Narra la increíble historia de la estrella mundial Viacheslav Fetisov, y sus compañeros del equipo soviético de hockey sobre hielo. De cómo la maquinaria de propaganda de la CCCP y su sistema de trabajo estajanovista llevaron al equipo nacional a lo más alto de la élite deportiva mundial en los años setenta, derrotando repetidamente a Canadá y Estados Unidos. Una historia agridulce, ya que en los estertores del estalinismo, con la Guerra Fría y la Guerra de las Galaxias encima, con toda una sociedad oscilando entre la nostalgia y la Perestroika, los ídolos del deporte eran tratados como engranajes esclavos de la patria y de paso como moneda de cambio. Con la llegada de Gorbachov, los equipos de la NHL se rifaban a los jugadores rusos que les daban sopas con onda en las Olimpiadas, y se originó un verdadero via crucis de jugadores apátridas, depatriados, traidores y perseguidos. Fueron unos pocos años hasta que se normalizaron los canales de fichajes en la gran liga, que pillaron en medio de todo al icono Fetisov, que posa para el documental, que prácticamente narra, con una arrogancia y una chulería bastante graciosas. Una historia repleta de épica, política y conspiraciones que merece mucho la pena incluso para los que, como yo, no sabemos distinguir un stick de hockey de uno de esquí.
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