemplo, es una de sus muchas joyas intercaladas), o escenas de su supuesta vida real captada en cámara... Todo ello, claro, hecho en la actualidad, mezclando técnicas, distinto tratamiento de la imagen para hacerla pasar por antigua (con su grano y su tracking) y todo lleno de elementos de la cultura televisiva nipona más alucinante de las últimas décadas. Al ser todo falso, al no existir una biografía real que contar, el interés real hacia el producto inexistente homenajeado se va diluyendo. Y todo termina siendo una sucesión de sketches humorísticos y un homenaje a diversos infragéneros audiovisuales que, aunque no lo parezca, son aún más desopilantes yendo a las fuentes originales. Un divertido y desde luego elaboradísimo ejercicio transmedia, que todo el tiempo me recordó a otro par de ignotos productos cómicos australianos que también juguetearon con las referencias y la reconstrucción de filmografías exóticas y de otro tiempo: Danger 5 e "Italian Spider-Man" (su creador, no por casualidad, aparece entre los entrevistados).
BUSCANDO A EVA
["Blast from the past", Hugh Wilson, 1999]
Me invadió de súbito un ataque de nostalgia noventera una sobremesa de estas (imposible recordar cuál o cuánto hace: no hay dos días distintos en 2020), y busqué en el videoclub del Plus algo de Alicia Silverstone (debió retirarse o transmutarse en mártir después de hacer el clip de Crazy de Aerosmith, que es cuando tocó el cielo). Menuda pareja romántica más pocha que hicieron Brendan Fraser y ella... ¿alguien se acuerda? ¿Alguien los echa de menos? Pues pensando que me iba a dar espasmos y dolores menstruales me puse a verla, y va y me gustó bastante. Es una de esas fábulas de "realismo mágico" en las que un personaje es transplantado desde su realidad a un entorno completamente nuevo. Concretamente, de comienzos de los años sesenta, a la actualidad (1999). Fraser nació en un búnker subterráneo, porque sus papás (Christopher Walken y Sissy Spacek, ¡espléndidos!) se aislaron y creyeron que el mundo entero había sucumbido a la radiación atómica. Pasadas todas esas décadas, uno de los tres miembros de la familia tiene que salir a por más víveres, porque se les han agotado. Será el chaval ya crecido el que emerja a la realidad, y se comporte como el naïf bonachón al que todo resulta ajeno y complejo, y no sabe desenvolverse (como Balki Baltokomous, como Gurb, como Número Cinco), y conozca a la guapa (de una belleza indudable pero esquiva, casi mostrenca en la mitad de los planos, pero sobre todo cotidiana). Una comediarromántica funcional, lo justo de boba, con un montón de colorín, y ritmo y fotografía de aquel que nos embobaba en los buenos tiempos de la MTV y que ahora se echa un poco de menos.
COMIC-BOOK CONFIDENTIAL
[Ron Mann, 1988]
Estoy escribiendo, a trompicones aunque lo llevo avanzado (la Desescalada me está sentando un poco mal), un nuevo libro de mi editorial Libritos Jenkins; y no es sobre cómic, sino sobre música, pero tangencialmente venía al caso devorar este extraordinario documental sobre el mundo del tebeo, en el que se dieron cita docenas de los más grandes artistas que en el mundo han sido, hablando de sus cosas en formato noble. Un hito imprescindible del género que me tuvo además hurgando en otras piezas similares de la época, de valor incalculable, que se encuentran por YouTube, como "Ten years of 2000 AD" (1987) o "The day comics grew up" (1989). Porno duro para el fandom de cierta edad.
HIJOS DE LOS HOMBRES
["Children of men", Alfonso Cuarón, 2006]
Considerada una de las mejores películas de ciencia ficción del presente siglo, esta distopía literaria encierra ciertamente imágenes visualmente poderosas, anima a la reflexión, ofrece infinidad de lecturas sociales y escenas de alto impacto y calado perenne. No la había visto hasta esta semana, y creo que desluce en pantalla pequeña y en la idiosincrasia actual, donde la vigilia es infinitamente más rara que cualquier sueño y la realidad se recochinea de la ficción post-apocalíptica más atrevida. Aún así la disfruté mucho, con especial mención a Michael Caine y al par de largos planos secuencia virgueros y salvajes.
LA CIUDAD DESNUDA
["The naked city", Jules Dassin, 1948]
Igual que la anterior a la anterior, este visionado, como varios documentales y muchísimas lecturas recientes, forma parte de la documentación para mi próximo libro, que como ya digo es sobre música; no es que sea una adivinanza o un teaser (en realidad no creo que mucha gente lea esto, y menos que albergue interés); es solo que no he anunciado nada a nadie porque no fluye el texto como debería, estoy un poco atascado y no me concentro con el asunto, e igual acabo posponiéndolo, como ya me pasó hace tiempo en uno de estos posts de pelis o series que veo, que decía que venían a cuento de un libro en curso que ahora mismo sí que está moribundo en el cajón. Pero es una película que tiene mucho que ver con el personaje en el que está centrado el libro. Es una película portentosa, que ha perdido parte de su impacto con el paso de los años y el asalvajamiento de la sociedad, pero que sigue siendo una obra de hardboiled mucho más cruda de lo que el mainstream suele estar dispuesto a albergar. Sin ir más lejos, estuvo nominada a un par de Oscars. Es un policíaco rodado principalmente en exteriores, en una ciudad de Nueva York efervescente y hermosa pero llena de callejones humeantes y bandidos. Cosechando todo lo sembrado por Raymond Chandler, Dashiell Hammett, Mickey Spillane y compañía, cuenta la historia de una pequeña brigada policial que investiga el salvaje asesinato de una joven de la alta sociedad. Las novelas de los citados, las instantáneas de Weegee o películas como esta (y la larga y famosa serie de televisión de los cincuenta que originó) han quedado relegadas al lado más tierno de la nostalgia. «Hay ocho millones de historias en la ciudad desnuda. Esta ha sido solo una de ellas», era una frase magistral; pero en los tiempos que corren, hay casi ocho millones de asesinatos al año allí...
ESTOY VIVO (TV Series)
[Daniel Écija (creador), 2017-]
Hacía años que no me ponía a ver una serie española. Bueno, sí, he visto mucha de la producción original del Canal Plus (Mira lo que has hecho, Vota Juan, Justo antes de Cristo, Capítulo 0Vergüenza...); me refiero a las series en abierto, las de las privadas, que siempre se está emitiendo una buena docena de ellas, pero jamás me siento ni medianamente atraído. Esas series del sello Globomedia que intentan aglutinar todos los elementos imaginables, copiar desesperadamente de todas partes, y sobre todo incorporar personajes de todas las edades, estratos sociales, profesiones, ideologías... Avanzan a base de diez o doce tramas al tiempo: una protoginaza por los bebés de la serie, otra por los adolescentes, otra por los jóvenes guapetones, otra por las amas de casa, los de mediada edad, los de edad avanzada, los ancianos con un pie en la tumba... Siempre hay un bar, varios domicilios, un hospital, un cuartel general (en este caso, una comisaría), varios exteriores de una ciudad neutra... Todas, absolutamente todas las personas que tengan dos ojos y dos brazos en este país, deberían sentirse identificadas y engancharse a alguna de las tramas. Todos los géneros se solapan: comedieta, tragedia, melodrama, ciencia-ficción, terror, fantasía, costumbrismo... Esta no es la excepción. De hecho, en ese sentido es la súper-serie de Globomedia. No recuerdo por qué me decidí a verla, en la aplicación de HBO, un día que tuve que estar sentado ensobrando durante unas ocho horas seguidas (no exagero), y ya voy por la segunda temporada. Me resulta muy extraño ver este tipo de productos, para los que definitivamente no soy su target. Pero algo me resulta también reconfortante, pues también soy un ser humano que caga y a veces pone las noticias y compra el pan. Hace muchos años, recuerdo que estaba visitando a mis padres, y se me ocurrió preguntarles qué estaban viendo regularmente por la tele, qué se estaba emitiendo en las teles "normales", que la mayoría de mi generación e inferiores no miramos ni que nos obliguen. Entre otras cosas, citaron Doctor Mateo, una serie de hace una década sobre un médico de la ciudad que se va a vivir a un paradisíaco pueblito de Asturias, y cómo es su adaptación a todas las pequeñas cosas que pasan allí. Me vi aquella serie apasionadamente, me hacía sentir que formaba parte de algo, en cierto modo me unió a mis papás, a los que imaginaba sintonizando la misma cadena al mismo tiempo, para ver el series finale. Con Estoy vivo, en cambio, no sé si voy a aguantar, porque es todo bastante inverosímil. Pero tiene un toque increíblemente marciano, y un gran reparto, que me hace seguir mirando de reojo. Y además tengo tres o cuatro series empezadas que quiero acabar como sea; no quiero dejar las series (ni nada) a medias, me produce ansiedad [sirva este punto, por cierto, para mencionar que estoy a punto de terminarme las 10 temporadas de Larry David, que como no es género no sé si comentaré algo por aquí, pero que tengo una relación amor-odio muy intensa con ella; y que en las últimas semanas, que recuerde, he visto enteras las dos de After life —seis horas de ver moqueando a Ricky Gervais tienen su encanto— y la primera de la reciente Space Force, una gozada, con Steve Carell y John Malkovic en dos de los papeles más golosos de la tele contemporánea].
La historia de esta bizarrada es la siguiente: un policía ejemplar es asesinado mientras estaba investigado el caso de un asesino en serie; va a una versión plató-de-concurso del Purgatorio, y allí le ofrecen la posibilidad de regresar a la vida, pero en otro cuerpo. Así que se reencarna en Javier Gutiérrez, que también es un policía que acababa de ser asesinado, pero no había nadie por ahí que le fuese a echar de menos. Con tan mala pata, que va a parar a la misma comisaría en la que ejercía en su vida anterior, y le asignan como compañera a... su hija (Anna Castillo). Han pasado cinco años, y ahora ella se ha hecho policía también. Es hasta gracioso, que en las FF y CC de S del E admitan a dos agentes interpretados por de los actores más chiquitines del gremio, el Gutiérrez y la Castillo. Es de esos detalles inverosímiles que a cualquiera le sacan de la ficción... Así que el resucitado está otra vez en mitad de su vida anterior, y quiere volver a ligarse a su mujer de antes, y pasa más tiempo con sus hijas que antes, y encima el asesino en serie sigue vivo y vuelve a actuar tras su llegada... Pero no puede decirle nada a nadie, o morirá otra vez. Como elemento de fantasía, están también algunos de los "supervisores" del Purgatorio, con los que puede interactuar un poco. Sobre todo, uno que se instala a vivir con él para ayudarle en todo lo posible, y meterse en medio de todas sus relaciones (Alejo Sauras, que es el papel que más mola). Hay algunos efectos especiales de ciencia-ficción, aunque básicamente son efectos sonoros y láseres pintados, porque se ve que hay resucitados buenos y malos, y tienen armas como las del Juez Dredd para matarse entre ellos en esa guerra secreta entre ángeles y demonios (nada más trillado) que exegéticamente esconde la serie. También hay dos o tres triángulos amorosos, que para eso es un producto español y prácticamente jamás ha hecho nadie una serie o película en toda la historia del audiovisual español en la que no aparezca un triángulo amoroso. Y como decía, hay niños, abueletes, personajes cañís, otros más sofisticados, pijos, canis, polis, ladrones, guaperas, caricatos, bares, gente que da puñetazos en la mesa sujetando un palillo en la comisura de la boca, polis corruptos, tías buenas, escenas tórridas (de que Alejo Sauras y Anna Castillo echaban un polvo en pelotas me enteré hasta yo en su día por las rrss, y eso que hace dos semanas yo no sabía ni que existía esta serie), y en fin, absolutamente todo lo que se les ocurra todo el rato tiene que pasar, para que no haya nadie que ose no sentirse identificado con alguien en algún momento o no sentir muchísimas emociones continuamente.
MALASAÑA 32
[Albert Pintó, 2020]
Una de las películas del "Nuevo Terror Español", que desde [REC] es una denominación de origen, que más se promocionaban hace unos meses, fue esta "Malasaña 32". Había anuncios por todas partes, tráilers, entrevistas en todos los medios. "Verónica" (Paco Plaza, 2017) fue realmente una de las mejores pelis de terror que he visto en muchos años, así que albergaba esperanzas con esta. Me acordé de ella un día de este confinamiento, y la verdad es que no la vi en ninguna de las 38764 plataformas habituales, así que me la bajé del eMule, que yo creo que ya no debe ni estar mal visto, es como un delito prescrito con lo viejo que es lo de la piratería a estas alturas; es como lo de "pasear a un yak por las calles de Ohio" o "vestir de verde el día anterior a un funeral en Poughkeepsie". Desgraciadamente, me decepcionó muchísimo. Básicamente es una película sin alma. Completamente hueca. Se nos cuenta que hace muchos años vivía una anciana rara en un piso de la calle Manuela Malasaña, y que ahora ha sido alquilado por una familia, así que, vive Dios, empiezan a tener lugar fenómenos extraños. Y ya. Se mueven cosas, la gente grita, los niños desaparecen, hay sangre, hay lío, hay un ruido ensordecedor todo el rato, todo el mundo corretea, y hala.
THE BOOK OF MORMON (Broadway)
[Trey Parker, Matt Stone (creadores), 2011]
Los creadores de South Park desarrollaron hace casi diez años este musical de Broadway, que ha sido un gran éxito ininterrumpido desde entonces. Recuerdo que la noticia me llenó de gozo, porque su estilo llevado a los grandes teatros, y al género de los canturreos, tenía que ser todo un esperpento. Ya en 1993 pergeñaron "Cannibal! The musical", que la tengo completamente olvidada pero no me gustó demasiado, y por supuesto han creado montones de números musicales gloriosos para su serie (y la película de South Park). Hace bastante tiempo que decidí buscar la música de "The book of Mormon", que conserva toda la épica y el entusiasmo común al género, y había visto unos cuantos números del espectáculo que hay por YouTube, o la pieza que hicieron para la primera ceremonia de los Tonys en la que fueron galardonados; también puse el número de obertura en mi programa de radio musical, en un episodio dedicado al "Off-off-off Broadway" del que guardo muchísimo cariño, porque se vino una de las personas que más quiero en el mundo a presentarlo conmigo (y confieso que lo he escuchado cinco o seis veces). Total, que el tema "Hello" que abre el show, y en el que se presentan los vendedores de biblias a domicilio, me lo sé de memoria y es una maravilla que es imposible que no te plante una sonrisa que te abarque media cabeza. Pero desconocía el libreto. Alguien subió a YouTube durante este confinamiento la obra completa, aunque en versión "beta": uno de los ensayos generales de 2011, antes del estreno de la primera versión de la obra, que por lo visto ha variado bastante de reparto. Y es una versión cruda, sin escenografía (apenas algunos bloques me mueven unos tramoyistas sin disimulo), con vestuario provisional, en una especie de pabellón deportivo sin bambalinas, que se ve todo el tiempo a los actores cambiándose o distendidos a ambos lados de la pantalla. Pero es una filmación con varias cámaras, con el encanto particular de estar asistiendo a un pedacito de historia (el montaje podría haber tropezado y desaparecido por las alcantarillas; nunca se sabe con estas cosas), y en el que no hay cortes ni nada parecido (el término "ensayo general" implica perfección absoluta: es una prueba de fuego, nada puede salir mal, se han hecho miles de ensayos previos, y por supuesto, hay público), y el talento de los intérpretes es tal que en todo momento parece que están haciendo playback, y uno no sale de dudas salvo que se fije que a uno le falla el micro en un par de los números. En fin, que el montaje final debe de ser apoteósico, pero por fin pude ver "The book of Mormon" entero, aunque fuese a través de la pantallita del iPad, un día en el que estaba un poco pocho, y en calidad de imagen y audio definitivamente mejorable. Y disfruté muchísimo. Es divertidísimo, con pequeñas trufas que parodian a "El rey león" o (por supuesto) "Jesucristo Superstar", y toda la épica y la grandilocuencia que se espera de una función así. La escasez de escenografía resulta, claro, muy extraña, y también que las coreografías son muy simples y algo pobretonas (son cantantes profesionales, no bailarines; se mueven por el escenario de forma conjuntada y rítmica, pero con cero alardes físicos), o tal vez les faltara rodaje. Pero la historia en sí, y la música, son suficientemente extraordinarias para disfrutarlo incluso en la fría pantalla. Terriblemente divertida y magistralmente musicada.
STEPS
[Zbigniew Rybczyński, 1987]
Encontré por el disco duro un documento de texto en el que hace cinco años había ido recortando y pegando artículos que subió Jordi Costa en exclusiva a una web de suscripción, que se llamaba Neupic, y de la que ya no queda prácticamente ni rastro en la web. En algún momento me di de alta, y fui recolectando sus textos. Lo había olvidado por completo. Hoy estaba buscando otra cosa diferente, cuando me topé con ello. Me hizo un montón de ilusión, hallar repentinamente un libro inédito, más de 120 páginas de perlas de Jordi, como si hubiese publicado en versión digital otro de sus libros de brillantes y estimulantes apuntes al natural de la cultura popular, un nuevo "Mondo bulldog", "¡Vida mostrenca!" o "Monstruos modernos", aunque sin monetes de Darío Adanti, y que... ¡es posible que yo sea el único fan que lo tenga!
Como fuere, lo he pasado al Kindle y empecé a leerlo, y ya en el segundo o tercer artículo hacía referencia al cineasta polaco Zbigniew Rybczyński; y a medida que relataba ese ejercicio de videoarte que fue "Steps", en el que introducía (chroma key mediante) a un montón de "turistas transmedia" ochenteros dentro de los fotogramas de la escalinata de Odessa de "El Acorazado Potemkin" de Serguéi Eisenstein (1925), como si asistiesen a un parque temático de extrarradio, y cómo Costa presentaba las reflexiones filosófico-videodrómicas que planteaba con todo aquello, no resistí más, y encendí el iPad para ponerme a ver, uno tras otro, algunos de los juguetes visuales de Rybczyński. Ya iré leyendo este tesoro que he encontrado fortuitamente, que no sé si estará a la altura de los tres citados, que siguen siendo a día de hoy tres de los libros más fascinantes que he leído en mi vida.
La adaptación rybczyńskiosa del Imagine de John Lennon sí que la había visto, se emitía como si fuese un videoclip oficial hace muchos años en la MTV y la VH1. Pero nunca la había visto de esta manera, tan atentamente, y es alucinante que siga conservando semejante poder hipnótico ese juego de montaje tan (relativamente) sencillo e inocente; y mirando a través de la ventana, esas Torres Gemelas permanentemente en plano, le añaden un mensaje algo inquietante. También vi una absoluta maravilla titulada "Tango", que en 1981 se llevó un Oscar al mejor cortometraje de animación, y que a ojos de un centennial imagino que será un gif animado un tanto abstruso y alargado, pero que es lo mejor que yo he mirado en mucho tiempo, y no lo conocía de nada. Qué virguería, qué cosa tan fantástica, cómo no sabía que había existido este escalafón en la historia de la animación digital, camino de la horrenda CGI que se implantaría poco después. Rybczyński, cuenta Costa, soñaba con poder realizar películas con efectos especiales "en tiempo real", es decir, que mediante trucos visuales y juegos de espejos, se pudiesen rodar películas de hora y media, en hora y media. Y estos, entre muchos otros que he visto e iré viendo, fueron algunos de sus experimentos, pioneros pero sobre todo brillantes y divertidísimos.
Pues he entrado en esta etapa ahora, de leer una flamante nueva recopilación de columnas de Jordi Costa, este libro virtual sin título que me he regalado a mí mismo desde el pasado y que tan callado me lo tenía a mí mismo, justo unos días después de que empezase a leer la flamante recopilación de columnas de Rubén Lardín que ha publicado Vial of Delicatessens (este sí tiene título: "El futuro de nuestros hijos"); así que aquí estoy enfrascado en esta doble lectura en mis ratos libres, como si estuviese otra vez en mis (desperdiciados; pisoteados, de hecho) años de universitario focoforero, y nada hubiese pasado. Estoy contándolo en mi blog, encima, qué te parece... Si es que estoy hecho un carca.
PLANDEMIA
[Mikki Willis, 2020]
Al fin me puse a ver "Plandemia", el polémico documental que surgió en mitad de esta catástrofe mundial que, empujado por el Efecto Streisand, al ser supuestamente prohibido en YouTube y Facebook, se ha convertido en un misil directo al cerebro de la mochufa conspiranoica más descerebrada. Me daba muchísima pereza, y sobre todo mucho asco la idea de mirarlo, curtido como estoy en el rincón más escabroso y húmedo de los divulgadores-basura anticientíficos, que se desviven difundiendo su desprecio, desde la ignorancia más supina, hacia la medicina, los dentistas, la OMS o las vacunas en los rediles terraplanistas y tartaristas extremos. Algo viscoso y repugnante inunda la pantalla cuando un tonto a las tres con el cerebro podrido se empeña en verter desordenadamente la mierda que rezuma su cerebro, con esa actitud mesiánica y sectaria habitual, y hace mucho tiempo que huyo de cualquier atisbo de propaganda esquizofrénica, como si fuese porno infantil o zoofilia. Pero este vídeo, que salió a la luz el 4 de mayo pasado, estaba desde entonces en un disco duro, y al fin y al cabo solo dura media hora. Y sorprendentemente, no consiste en la sucesión apelotonada y surreal de información inventada y magufa que me temía, sino en una sencilla entrevista a una sola científica, que cabalga desde hace tiempo en el renglón torcido de la industria. Supuestamente expulsada y silenciada por estar acercándose demasiado a la verdad (faltaría más), esta viróloga responde educada y amablemente a unas pocas preguntas del director del vídeo (un documentalista especializado en reality shows de rock y reportajes de ensalzamiento de la conciencia y la New Age), y apenas se insertan unas pocas imágenes de Anthony Fauci o Bill Gates entre sus declaraciones. Mucho más comedido de lo que imaginaba, la mayor parte de las ideas que dispara la mujer escapan de mis conocimientos, y se limita a decir que no es anti-vacunas, pero que este virus en concreto nos ha sido inoculado mediante las vacunas contra la gripe del pasado, y que utilizar mascarillas obligatoriamente todo el tiempo (cosa que no hace nadie) es perjudicial e innecesario. Una decepción. Me esperaba una orgía de disparates sobre el 5G, George Soros y adrenocromo.
UN BIGOTE PARA EL SIGLO XXI
[Juan Cavestany, Canódromo Abandonado, Venga Monjas, 2020]
La Filmoteca Española, a través de benefactores como Álex Mendíbil, fanzinero y agitador cultural de pro y responsable de la programación bizarra de la Sala:B, es uno de esos muchos estamentos que han facilitado material para el ocio doméstico gratuito durante la Pandemia. Como algunas de las piezas extrañas que fueron liberando cada semana me las perdí, la más reciente me la puse a ver sin pensármelo dos veces, ya que prometía una tarde de catarsis y carcajadas. La historia es la siguiente: en 1940, los históricos responsables de la revista satírica La Codorniz que nacería al año siguiente, Antonio de Lara "Tono" y Miguel Mihura, fabricaron una comedia costumbrista a partir de material ajeno, mediante el bello arte del apropiacionismo y el doblaje de cachondeo. Cogieron un drama musical austríaco filonazi de 1936, "Unsterbliche melodien", basado en la vida privada y sentimental de Johann Strauss, y se ciscaron en su mensaje reconstruyendo sus diálogos y adaptándolos a la tontería surrealista. Un Retrospectr de 70 minutos que tuvo muy poca distribución, actualmente perdido. En 2010, al parecer, una pareja de historiadores consiguieron volver a traer a la vida el esperpento, al localizar el guión original de Tono y Mihura y subtitulando una copia del film que habían encontrado en una web de memorabilia nazi. Y aprovechando la coyuntura cuarentenesca actual, han decidido darle una vuelta de tuerca contemporizadora a la idea, y repetir la humorada contratando ahora a algunos de los adalides del (jodido) Post-Humor Barcelonés. Encargándose cada uno de unos 20 minutos de metraje, mancillando los diálogos a modo de "cadáver exquisito", el director Juan Cavestany subituló el primer tercio con chistes rimbombantes, con ahínco; para dar el testigo a la pareja formada por Julián Génisson y Lorena Iglesias, que se esfuerzan en doblar a los personajes mimetizando las locuciones y fabricando un entremés absurdo muy en la línea del chascarrillo youtuber, repitiendo mecanismos, con acierto y alegría; pero la última casi media hora son Xavi Daura y Esteban Navarro quienes terminan de rematar la faena, poniendo voces al buen tuntún, improvisando sobre la marcha, riéndose y dándose codazos y haciéndose gracia solo a sí mismos con un tercer acto casi obsceno de tan chabacano, con lo simpático que hubiera resultado esto preparándoselo solo un poquito y redondeando las gracietas con tino, en lugar de imitar el lenguaje chanante y comentar las imágenes como si fuesen unos Beavis & Butthead adormilados y condescendientes.
Un rato después del visionado, retomaba en mi Kindle la lectura del documento que recopila los artículos de Jordi Costa para Neupic, y enseguida me topé con un texto que precisamente contaba toda la historia de "Un bigote para dos", el ejercicio de Mihura y Tono, y con otro que reivindicaba ese mismo post-humor que a mí me parece que peca de saltarse los límites del humor... por defecto, glosando a estos mismos Venga Monjas, Canódromo Abandonado y Juan Cavestany, entre otros. Esta vez, la actualidad y la casualidad se adelantaron cinco años al juego de pistas que me ofrece el cuaderno de campo del maestro Costa.
THE LAST OF US 2
[Neil Druckmann / Naughty Dog, 2020]
"Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipiscing elit, sed do eiusmod tempor incididunt ut labore et dolore magna aliqua. Ut enim ad minim veniam, quis nostrud exercitation ullamco laboris nisi ut aliquip ex ea commodo consequat. Duis aute irure dolor in reprehenderit in voluptate velit esse cillum dolore eu fugiat nulla pariatur. Excepteur sint occaecat cupidatat non proident, sunt in culpa qui officia deserunt mollit anim id est laborum. Sed ut perspiciatis unde omnis iste natus error sit voluptatem accusantium doloremque laudantium, totam rem aperiam, eaque ipsa quae ab illo inventore veritatis et quasi architecto beatae vitae dicta sunt explicabo. Nemo enim ipsam voluptatem quia voluptas sit aspernatur aut odit aut fugit, sed quia consequuntur magni dolores eos qui ratione voluptatem sequi nesciunt. Neque porro quisquam est, qui dolorem ipsum quia dolor sit amet, consectetur, adipisci velit, sed quia non numquam eius modi tempora incidunt ut labore et dolore magnam aliquam quaerat voluptatem. Ut enim ad minima veniam, quis nostrum exercitationem ullam corporis suscipit laboriosam, nisi ut aliquid ex ea commodi consequatur? Quis autem vel eum iure reprehenderit qui in ea voluptate velit esse quam nihil molestiae consequatur, vel illum qui dolorem eum fugiat quo voluptas nulla pariatur?"




ESTOY VIVO
["It's alive", Larry Cohen, 1974]
"Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipiscing elit, sed do eiusmod tempor incididunt ut labore et dolore magna aliqua. Ut enim ad minim veniam, quis nostrud exercitation ullamco laboris nisi ut aliquip ex ea commodo consequat. Duis aute irure dolor in reprehenderit in voluptate velit esse cillum dolore eu fugiat nulla pariatur. Excepteur sint occaecat cupidatat non proident, sunt in culpa qui officia deserunt mollit anim id est laborum. Sed ut perspiciatis unde omnis iste natus error sit voluptatem accusantium doloremque laudantium, totam rem aperiam, eaque ipsa quae ab illo inventore veritatis et quasi architecto beatae vitae dicta sunt explicabo. Nemo enim ipsam voluptatem quia voluptas sit aspernatur aut odit aut fugit, sed quia consequuntur magni dolores eos qui ratione voluptatem sequi nesciunt. Neque porro quisquam est, qui dolorem ipsum quia dolor sit amet, consectetur, adipisci velit, sed quia non numquam eius modi tempora incidunt ut labore et dolore magnam aliquam quaerat voluptatem. Ut enim ad minima veniam, quis nostrum exercitationem ullam corporis suscipit laboriosam, nisi ut aliquid ex ea commodi consequatur? Quis autem vel eum iure reprehenderit qui in ea voluptate velit esse quam nihil molestiae consequatur, vel illum qui dolorem eum fugiat quo voluptas nulla pariatur?"
SIGUE VIVO
["It lives again", Larry Cohen, 1978]
"Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipiscing elit, sed do eiusmod tempor incididunt ut labore et dolore magna aliqua. Ut enim ad minim veniam, quis nostrud exercitation ullamco laboris nisi ut aliquip ex ea commodo consequat. Duis aute irure dolor in reprehenderit in voluptate velit esse cillum dolore eu fugiat nulla pariatur. Excepteur sint occaecat cupidatat non proident, sunt in culpa qui officia deserunt mollit anim id est laborum. Sed ut perspiciatis unde omnis iste natus error sit voluptatem accusantium doloremque laudantium, totam rem aperiam, eaque ipsa quae ab illo inventore veritatis et quasi architecto beatae vitae dicta sunt explicabo. Nemo enim ipsam voluptatem quia voluptas sit aspernatur aut odit aut fugit, sed quia consequuntur magni dolores eos qui ratione voluptatem sequi nesciunt. Neque porro quisquam est, qui dolorem ipsum quia dolor sit amet, consectetur, adipisci velit, sed quia non numquam eius modi tempora incidunt ut labore et dolore magnam aliquam quaerat voluptatem. Ut enim ad minima veniam, quis nostrum exercitationem ullam corporis suscipit laboriosam, nisi ut aliquid ex ea commodi consequatur? Quis autem vel eum iure reprehenderit qui in ea voluptate velit esse quam nihil molestiae consequatur, vel illum qui dolorem eum fugiat quo voluptas nulla pariatur?"
LA ISLA DE LOS VIVOS
["It's alive III: Island of the alive", Larry Cohen, 1987]
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THE STUFF. IN-NATURAL
["The stuff", Larry Cohen, 1985]
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LOCA NOCHE DE LUNA LLENA
["Full Moon High", Larry Cohen 1981]
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BONE
[Larry Cohen, 1972]
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MANIAC COP
[William Lustig, 1988]
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MANIAC COP 2
[William Lustig, 1990]
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MANIAC COP 3
["Maniac Cop 3: Badge of silence", William Lustig, 1992]
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