Las aventuras del amigable vecino arácnido siguen acompañándome, a mi edad, y ya estoy al día con lo publicado en América (
Superior Spider-Man 11 salió ayer en los kioskos).
Lo había dejado al borde de los estertores de la colección madre de toda la vida, que llegaba a su final en el número 700, hace unos meses. Si alguien lee esto y no quiere que le destripe el desarrollo de los acontecimientos, que pare aquí.
Los últimos números de
Amazing (que leí hace ya un par de meses) derivan en un salvaje combate entre Peter Parker Spiderman y un anciano Doctor Octopus, que le ha tendido una enrevesada trampa. Cuando Parker se ve obligado a darle la hostia definitiva al viejales, resulta que éste lo tenía todo planeado (desde el número 600, según Slott), había descubierto la identidad de Spiderman y consigue traspasar su "alma" al cuerpo de Parker. A partir de ahora, y para los restos, Peter Parker ha muerto, y la nueva identidad de Spiderman es Otto Octavius. El malvado Dr. Octopus. Esto ya es historia de Marvel, de la que se estudiará en las escuelas.
Nace así
Superior Spider-man, que no es otra cosa sino la continuación de
Amazing, la serie (ahora quincenal) de toda la vida; pero Peter Parker ya no existe. El máximo protagonista aquí es Octavius, que posee el aspecto, los poderes y los recuerdos de Parker, así como los suyos propios. Pero pese a lo que pudiéramos imaginar, ahora Otto no se va a dedicar a proseguir con sus planes de supremacía mundial, sino que le va a coger el gustillo al rollo de hacer el bien y ser un superhéroe. Pero lo que sabemos desde el primer número, también es que Parker en realidad no está del todo muerto, sino que su espíritu permanece, y acompaña a Octavius/Spiderman por todas las viñetas (aportando el elemento cómico: los chistecitos. Porque Octavius es un soberano coñazo y un cascarrabias). La serie de
Superior es una gozada para el amante del Trepamuros de toda la santa vida: inocentes aventuras pijameras por las azoteas, meteduras de pata del joven ex-reportero del Bugle (desde hace años, ahora es un reputado científico, uno de los siete magníficos inventores de Horizon Labs), amoríos, conflictos morales, chascarrillos y todo el Marvel way of life posible y consuetudinario desde hace 50 años.
Pero hay algunos cambios: Otto Octavius es más listo que Parker. Es mejor Parker, y también mejor Spiderman. No hay maloso que le tosa, y no pierde el tiempo en tonterías. Es pragmático, un genio, y consigue que el NYPD le de vía libre para moverse por las calles, y que encima JJJameson (a la sazón, alcalde de la ciudad) se convierta en su mejor amigo y aliado. Y además, como cabeza pensante en Horizon Labs, tiene toda la tecnología punta del planeta a su alcance. Esto ya lo aprovechaba Parker, pero es que Octavius lleva esto al paroxismo, y el viejo/nuevo traje arácnido no tiene nada que envidiar al de Iron Man. Y además, Octavius tiene miles de
octobots spiderbots sueltos por la ciudad, que observan todo lo que sucede, le avisan y consiguen que todos los malhechores sean reducidos en tiempo récord. Spiderman es el puto amo.
Pero hete aquí que el viejo gruñón aguafiestas de Otto no es precisamente un hacha con las relaciones sociales, y la cosa con Mary Jane se va a enfriar poco a poco, hasta quedar totalmente arruinada. Octavius se aprovechará de su nuevo cuerpo joven y trotón para pasar de ella y buscarse nuevos ligues, no es problema. Pero es que también, el muy soberbio y perdonavidas, va a joder las relaciones humanas de (quien todos creen que es) Peter con Horizon Labs, con los Vengadores, con la familia Parker, y en fin, que su endiosamiento y vanidad hacen del nuevo Peter Parker un tío insoportable (además de nada gracioso). Y no solo eso: el carácter irascible de Octavius convierten a Peter Parker en un asesino, porque no tiene piedad ninguna con los villanos, y manda uno tras otro a docenas de villanos clásicos de Spiderman a la Isla de Ryker o a la Bóveda magullados o bien con los pies por delante. Es un salvaje, vamos. Eso hace sospechar a los Vengadores (a quienes directamente se enfrenta, pero pueden con él), a Mary Jane y sobre todo a Carlie Cooper, quien parece que va a tener un papel importantísimo en su desenmascaramiento, porque está completamente convencida de que algo sucede: que este no es mi Parker de siempre.
Y así están las cosas hasta que llega el número 9 (el de la bellísima portada cerebral de arriba, obra de Marcos Martín), crucial, importantísimo momento, en el que Superior Spiderman (Otto) se va a enfrentar definitivamente a Amazing Spiderman (el espíritu de Peter Parker). Un momento emocionante, magníficio, otro hito en el UM. Hemos ido viendo cómo el fantasma de Parker poco a poco descubría que podía influir en cierta manera en las decisiones de Otto (chillando como una niña de doce años desde su dimensión espectral justo en el momento en el que éste iba a matar a palos a un sinvergüenza, por ejemplo), e incluso el fantasma Parker descubre que es capaz de mover la mano derecha de Otto cuando este está distraído... Pero Otto resulta que también ha descubierto que hay alguna anomalía alrededor, y finalmente consigue descubrir que el alma de Parker sigue ahí, y gracias a una de sus antiguos inventos, que estaba en el depósito de la policía (el mismo casco que usaba, como Octopus, para domeñar sus brazos mecánicos con la mente), consigue traspasar la frontera virtual/espectral, y se enfrenta con Parker dentro de la propia mente de éste; o de la de Otto; o en otra dimensión, o en el Limbo, o qué más da... Y resulta que, contra todo pronóstico, contra lo que estaba soñando el fandom durante todos estos meses... Parker pierde. Y es enterrado en sus propios recuerdos, olvidado para siempre. Peter Parker no more. Otro emocionantísimo momento obra de Slott. A partir del número 10, las cosas siguen como están: Otto Octavius es Spiderman, Superior Spiderman, y punto. Parker fuera. Ni fantasma, ni chistecitos, ni gaitas. Otto es un Peter Parker de palo del que desconfía todo dios (MJ, CCooper, Max Modell y el resto de Horizon Labs, etc.), pero él es quien lleva el control. Y ahora a seguir repartiendo. Por ejemplo, durante la ejecución del reo Alistair Smythe, el viejo Spider-Slayer condenado a muerte, a la que asiste Spiderman, y de la que aquél escapa... dejándonos así en pleno cliffhanger.
No sé si se nota, pero yo digo sí, estoy disfrutando con el trabajo de Dan Slott y la erradicación de Parker (aunque siempre con la esperanza de que volverá, ¡vive Dios!, pero sin prisa, que esto está muy bien, aunque falte el humor chisporroteante del viejo Parker... lo único que echo de menos). Y me reafirmo: me chifla Humberto Ramos, y ojalá se lo hiciera él todo; Camunculi no me mola nada, y el nuevo dibujante fijo (a trichas con estos dos) en la serie, Ryan Stegman, que no sé de dónde ha salido, es magnífico, de trazo clásico que casi llega a conseguir que nos olvidemos de Bagley.
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