domingo, 16 de agosto de 2015
Robo-Hunter: Like a virgin (2000AD progs 1371-1373; 2004)
21 años después de la última historieta de Robo-Hunter obra de sus creadores (Wagner, Grant y Gibson), y después del largo periplo de extrañas e insustanciales adaptaciones por otros autores, que he estado viendo en las últimas entradas del personaje, por fin, en 2004, en el nº 1371 de 2000ad, regresó el Robo-Hunter auténtico. A todo color, la primera historia en más de veinte años de mi queridísimo Sam Slade escrita por Alan Grant y dibujada por el maravilloso Ian Gibson. ¡Vuelve Robo-Hunter!
En una de las páginas del primer prog, de hecho, cuando Hoagy y Sam Slade se reencuentran, hacen referencia a aquel episodio, cuando Hoagy y Stogie se pulen la millonaria recompensa de Slade, como si nada hubiera pasado entre medias; reduciendo todas las historias de Mark Millar y Peter Hogan a un espejismo, o a un sueño de Resines. Una técnica ya empleada de forma notoria por otros autores con mala leche, como Alan Davis cuando desechó todo lo que había sucedido en Excalibur en los años 90, durante su ausencia, como si no hubiera sucedido, o como hizo John Byrne tras su reincorporación en su divertidísima serie de Hulka, renegando de toda la etapa anterior. Era el puñetazo en la mesa de Alan Grant, su manera de despreciar todas aquellas historietas bastante mediocres y alejadas del espíritu original (aunque, como he dicho, algunas fueran entretenidas).
Sin embargo, el Sam Slade que tenemos aquí, no será el Samuel Slade de siempre. Sino un Sam Slade que está buenísima, que se llama Samantha, y que no tiene nada que ver con la Samantha Slade de una realidad paralela que salía en "Ace of Slades", sino que es la nieta del auténtico Sam Slade. Samantha, con tantas deudas y tan misántropa como su ancestro, trabaja como escort en la gran ciudad, y es descubierta por Hoagy por casualidad en un pub nocturno, buscando a su amo con un detector de ADN. Por supuesto, Samantha no quiere saber nada del estúpido robot asistente (ni del ciber-cigarro Stogie, que casualmente se encontraba cantando samba en ese mismo local), hasta que escucha hablar de sus supuestos millones ahorrados; y es entonces cuando empiezan a buscarle. La pista les lleva hasta la consigna de una estación, para descubrir que dentro de una maleta allí escondida no hay dinero, sino el mismísimo Sam Slade original, o mejor dicho, su cabeza en un bote (similar a los de Futurama, pero cuadrado). Samuel les convence de que le ayuden a encontrar su cuerpo, en manos de un ricachón coleccionista de cuerpos de famosos, sin demasiado éxito. 20 páginas pintadas por Ian Gibson, que son una auténtica gozada, y una bofetada a todo lo transcurrido con el personaje después de 1983.
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