No leía una línea de Bukowski desde BUP. Convertido en arma arrojadiza, casi en un insulto, un nombre con el que compulsar a otro escritor con desprecio y mofa a poco que éste escriba "polla" dos veces o cuente que se ha pillado un pedo por ahí; Bukowski, al menos en España, es un meme, un superventas que se sigue leyendo en secreto. Epítome del viejo verde, borracho, salido y pendenciero, confieso que yo mismo lo tenía por lectura de adolescencia. Me regaló esta edición tan mona Sara hace tiempo, un día que estuve saqueando su casa, y el otro día lo cogí y me lo leí del tirón, y me descojoné de la risa. Que conste. Qué fácil es menospreciar a este gran hombre desde la wifi, qué juventud tan desagradecida y acomplejada la nuestra, con lo que Bukowski se desnudó y se vació para nosotros, sin esperar nada a cambio. Cuánta pureza, cuántas risas, qué mal huele lo que cuenta en estos cuentos y qué poco le importaba todo. Qué estoicidad. Qué ejemplo para las nuevas generaciones. Y qué gusto da leerle, y decirlo abiertamente. Me voy a leer otro pronto, os jodéis.
miércoles, 28 de septiembre de 2011
La máquina de follar (Charles Bukowski, 1974)
No leía una línea de Bukowski desde BUP. Convertido en arma arrojadiza, casi en un insulto, un nombre con el que compulsar a otro escritor con desprecio y mofa a poco que éste escriba "polla" dos veces o cuente que se ha pillado un pedo por ahí; Bukowski, al menos en España, es un meme, un superventas que se sigue leyendo en secreto. Epítome del viejo verde, borracho, salido y pendenciero, confieso que yo mismo lo tenía por lectura de adolescencia. Me regaló esta edición tan mona Sara hace tiempo, un día que estuve saqueando su casa, y el otro día lo cogí y me lo leí del tirón, y me descojoné de la risa. Que conste. Qué fácil es menospreciar a este gran hombre desde la wifi, qué juventud tan desagradecida y acomplejada la nuestra, con lo que Bukowski se desnudó y se vació para nosotros, sin esperar nada a cambio. Cuánta pureza, cuántas risas, qué mal huele lo que cuenta en estos cuentos y qué poco le importaba todo. Qué estoicidad. Qué ejemplo para las nuevas generaciones. Y qué gusto da leerle, y decirlo abiertamente. Me voy a leer otro pronto, os jodéis.
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