Pues bien, este sitio en concreto nos encanta por varias razones: primero, porque la gente no se pelea precisamente por entrar, de forma que están siempre encantados de recibirnos y alimentarnos con tortilla verde, y nos dejan jugar al kinito y saltar sobre el mobiliario (sin duda, estarían encantados incluso si celebráramos allí campeonatos de ruleta rusa o de pelea de perros); segundo, porque somos muy aficionados a todo deporte que se pueda jugar en un bar (mus, Trivial, kinito, pulsos, lanzamiento de huesos de aceituna...), y allí tienen juegos de mesa; y en tercer lugar, porque es un lugar con leyenda: como demuestra una fotografía tamaño folio que lucen en la columna de la entrada, en este infecto garito tomaron unas cañas con olivas nada menos que el grupo U2 de los multimillonarios Bono, The Edge y como se llamen el resto, con sus guardaespaldas y ante la cara de estupor del gerente del local, sin duda tratando de evitar el acoso de las fans en las macrodiscotecas a las que suelen acudir los famosos artistas internacionales que nos visitan.
En fin, que "el bar de U2" nos encanta, nos resulta de lo más entrañable, nos zambullimos gustosos entre su fritanga y nos gastamos los cuartos echando la partida cada semana, y además tiene su bizarra leyenda para los anales del rock.
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