Ahí lo tenéis. Es un señor medio calvo, mal afeitado y con camisa blanca, tirado en un callejón y con un cartel en el que pide ayuda para llegar a su casa, en Springfield. Efectivamente, es nuestro amigo Homer Simpson. Convertido en un homeless, en un vagabundo perdido en mitad de la noche.
Se trata de un guiño a la serie de los Simpsons que se podía ver en el segundo número de la miniserie de cómics Crimson, obra del mexicano Humberto Ramos, uno de los grandes fan-favourites del tebeo de superhéroes de los noventa, que se atrevió a montarse el tinglado por su cuenta (al estilo de lo que vimos con Erik Larsen) y probar suerte al margen de Marvel y DC (en esta última había saltado a la fama mundial, por su trabajo en Impulse) creando sus propios personajes y editando sus propias colecciones. Así, en 1998 lanzó al mercado Crimson para el sello Wildstorm, una historia de fantasía con vampiros salvajes en la gran ciudad, ángeles, demonios y mujeres de grandes pechos, salpicada de sangre por todos lados. Más tarde lanzaría otra colección de corte similar, Out there, esta vez explorando temáticas ufológicas y conspiranoicas, antes de volver a trabajar para Marvel.
Por cierto, que Humberto Ramos ya era bastante conocido en México antes de dar el salto al tebeo de superhéroes yanqui, y se curtió y aprendió a crear fantasías a través del lápiz en la escuela de Óscar González Guerrero y su hijo Óscar González Loyo, quienes ya tuvieron su hueco en este mismo blog.
* Gracias a William Radcliffe por me chivarme este avistamiento, que yo había olvidado por completo.
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