Comedia de terror y salpicaduras, ambientada en una casa encantada,
"Housebound" es probablemente el producto más entretenido que he visto en lo que va de año. Imposible no acordarse todo el rato del espíritu gamberro y el talento de unos jóvenes Sam Raimi o Peter Jackson, de
"Evil dead" y de
"Braindead", con la mirada puesta en
"Ghostwatch". Palabras mayores. Un divertimento de terror y slapstick pequeñito y claustrofóbico, plagado de tópicos y lugares comunes, que ofrece exactamente lo que uno espera del cine de terror desvergonzado. La coartada para la exposición de la protagonista (que ojalá hubiera sido Diana Peñalver) a los poltergeists es que es una delincuente irredenta a la que un juez ordena seis meses de encierro en casa de su madre bajo supervisión policial.
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