jueves, 26 de diciembre de 2013

Retard-O-Tron vol. 3 (2013)

Por fin está disponible libremente la tercera entrega de Retard-O-Tron, la cumbre del video-mixtape bizarro contemporáneo. Una hora y media más de escenas breves de nutritiva televisión extraña, mezcladas, musicadas y a toda leche, abundando en el porno extraño y desconcertante del Japón profundo, las pelis de lucha de serie Z más extrañas, las actuaciones musicales más horribles de una tele local texana, hostias en patinete y un protagonismo que recae en esta ocasión en dos personajes: un redneck que disfruta haciéndose daño, emborrachándose y grabándose a sí mismo en 1990, y un programa de cocina ignoto presentado por un gordinflas con cierto retraso mental, verdaderamente hipnótico y cómico. El cóctel resulta estimulante y mesmerizante, a un ritmo endiablado y montado con muchísma gracia y talento (aunque las primeras entregas son algo más fluidas y entretenidas, con cortes de menor duración), y me sigue resultando difícil de entender que no existan más proyectos como éste, películas que muestran el lado torcido de nosotros mismos y nos lo presentan de una forma atractiva y mascadita post-MTV. Esto viene a ser talmente el "Mondo cane" contemporáneo. Donde entonces, para provocar morbo y polemizar en el audiovisual, se mostraba a prostitutas exóticas, gente drogada o mujeres de tribus africanas con los senos al aire, ahora hay que entrar en la intimidad de tipos de que se provocan el vómito en pleno viaje de ácido, equipos completos de japonesas que miccionan en cascada o se comportan como retretes vivientes y verdaderas barrabasadas gonzo. El valor del video-mixtape underground como documento antropológico aún no se ha estudiado en profundidad.

Predicador 1-66 (Garth Ennis y Steve Dillon)

Hasta hoy nunca había leído Preacher, la obra que consagró a Garth Ennis y Steve Dillon. A lo largo de la semana pasada la estuve disfrutando entera, lentamente, en su versión española, y aunque creo que ha perdido poder de provocación y agravio sigue siendo una obra grandísima y fundacional. Leída del tirón, funciona como road western movie de acción coral salpicada de personajes inverosímiles y geniales, que se resiente cuando la trama se pone intensa con todo el asunto de los ángeles, los demonios y las ganas de matar a Dios. Funciona también como un retrato de terror de la América Profunda, del Cinturón de la Biblia y del Cabrón del Campo™, desde un punto de vista británico, ácido y punk. Y como una crítica del capitalismo y de la cultura de masas (la historia paralela de Caraculo Rey del Pop es una joya por sí misma). Toda la relectura evangélica, y todo lo relacionado con el Jesse Custer como nuevo Mesías, ya digo que me interesaba menos y me servía solo como mcguffin para los tiroteos, los encuentros en Nueva Orleans, la búsqueda de la familia adoptiva de Jesse, la eterna persecución de Herr Starr o el triángulo amoroso Jesse/Tulip/ Cassidy. Una odisea salvaje, divertidísima y tremenda, imprescindible para comprender el cómic norteamericano de las últimas dos décadas.

Ruby Sparks (Jonathan Dayton, Valerie Faris, 2012)

Igual que la que vi justo antes en esta minimaratón navideña de comediarrománticasindies que me he pegado, se trata ésta de una historia de amor torcido y extraño. Como en la de Lars, aquí el protagonista (fantástico Paul Dano) se pilla mazo por una comparsa femenina imaginaria, lo que acabará en tragedia. En este caso, la parte femenina de la comediarromántica es nada menos que el personaje de la novela que está escribiendo el protagonista. Novelista de cierto éxito, se encuentra bloqueado hasta que empieza a escribir una historia protagonizado por la chica de sus sueños, y solo disfruta de su profesión porque descubre que necesita fantasear que está con ella a medida que la escribe. Y de repente, ella se manifiesta, y existe. Y no solo él puede verla, sino todo el mundo, lo cual es un problema porque ella no existe salvo cuando Paul Dano la escribe. Una historia interesante, entre la comediarromántica y un Stephen King flojito, que termina de una forma estúpida y bochornosa.

Lars y una chica de verdad (Craig Gillespie, 2007)

"Lars and the real girl" es una comediarromántica pocha y extraña, que viene a ahondar en la relación imposible entre una rubia monina y el irresistible Ryan Gosling, donde éste es un gañán inadaptado, ultracatólico y virgen, y en cuyo amor se interpone una RealDoll. Sí, al perturbado personaje de Gosling no se le ocurre otra cosa que comprarse una mujer de silicona por internet, y enamorarse de ella hasta las trancas, con desasosegante resultado y revolucionando la vida en su pueblo: por recomendación psiquiátrica, toda la aldea hace como si la moñeca tetona fuese una persona real. La sucesión de sketches peripatéticos y emocionales se resuelve cuando poco a poco el paleto Gosling se da cuenta de que la RealDoll no mola tanto si no se usa para lo que se inventó. Está bastante bien.

(500) días juntos (Marc Webb, 2009)

Esta microreseña comienza un bloque de comediarrománticas indies que descargué y vi del tirón un día tonto que tuve estas navidades. Hubiera jurado que "(500) days of Summer" ya la había visto, pero debe ser que había visto el tráiler o que la quité, porque no recordaba nada. Y tampoco me dijo gran cosa. Cuenta la historia de cómo se conocieron, yacieron y se les rompió el amor en cosa de año y medio al chavalín de Cosas de marcianos (que se ha cortado las greñas y no para) y Zooey Deschanel. Narrado de forma caótica, iconoclasta y desordenada (harto innecesario) y con una voz en off muy intensa, la historia no pasa de entretenida y al menos no es irritante como las comediarrománticas mainstream para marujas analfabetas. Un poco rollete, pero vaya. Como además sigo New girl, Zooey me resultaba demasiado cercana y no tan atractiva.

Llévame contigo 1 y 2 (Kaede)

Este es otro de los fanzines que compré en el Expocómic de Madrid. No leo manga, no he leído casi nada, pero algo me atrajo de este delicioso trabajo casero tan bien presentado y a primera vista tan absolutamente tópico (vampiros guaperas, amor y sangre, ¡oh!) que vendía y dedicaba su autora al momento, con un marcapáginas propio de regalo. Me atrajo por ser cada fanzine una historia completa, y un buen número de páginas tiradas de precio; el prime número es el clásico y bello fanzine finito fotocopiado, pero el número 2 es un precioso librito, con lomo y portada satinada de alto gramaje, de más de cien páginas. Y además, creo que es lo primero que meto en casa de lectura inversa, a la japonesa (bueno no, tengo algo de Hideshi Hino). Me hizo gracia, qué se yo, a lo mejor me hizo tilín la jovencísima autora, todo el rato ahí al lado vendiendo cada uno nuestras cosas... En fin, que no creo que sea yo el target ideal de estas historias de manga fanta-terrorífico hispano (40% drama, 40% romance, 20% gore, dice la contra del número 2), y sin embargo fue de lo primero que leí de mi cargamento de fanzines de las últimas semanas, y lo disfruté mucho. Efectivamente, el argumento está bastante lleno de lugares comunes y elementos representativos del gótico vampírico contemporáneo, y el dibujo es simple y de sandwichera de mangaka, pero efectivo y muy entretenido. La historia yo diría que contiene más del 20% de gore, y además es en general terrible y cruel, con una protagonista, Aurora, que odia a sus congéneres, desprecia a los humanos y decide primero ayudar al apuesto monstruo crepuscular de turno llevándole víctimas a las que desangrar, y después dejándose vampirizar ella misma y dando el paso al lado oscuro. Un estupendo y valiente tebeo autoproducido, que funciona perfectamente para uno que es completamente ajeno al tebeo japonés y al género gótico intenso.

Jacinto Antón - Héroes, aventureros y cobardes (2013)

No he comentado muchos libros recientemente en este blog, porque me he vuelto un poco loco y estoy leyendo 7 libros a la vez; 4 ensayos y 3 novelas. Por fin, la barra de progreso de cada uno de ellos (el marcapáginas) va llegando hacia el final, y voy terminando alguno. "Héroes, aventureros y cobardes", el segundo reader's digest de los artículos de Jacinto Antón para El País, lo he tenido en la mesita de noche e iba leyendo casi todos los días un poquito desde que lo traje a casa (fue un regalo para S. que rechazó; en lugar de llevarse el libro y el ticket para descambiarlo en la tienda, se lo pagué y me lo quedé yo, y listos). Por algún motivo, me ha absorbido menos que el primero, que me tuvo absolutamente maravillado y lo leí en un plis. No sé por qué éste se me ha hecho bola un poquito más; supongo que porque la selección más entusiasta se hizo para "Pilotos, caimanes y otras aventuras extraordinarias", y aquí había algo más de paja; también hay más entrevistas (algunas muy largas), género estrictamente periodístico y extraño de combinar con ensayos y crónicas de este tipo; y sobre todo, creo, por el episodio central del compendio, el apartado dedicado a víctimas y verdugos del nazismo, en el que la desenfadada, chiripitifláutica y apasionada prosa de Antón de repente se anquilosa y se torna terrible. Por supuesto, no deja de ser una de las lecturas más recomendables. Las crónicas son impagables, e inolvidable el desfile de épicos guerreros, vaqueros, indios, kamikazes, escritores y aventureros de todo tipo, con el aura de László Almásy y Lawrence de Arabia sobrevolando la obra en todo momento. Una delicia.

VVAA - Green Day blue grass (Pickin' on Green Day) (2004)

Este disco está bastante bien, se deja oir y se lo recomiendo a todo fan de Green Day.

Sí, sé de lo que estoy hablando... Y sí, yo también odio los discos navideños, que trituran y desvirtúan el repertorio de grupos famosos para pasarlos por un supuesto tamiz que los transforma en jingles/nanas infantiles/chill-out Ibiza/mariachill-out/gregoriano-rock. Y he escuchado, concretamente en cuanto nos ocupa, otros discos que supuestamente revisitan canciones de otros artistas (Beck, Pink Floyd, The Beatles, White Stripes o Radiohead) al sonido bluegrass, con fiddles, banjos y sets de batería portátiles. La serie "Pickin' on...", de hecho, es una porquería, probablemente ejecutada enteramente por un menda en un Casiotone para vender en festivales de reses de los estados del Sur. Versiones descafeinadas, monótonas, molestas, instrumentales, sin voz. Salvo por este producto, el homenaje a Green Day, en el que participan bandas de versiones de bluegrass de verdad, como Cornbread Red o Honeywagon, que acometen los grandes éxitos de Green Day con casi tanta gracia como The Cleverlys o Hayseed Dixie, y con el mismo respeto.

lunes, 16 de diciembre de 2013

Plus Ultra nº 1 (2006)

Hace un rato he podido leer este incunable, el tebeo creado por Scari Wó y Fabulous GoatBoy en el año 2006 para acompañar a un ejemplar del fanzine sobre kaiju eiga (cine japonés de monstruos gigantes) Daikaju, una escisión de otro clásico fanzine, Data, uno de tantos fanzines españoles sobre cine de fantasía y ciencia-ficción. No había tenido la ocasión de leer este fanzine, porque estaba totalmente agotado y era inencontrable; pero mi amigo Scari encontró una copia de más después de una mudanza, y aquí lo incorporo a esta colección de lecturas y reseñas apresuradas.

Basicamente, Plus Ultra es el germen del fanzine Dramáticas Aventuras en el que participo. Plus Ultra está protagonizado por Plus Ultra, un robot gigantesco constituido a partir de cinco Super Sentai españoles, que está al servicio del Generalísimo Franco, y en las dos historietas completas contenidas en el fanzine se enfrenta a amenazas como La Bicha, un kaiju mutante surgido a raíz de la contaminación nuclear de las aguas de la localidad de Palomares, o el Superlegionario, un luchador profesional que puede agrandar su volumen a voluntad. Me he reído mucho con el tebeíto, con los montones de detalles dispersos por las viñetas, que maman del clásico y tierno humor costumbrista brugueriano. Y sobre todo, he podido disfrutar de primera mano, por fin, del verdadero nacimiento del Dramáticas: el tebeo mezcla fotonovela con ilustración, pastiche cienciaficcionesco con política bizarra, y sobre todo contiene la primera aparición histórica de la superestrella El Ligre, protagonista máximo de Dramáticas Aventuras. Un ejemplar de coleccionista que es posible, o no, que pronto pueda ser disfrutado por las legiones de fans del actual fanzine en el que colaboramos tanto Scari como GoatBoy y yo.

domingo, 15 de diciembre de 2013

Astaroth y Bernadette nº 1-3

Estuve en el Expocómic vendiendo fanzines. La zona de fanzines era un cubículo en forma de pasillo cuadriculado en el que estábamos hacinadas unas 30 personas, por turnos (qué remedio), ubicado incomprensiblemente a tomar por culo del resto de stands. El precio que íbamos a pagar por poder vender los fanzines era, relativamente, el mismo que el resto de empresas, tiendas y editoriales, pero por algún motivo que no alcanzo a comprender se nos había escondido allá donde comenzaba la línea del horizonte, ocultos detrás de una columna de hormigón en una esquina inhóspita camino de ninguna parte, sin señalización de ningún tipo, abandonados como un puñado de vagabundos en cuarentena rescatados de un holocausto nuclear, alejados de la civilización, de las celebrities, de las cámaras, de la vista de los tiburones corporativos de la Industria. De vez en cuando se acercaba algún despistado disfrazado de Naruto con una espada de papel albal, que preguntaba por los retretes o por el último tomo de Zetman. Entiendo que los fanzines no son exactamente o necesariamente cómics (la mayoría de los que había allí, sí); pero también había impresionantes stands sobre videojuegos, juguetes, libros, pulseritas, banderas y hasta un puesto de una empresa de fondues de chocolate ahí mismo al lado de Panini, EDT y ECC Editores por donde pajareaba la marabunta enarbolando sus billetes; entiendo que somos pobres, que no aportamos nada a la imagen de semejante evento mediático de la marcaespaña, pero han hecho un negocio bien majo con los 15 ó 16 cubículos de fanzineros independientes, es decir, que aquí ninguno estaba haciendo ningún favor al otro, así que no consigo concebir ningún motivo para el hacinamiento, el ninguneo y el alevoso abandono en tierra de nadie. Por aquella zona no pasaba casi nadie salvo los colegas, y si pasaba alguien no entendía qué hacíamos allí. A mí me daba la impresión de que siguen invitando a fanzineros y editores independientes a estos eventos por inercia, por corrección política o imagen, quizá porque hay algún nostálgico pesado entre la organización o vaya usted a saber por qué, pero que estos resultamos incómodos, transgresores o peligrosos. Al fanzine debe ser que hay que apartarlo, por tratarse de material contestatario, subversivo y peligroso, al margen, en contra del mercado. El fanzine es ETA. Ahí estaba esa chica tan mona dedicando su tebeo fotocopiado de amor estilo manga, los chavalillos ofreciendo caricaturas chibi por la voluntad, los incansables titanes de Rantifuso que son más majos que las pesetas dándolo todo y ofreciendo material a porrillo, o esa chiquilla que había hecho chapas y collares de punto, por no hablar de nuestra fotonovela sobre una invasión de hombres-peces de Sirio pilotando grapadoras gigantes, que debe ser material sedicioso que hay que apartar. Debe ser por eso, por la rebeldía y la desobediencia ultrajante del fanzinero, que estábamos escondidos y hacinados. A la hora de pasar la gorra, por lo visto (yo ya no estaba; en realidad, en honor a la verdad, solo pude ir unas horas el jueves, y no es a mí a quien corresponde la pataleta), querían que abonase cada uno de los responsables de cada stand-dentro-del-stand unos 120 euros. Una barbaridad. Una cosa incongruente y alucinante: pasarse allí docenas de horas durante un fin de semana tratando de vender panfletos fotocopiados a 1 euro, o pulseritas de cuentas de Mario Bros a las diez o quince personas que no pasaban por allí, y tener que abonar una cantidad tan desorbitada. Mi opinión sobre el trato de Expocómic a los expositores de fanzines no puede ser más negativa. Ha sido bochornoso, penoso. Me consta que la gente se ha ido de allí triste y desolada, después de haber invertido tanto tiempo, trabajo e ilusión en mostrar su trabajo, para encontrarse escondido y ninguneado de tal manera, y teniendo que pagar tanto dinero por ello. Una pena. Realmente triste. Y el próximo año picarán otros, claro.

A mí me quedan dos consuelos: que Christian Osuna, otro titán, organizó una mesa redonda en la que tuvieron cabida un montón de proyectos minoritarios e independientes que me pareció preciosa (¡incluso nos invitó a los del Dramáticas!), y que al final, a caraperro, negociaron a la baja el precio de los stands... Aunque también resulta alucinante que hasta el último momento no anunciaran el precio definitivo.

En fin. Qué pena. Insisto en que no he sido directo damnificado, porque solo estuve unas cuantas horas el jueves, pero mi corazón ha estado todo el fin de semana en esa esquina recóndita del Palacio de Cristal de la Casa de Campo, y me he sentido muy identificado con las víctimas.

Pero yendo al grano, me compré algunas cosas de los fanzineros de alrededor (a ver si comento todas), entre ellas estos tres tebeítos que tenían una pinta estupenda. Se trata de tres libritos de grapa en formato apaisado, que imitan perfectamente el estilo (la portada, la contra, las parodias de los anuncios interiores, la monocromía y hasta la tipografía) de los cuadernillos de El Jabato, El Capitán Trueno, Diego Valor, etc. de los años 50, pero de un tamaño similar a un mando a distancia. Cada tebeo contiene una aventura completa protagonizada por Bernadette, una explosiva rubia que vive con su padrastro y que es azuzada por un demonio pequeñajo que solo puede ver ella, que se le mete en el coño y le proporciona un furor que le obliga a montárselo con el primero que pasa. Una cosa a medio camino, pues, entre un tebeo de El Jabato y una Biblia de Tijuana, dibujado excelentemente por sus misteriosos autores, Ensis y CoaX, unos artistas tremendos que recuerdan mucho, demasiado, a Mónica y Bea, y que parece que están relacionados con la academia de Carlos Díez. A través de escenas de porno explícito de cachondeo, y adornado por un lenguaje anticuado y barroco, el tebeíto es una delicia narrativa y visual, muy divertido, retro y un objeto de colección precioso. Para adultos, muy recomendable.

domingo, 8 de diciembre de 2013

La guía oficial de los Adolescentes Troceados (2013)

Teenage Thunder es un blog dedicado al slasher y al cine de terror en general protagonizado por adolescentes. La irrupción de los blogs y de la llamada Red 2.0 erradicó (entre otras muchas cosas) el espíritu fanzinero, ese afán por que los demás leyeran tus cositas currándotelas en papel, fotocopiando tus elaboradas pasiones y poniéndolas a disposición de la Gente reprográfica y grapas mediante, lo cual era muy bonito. El fanzine no ha muerto, en absoluto, y después del varapalo del fenómeno blog (que mira por dónde, ahora prácticamente ha muerto) la gente se ha vuelto a liar a hacer fanzines como locos, y eso es maravilloso. En el reciente GRAF pude ver de primera mano la cantidad de proyectos pequeños y autogestionados que en una zona geográfica limitada se producen continuamente. Tengo el pálpito de que el fanzine y la fanedición en papel como está mandado, está en un momento excelente, y no pasa una semana sin que caiga en mis manos una nueva revista publicada por unos colegas, un libro de tomo y lomo que ha fabricado un aficionado con sus propias manos y lo mueve por crowdfunding, fanzines preciosos salen de debajo de las piedras, tantos que podría recorrerse España Coño saltando de fanzine en fanzine sin pisar el suelo jamás. Pero centrándome en el post, esto de arriba es la fabulosa portada de Adolescentes Troceados, un Teenage Thunder reader's digest, en precioso formato Novaro/DATI que decidió sabiamente Julián armar para el GRAF y que, obviamente, ya casi se ha vendido todo porque mola mucho. Como explica la portada, es un compendio de 50 de las reseñas de películas de terror de su página, ahondando en los momentos en los que fallece gente joven, y salpicado de fotos en las que, exclusivamente, salen esos chavales que morirán cruelmente durante el metraje. Un panfleto muy bonito, una lectura ligera y muy satisfactoria para el fan del slasher del siglo XX y XXI. Y un ejemplo a seguir: convertid vuestros polvorientos y herrumbrosos blogs abandonados en maravillosos libelos, demonios, ya.

Dramáticas Aventuras Trimestrales Ilustradas nº 6

La semana pasada tuvo lugar en mi pueblo la segunda edición del GRAF, un evento disperso en unas pocas salas y con epicentro en un espacio hipster de coworking workplacing sostenible decorado por Ricardo Cavolo al que tengo bastante manía, donde tuvo lugar un mercadillo de fanzines. Por lo demás, hubo conciertos, charlas y encuentros dedicados a la autoedición y las publicaciones alternativas. En el mercadillo tuvimos un pequeño stand los de DATI, vendiendo, entre otro material antiguo (del Dramáticas, de Jo, tía y de mis descatalogados mamotretos pop de Libritos Jenkins) el último número de Dramáticas Aventuras Trimestrales Ilustradas. El número 6 (séptima referencia), que marca el final del primer arco de la fotonovela de El Ligre. Con este número hemos alcanzado la cifra de 48 páginas de la fotonovela, todo un álbum a la europea y casi casi una novelagráfica completa que ojalá vea la luz en formato noble cualquier día de estos. En este episodio final se narra el final de la invasión de los hombres-pez de Sirio, que atacan la Gran Vía madrileña pilotando sus naves-grapadora. La conclusión de estas páginas (psicodélicas y a todo color) sirve de prólogo para el siguiente arco argumental (números 7 a 12, si todo va bien), que estará plagado de viajes en el tiempo y enfrentamientos con dinosaurios mutantes, lo anuncio ya en exclusiva por si alguien no lo ha deducido.

Al margen de la fotonovela, alma del fanzine, este número se complementa con una preciosa historieta de dos páginas a todo color (obra de un nuevo fichaje del equipo DATI, mi amiga Á) homenaje a la lucha libre mexicana. Tenemos también un extenso y sesudo análisis de las consecuencias de jugar a ser dioses con el espacio-tiempo, en "Miedo y asco en la Villa del Manzanares". Otro texto reproduce la entrevista radiofónica a la que fue sometido el fan-favourite El Chico Clon para la radiofórmula petarda y adolescente hace unos meses (superhéroes sexys y realities de la tele, una combinación muy de nuestro tiempo). Incluímos una reseña de nuestro especialista en videojuegos sobre "Fishing with tanks", inminente estreno para consolas estas navidades inspirado en la invasión alienígena. Y además, pinups, la tira de "Cuartel general para tres", las cartas de los lectores y el resto de contenidos habituales. Una joya de coleccionista absolutamente imprescindible.

Estoy en disposición de anunciar también, aprovechando la absoluta intrascendencia y soledad que me confiere escribir publicamente en este lugar inhóspito, que vamos a reeditar los seis números de DATI para los rezagados, aquellos que sé que os pone los dientes muy largos la aparición de cada nuevo número, pero que no comprásteis (obtusos) el número 1 en su momento. Será para el Expocómic de la semana que viene, atentos que luego vienen los llantos y las amenazas de muerte, que va a ser una edición limitada de coleccionista sin parangón.

sábado, 7 de diciembre de 2013

miércoles, 27 de noviembre de 2013

"Los Modlin" (Paco Gómez, 2013)

El libro de "Los Modlin" se ha convertido en uno de mis objetos favoritos, y en la mejor lectura de lo que va de año. Estoy entusiasmado, fascinado con esta historia.

Reconozco que nunca había oído hablar de Los Modlin hasta que se les dedicó el reportaje en Cuarto Milenio, hace tres semanas, creo. Estaba algo febril, así que ni siquiera le hice mucho caso a la tele, salvo que se hablaba de algo que había sucedido en Malasaña (mi barrio, donde vivo, trabajo y de donde practicamente no salgo) en torno a una familia de guiris extravagantes ya fallecidos. Fue durante los días siguientes cuando estuve buscando más información, viendo videos, empapándome un poco de esta historia tan asombrosa y difícil de creer. Y, supongo que como muchos otros, descubrí en internet que el autor de la investigación acerca de Los Modlin estaba a punto de publicar un libro, a través de un crowdfunding de éxito ya finalizado. Empecé a seguir todo lo relacionado con Los Modlin, y recuerdo que en cuanto anunciaron que había algunas copias del libro en un par de librerías del barrio, me vestí y salí corriendo a la calle a por mi copia. Había caído totalmente bajo el influjo de esta historia. Y además el libro es muy bonito, un objeto precioso, como digo. Esta historia tiene mucho que ver con la fotografía, y está escrita por un fotógrafo profesional; el libro está lleno de fotos, y no esperaba mucho del texto. Y debo decir que la prosa de Gómez me ha sorprendido mucho y ha superado gratamente mis ya inmensas expectativas. Una maravilla.

Lo que pasó con Los Modlin es de no creérselo. Hace 10 años, a Paco Gómez (insisto, fotógrafo profesional y gran aficionado a las fotos y videos encontrados) le avisó un amigo de que alguien acababa de tirar a la basura una ingente cantidad de material gráfico y documental, en plena calle, delante del número 3 de la calle del Pez. Prácticamente enfrente del Palentino, y justo enfrente de la Casa de León. Entre todo ese material que se llevó a casa, había una gran cantidad de fotografías extrañas, en las que aparecían principalmente un matrimonio y su hijo adolescente, y generalmente en posturas muy extrañas, semidesnudos, en un salón de suelo ajedrezado. En ese momento comenzó la investigación de Paco, que pretendía convertirse en un documental y que ha durado prácticamente 10 años. El documental terminó siendo un cortometraje del que se apropió Sergio Oskman, y el trabajo de Gómez finalmente ha visto la luz de esta manera. Narrada en capítulos breves y repleta de imágenes (algunas del propio autor, volviendo al lugar de los hechos y reinterpretando el universo Modlin), el curso de la investigación, tan exhaustiva y obsesiva, es absolutamente absorbente, fascinante y maravilloso. Entrevistando poco a poco a todo el que pudiera tener cualquier relación, por mínima que fuera, con cada uno de los miembros de la familia, Gómez va avanzando en una trama asombrosa, y el desenlace es extraño y deslumbrante. Estamos ante tres personas interesantísimas. Margarent Modlin, la madre, se sabe la mejor pintora surrealista del mundo, aunque nadie le compra un cuadro; su marido, Elmer, mantiene a la familia (a la espera de que Margaret les haga ricos con su talento) a base de participar como actor secundario en películas tan diversas como "La semilla del Diablo", "Zorrita Martínez", Curro Jiménez o Embrujada; y el joven Nelson, casi huyendo de su familia, montó un emporio del doblaje y el sonido para cine, y su voz suena en aeropuertos y todo tipo de productos de audio. Los Modlin fueron amigos íntimos, más o menos, de mi adorado Henry Miller; se les puede relacionar con Dalí, con Franco, con sectas satánicas, con Li'l Abner, con la bomba de Nagasaki o con la mítica presentadora de telediarios Olga Barrio. Y todo lo que rodea a su vida, todo aquello con lo que se va encontrando Gómez, parece sacado de una película. En ocasiones la lectura sobrecoge, en otras emociona, y a ratos asusta todo lo que salió de aquel cubo de basura poco después de que falleciera el último de Los Modlin malasañeros.

"Los Modlin" entusiasma como quintaesencia de la biografía de una troupe de (más o menos) fracasados y freaks extravagantes y olvidados; entusiasma el talento extraño, misterioso, simbolista y surreal de Margaret en sus gigantescos cuadros y en sus fotos; y apasiona el cariño que el autor ha puesto en este proyecto catedralicio. Y personalmente necesitaba conocer a fondo y poseer esta historia como un fenómeno que tuvo lugar en mi pueblo, a un minuto de mi casa. Una gozada.

"A la cara" (Christa Faust, 2010)

La colección EsPop/Valdemar nació en 2010, con la idea de convertirse en el Hard Case Crime español, una fuente de pulp contemporáneo con portadas guays llenas de vintage pin-ups. De EsPop también he leído "Los trapos sucios" (lo saqué de la biblioteca y me dejó un poco frío), que practicamente mantiene la editorial a flote, y la biografía de Charles Schulz, que tengo entendido que fue un estrepitoso fracaso comercial. Pero en cuanto a la línea de pulp publicada a medias con Valdemar que nos ocupa, "A la cara" es lo primero que leo. Escrita por una ex bailarina erótica y protagonizada por una pope del cine porno de Los Angeles, la novela es puro hardboiled clásico ambientado en la era de internet y los teléfonos móviles. Repleto de referencias y curiosidades del mundo del porno, y de secuestros, tiroteos, tipos desagradables e hijos de perra. En ocasiones la historia parece que va a amilanarse y edulcorarse, y sin embargo no suelta el pedal del acelerador en cuanto a lo de profundizar en la crueldad y la sangre se refiere. La protagonista recuerda bastante a La Novia de "Kill Bill" y la historia pronto se convierte en una venganza salvaje a través de chalets, rodajes triple X y burdeles. Bastante bien. Me la leí practicamente entera en un buffet libre al que fui sin prisa a echar unas horas dos días seguidos.

"El sótano del miedo" (Wes Craven, 1991)

El otro dia revisé "The people under the stairs", la primera cinta de Wes Craven recién entrados los noventa, y me gustó mucho. La recordaba mucho más terrorífica, con esos seres terribles y leprosos del sótano que me daban mucho miedo y todos esos rednecks armados e impredecibles. Y no recordaba la trama de los deshaucios a los negratas, que es el detonador de que el niño protagonista se meta en la casa de los horrores. La película es muy entretenida, pero bastante ñoña y con unos toques de humor negro muy simpáticos. Aquí de terror profundo, poco.

martes, 19 de noviembre de 2013

Mark Feldman, Uri Caine, Greg Cohen, Joey Baron - Secrets (2009)

Había pasado por alto este disco en la carrera del violinista Mark Feldman, uno de mis mayores ídolos, acompañado de algunos de los habituales consortes de John Zorn (nada menos que tres de los mejores pianista, contrabajista y baterista del jazz contemporáneo), pero emancipado del influjo de las partituras del monstruo neoyorkino. Aunque no abandonan la improvisación ni el cancionero hebreo, porque "Secrets" es una colección de niggunim, que son recitales vocales religiosos judios, aquí despojados de voces, convertidos en fraseos del violín. Tampoco se emancipan de la improvisación habitual en los lanzamientos de la vertiente Radical Jewish Culture de Tzadik, y en ocasiones (como en Kel Adon o Z'chor Hashem) asistimos a verdaderas explosiones de caos y atonalidad que siempre regresan al cauce de esta bellísima emulsión de klezmer melódico y pop que supone cada nueva entrega de estos genios contemporáneos. Echo de menos a Cyro Baptista y sobre todo a Marc Ribot y Erik Friedlander, habitual comandita de Feldman, Cohen o Baron en otros proyectos de Zorn como The Dreamers o Bar Kokhba Sextet, pero este "Secrets" ha entrado directamente en mi top 10 de discos de Tzadik. Especialmente hermosos y emotivos resultan medios tiempos como Z'chor Dovon o Avinu Malkenu, mientras que el arrebato de freejazz enérgico se produce en casi el resto de composiciones (Lubavitcher Nigun que abre el disco, si no te apasiona y teletransporta no somos de la misma especie), mientras que el cierre resulta una especie de blues judío hipnótico y espasmódico liderado por el impresionante bajo y el piano.

Manic Street Preachers - Rewind the film (2013)

Manic Street Preachers son una banda estigmatizada, imposible de desasociar de cierta tristeza y fatalidad a raíz de la misteriosa desaparición del carismático Richey James. Aquel trágico suceso les aportó cierta melancolía, abandonado el gamberrismo casi punk de primeros trabajos como "Generacion terrorists" (1992, que yo tenía en casette), y pringándoles de épica y sobreproducción orquestal a partir sobre todo de "Everything must go" (1996), uno de los discos que más veces he escuchado jamás, lo confieso. Resulta chocante que "Rewind the film" suene tan positivo y popero ya desde el comienzo, con himnos como The Sullen Welsh heart o Show me the wonder, casi un anacrónico (y trompetero) exorcismo britpop. Sin embargo, las letras esconden una crueldad indecible, un cinismo cuarentón amargo y desolador. Pero, como digo, disfrazado de hermosísimas y alegres melodías casi navideñas al principio, que poco a poco se van sumergiendo en medios tiempos y baladas oscuras, con importantes colaboraciones vocales. No es su mejor disco, pero sí probablemente el que mejor comienza y termina, y me está acompañando mucho en estos días grises y moñas que me suceden.

"The world's end" (Edgar Wright, 2013)

No he podido esperar a ver en pantalla grande la nueva entrega de Edgar Wright y Simon Pegg, acompañados de sus habituales amiguetes y colaboradores, exhortado por una tarde libre de furiosa lluvia sobre los tejaditos que veo por la ventana que está al lado de mi pantallón. Como no estoy muy obsesionado con estar al día de la actualidad cinematográfica, recuerdo que me enteré del estreno de "The world's end" viendo el trailer en la MTV, una tarde de hace meses que estaba tomando unas pintas en un irlandés de Carabanchel. Allí dentro de pronto me dieron las dos de la mañana y me di cuenta de que no tenia forma de volver a casa, y me quedé a dormir en casa de un tipo al que no conocía de nada. Un martes. Qué aventuras tan tremendas, necesito un biógrafo. En fin, que estaba en un pub irlandés bebiendo Guinness viendo un anuncio de lo nuevo de estos magos del celuloide británico, y la película, en un principio, es un alegato precisamente de la vida rural británica, de pub en pub durante un reencuentro de colegas décadas más tarde para rememorar una apuesta inclumplida, y completar la Milla Dorada a través de los 12 pubs de la localidad ficticia de Newton Haven. Doce pintas de cervezas caseras a lo largo de las 12 entrañables tabernas del pueblo de su infancia. En el primer intento, los cinco mosqueteros (Simon Pegg, Nick Frost, Paddy Considine, Martin Freeman y Eddie Marsan) tuvieron que abortar la misión debido al abuso de sustancias. Veinte años más tarde, el líder de la pandilla, Pegg, que apenas ha madurado desde entonces y sigue igual de fiestero, fullero y alcoholizado, se propone rematar la faena y reúne a sus colegas de la infancia, todos ellos hoy en día acomodados empresarios o ejecutivos a los que en principio no les apetece demasiado dejar a la familia en casa y correrse una juerga. Como no podía ser de otra manera en los autores de "Shaun of the dead", "Hot fuzz" o "Paul", lo que parecía que iba a quedarse en una cachonda, melancólica y maravillosa buddy movie rural se transforma de repente en una orgía de violencia, ciencia-ficción y conspiraciones milenarias. "Hot fuzz" está demasiado arriba en mi ranking, pero en "The world's end" todo tiene tanta gracia, tanto corazón y funciona tan bien que se convierte en una de las mejores comedias de los últimos tiempos, y mi favorita en lo que va de año. Al margen de los efectos, las risotadas y los impecables diálogo y guión, "The world's end" es un soberbio ejercicio en torno a los placeres y los riesgos de la nostalgia (y de la farra), y una prodigiosa historia de amistad, amor, bofetadas y marcianos en la bucólica campiña inglesa.

Capa y Puñal

El otro día, paseando con unos colegas, encontré en una tienda casi toda la colección original de Forum de Capa y Puñal, dos de mis personajes favoritos de la Marvel, en cuatro tomos retapados, ¡por 4 euros! Los leí en su momento (y me deshice de ellos en HiperCómic, como hacía siempre), pero casi había olvidado estas historias, así que he estado leyendo todo lo que tenía a mano sobre estos tipos. Empecé mi puesta al día revisando las primeras apariciones de Capa y Puñal, en la colección Peter Parker, the Spectacular Spider-Man nº 64 (marzo de 1982), una época en la que el grandísimo y desgraciado Bill Mantlo (en 1982 fue atropellado por un malnacido que se dio a la fuga, y desde entonces apenas ha salido de hospitales e instituciones médicas, aquejado de irreparables daños cerebrales) estaba al cargo de aquella colección. El dibujo corría a cargo de otro artista desgraciado de aquella época, el olvidado, espectacular, eisneriano Ed Hannigan (actualmente víctima de una esclerosis múltiple). En aquella primera aparición nos narraban cómo Capa y Puñal, encarnación de la Oscuridad y la Luz, vagaban por las azoteas de Manhattan persiguiendo y asesinando a un cruel traficante de drogas afín a la Maggia (Simon Marshall) en las mismas narices de Spidey. En posteriores entregas (Spectacular #69-70) se nos narra el origen de Tyron Johnson y Tandy Bowen, dos jóvenes menores de edad que huyeron de casa y fueron captados por una célula de narcos comandada por Marshall, que experimentaban con un remedo más barato y de laboratorio de la heroína. Ty y Tandy fueron cobayas humanos sobre quienes testar si el producto podía ser puesto en circulación. Consiguieron huir de la isla en la que estaban siendo sometidos, y de alguna manera la droga transformó sus cuerpos en dos extraños receptáculos mutantes dependientes el uno del otro. La capa de Capa (un harapo piojoso azul y nego que encuentra en un callejón y del que ya nunca más se separará) es una especie de portal interdimensional hacia la Zona Sombría, absorbe la energía "mala" de los traficantes y drogadizos, y que debe alimentarse regularmente de la luz que emana de Puñal (la impresionante e hipersexuada ninfa menor de edad en ceñidísimo espándex blanco), quien a su vez dispara puñales de luz que hieren y curan la adicción a las drogas de sus contrincantes. Efectivamente, Bill Mantlo se inventó a dos (poderosamente atractivos y patafísicos) vigilantes intrínsecamente ligados al mundo de la droga del Nueva York marvelita. Así, en sus posteriores apariciones en diversas colecciones de Spider-Man se enfrentan a Kingpin, el Castigador o el supertraficante Cabello de Plata (que también aparece por primera vez en aquellos tiempos). Ya en 1983, Marvel decide lanzar a Capa y Puñal como protagonistas de su propia cabecera, en una serie limitada de 4 números (que me prestó mi amigo Scari en su edición original; en España se publicó en un solo tomo en la legendaria y ochentera Colección Extra Superhéroes) en la que continúan su patética y ultra-dramática guerra contra la droga. Bill Mantlo seguía a cargo de sus historias, dibujadas por el magnífico Rick Leonardi, a quien los fans de mi generación adoramos (dibujó algunos de los mejores números de la "etapa australiana" de Patrulla-X de Claremont, la inolvidable serie limitada de Coloso, o Spiderman 2099, una obra maestra del proto-ciberpunk). En 1985 obtuvieron su propia colección regular (por Mantlo/Leonardi), que solo duró 11 números, aunque en la edición española enlazó limpiamente con la continuación natural de CyP, ya en 1987, dentro de la serie Strange Tales featuring Cloak and Dagger & Doctor Strange. Si durante todo el vol. 2 (donde, por cierto, sustituyeron puntualmente a Leonardi en los lápices estrellones del momento como Marc Silvestri, Mike Mignola o Bret Blevins) Mantlo siguió contando historias oscuras, amargas y ciertamente pesarosas (no recordaba que esto fuese tan peripatético, repetitivo, que se llorase tanto y hubiera tanto cura y tanto yonki...), a partir de la etapa junto a Stephen Extraño (Peter B. Gillis/Blevins, con algún fill-in de Erik Larsen) las historias se vuelven menos lloricas y más sobrenaturales. Desgraciadamente, mis retapados terminan con esta etapa. Pronto se haría cargo de los guiones el entintador habitual de los personajes (y de medio Universo Marvel), el propio Terry Austin, en una de sus escasísimos trabajos intelectuales, dotando a la serie de algo más de optimismo y hasta un simpático humor negro. Entramos ya en el volumen 3 americano (1988, alcanzando, más o menos, la edición española a la americana), más conocido como The mutant misadventures of Cloak and Dagger. Donde antes se habían dedicado a perseguir a los narcos por medio mundo, y luego a enfrentar monstruitos y demonios, ahora Austin decide introducirles de lleno en la franquicia mutante y cruzarles continuamente con Factor-X, los 4 Fantásticos, Power Pack, los Vengadores, Spiderman... Pero todo esto no lo tengo :(

The Atomic Elbow fanzine #1-7

No recuerdo cómo descubrí este fanzine, obra de un fan del wrestling vintage de Georgia, Atlanta; pero al poco tiempo de empezar a seguir su blog y su página de Facebook, anunció que iba a sacar un tomo recopilatorio con los 4 primeros números. Enseguida decidí ponerme en contacto con él y hacerle un pedido, animado por lo que parecía una cosa tan guay y hecha con tanto cariño. En España, hasta el siglo XXI, nunca han existido revistas especializadas en wrestling, y mucho menos en el pressing clásico de los ochenta y noventa. Y un fanzine, para mí, son palabras mayores, es un producto fruto del amor y la pasión de un aficionado especial. Aproveché para que incluyera en el paquete el resto de números editados hasta el momento: 5, 6 y 7. Le hice un pedido colectivo, para otros dos amigos interesados, y la cosa salió bastante barata. Además, el tipo, Robert Newsome, tuvo el enorme detalle de meter en la caja tres juegos de pegatinas corporativas (Only wrestling is real!), un par de pósters (uno anunciando la salida del recopilatorio, y otro de un evento local en un garito de su ciudad para ver viejas cintas de lucha) y un parche de tela con el logo de The Atomic Elbow. La transacción fue estupenda, bastante rápida una vez que se materializaron los libros en su casa (desde que los anunció y se los pedí hasta que los recibió sí que pasó bastante tiempo) y muy positiva. Y el contenido está muy a la altura. Tanto que en las últimas semanas me he pasado unas pocas horas leyendo extensos artículos y entrevistas sobre y a norteamericanos coritos, aceitosos y desconocidos, en inglés.

Porque una de las características de cada entrega es que consta de pocos artículos, pero bastante extensos. Tanto el editor como los colaboradores acostumbran a introducir simpática y abundante información personal en cada artículo, del tipo de dónde estaban cuando tuvo lugar esa Raw, cómo convencieron a su padre para acudir a esa cita en un mall local de North Carolina para ver una sesión de lucha indie, o cómo conocieron a ese luchador disfrazado de mantis religiosa con el que trabaron amistad. Las reseñas de pretéritos shows (Wrestlemania IX, Great American Bash 1992, Halloween Havoc 2000, Clash of the Champions XVII, Smokey Mountain Wrestling Volunteer Slam 1992, AWA Super Sunday 1983, el inconcebible reality Celebrity Wrestling, un WCW Monday Nitro de 1990...) son graciosísimos, y los artistas critican una por una cada pelea, cada gimmick, cada estúpido comentario de los comentaristas, ridiculizan el esperpento culebronesco de la fanfarronada, las conexiones desde el hospital, los cuernos que se ponen unos luchadores a otros para animar el cotarro, etc., y reconocen honestamente su disfrute cuando la cosa se ciñe al deporte en sí, elogiando momentos memorables de la WWE, WWF, SMW, WCW, Chikara o cualquier otro evento independiente o local al que han asistido o han visto en un ignoto DVD. A lo largo de los siete números entrevistan a algún que otro luchador, pero también a artistas de cómic o músicos (el número 1 se abre con una charla con el mismísimo Bob Mould de Hüsker Dü y Sugar), árbitros o podcasters del gremio. Casi todos los números incluyen pequeñas historietas y pin-ups de artistas desconocidos pero bastante diestros, e incluso algún relato que ensalza recuerdos relacionados con Roddy Piper El Gaitero, Hulk Hogan, Brutus El Barbero, Sting, Jimmy Estaca Duggan, etc. El conjunto es una lectura entretenidísma (que no he acabado, y que confieso que llegado al 4º número he empezado a hacer en diagonal en algunos artículos), varios cientos de páginas de apretada letra y deliciosos pantallazos e ilustraciones que espero que siga creciendo y que de alguna manera pueda seguir recibiendo en mi buzón desde Atlanta, porque este fanzine es una pieza de artesanía bien bonita y muy recomendable.

"Argo" (Ben Affleck, 2012)

Ésta la tenía que meter en el lote perezoso y fugaz del último post, pero acabo de ver la caratulita ahora. Magnífica y entretenidísima, lo que parecía que iba a ser un homenaje al cine biográfico judío-americano de los primeros setenta sobre sucesos verídicos recientes (estoy pensando en Frank Serpico, en el Chacal, Zodiac, en Lumet, Schrader, DePalma...), se convierte (porque, increíblemente, así pasó) en un falso "Fitzcarraldo" en pleno conflicto, con un John Goodman imposible de separar de su personaje de "Matinée" y un Ben Affleck que parecía tonto y ha conseguido dejar de dar asco a la humanidad en su conjunto.

"La vida de Pi" (2012) / "Habitación 237" (2012) / "Sin tregua" (2012)

Como actualizo tan poco se me acumula el trabajo. De vez en cuando guardo en una carpeta del disco duro las portadicas de cosas que veo, para no olvidarme y reseñarlas aquí, pero luego pasan semanas y se me ha olvidado lo que he visto. Que no sea porque no lo intento, y aprovecho para recomendar de golpe estas tres que no tienen nada que ver pero que tenía ahí en esa carpeta, que vi hace relativamente poco y que me gustaron bastante.

"Life of pi" (Ang Lee) es una película de magia y aventuras para todos los públicos sobre un niño que huye de la adversidad y sobrevive a una odisea transoceánica en un pequeño bote que comparte con un voraz tigre de Bengala. Hinchada de impresinantes efectos especiales, una banda sonora soberbia, épica hollywoodiense de la de antes y una extraordinaria y fascinante simpleza.

"Room 237" (Rodney Ascher) es un documental que gira en torno a los recónditos mensajes y doctrinas que algunas personas han querido ver implícitos en los desasosegantes planos de la maravillosa "El resplandor" de Stanley Kubrick. Una de las piezas más entretenidas y majaretas que he visto en bastante tiempo, yo que soy tan fan de Stephen King y de esta adaptación en concreto. Visualmente no está muy por encima de esos montajes que circulan en Youtube sobre los alienígenas de la antigüedad en Moviemaker, cosa que aplaudo.

"End of watch" (David Ayer) es una buddy movie policial de manual, rodada como un falso reality en primera persona al estilo Cops (a bulto y sin obsesionarse con el metalenguaje) absolutamente deliciosa, que funciona como el mecanismo de un reloj y que me dejó pesaroso y afligido toda una tarde escuchando a Teenage Fanclub y comiendo helado.

"Lincoln" (Steven Spielberg, 2013)

Spielberg pone una nueva pieza en su puzzle revisionista y políticamente correcto, hace girar de nuevo el engranaje que acciona el repeluco colectivo, y al contar con Daniel Day Lewis cuesta pestañear porque da gusto verle; pero esto se me hizo eterno y parsimonioso como mirar la primera comunión de un primo lejano y una vez más me quedé dormido en la sala. De hecho salí pensando que a lo mejor el cine no es para mí porque cada vez tengo menos paciencia, y que a lo mejor no acabo saliendo de un after al amanecer finde sí y finde también porque me deje llevar y mame más de la cuenta sino porque es lo que me gusta, y no ir a ver estas películas tan afectadas y trascendentes.

"La grande bellezza" (Paolo Sorrentino, 2013)

Hace ya varias semanas que me senté a ver la nueva de Sorrentino, con una urgencia y unas ganas terribles, con las expectativas por las nubes, relajado, predispuesto, cómodo, recién merendado y exfoliado. Sin duda, una de las películas más grandiosas de los últimos años... tanto que a mí me vino grande. Extasiado por la fotografía e impresionado por las actuaciones o la música, intrigado por la trama y riéndome, excitándome o sobrecogiéndome cuando tocaba, mi conocimiento e interés hacia el cine clásico italiano sin embargo se limita a Jaimito, Tinto Brass, Leone, D'Amato, giallo, mondo... y a acumulación de bostezos y desconcierto las contadas veces en las que me he intentado enfrentar a una de Fellini, Antonioni, De Sica o Visconti cuando me las ponía mi padre (...o igual era por eso, por el furor edípico). Envidio un poco al que aglutina referencias como para disfrutar de estas obras tan intensas y grandilocuentes, quien le encuentra los tres pies al gato... No tengo yo nada en contra pero tampoco a mi favor en cuanto al cine italiano, es solo que las anteriores de Sorrentino me parecieron una maravilla absoluta, diáfana y nada complejas socio-culturalmente, y en ésta no sé yo si he sabido entrever lo que se contaba. O en realidad no sé si hace falta. Doy fe, en mi caso, de que para disfrutarla y estremecerse ante la bellezza que exhuda cada plano (a quince planos por minuto) no hace falta, no. Y que el carrusel de roadsine attractions de la humanidad que me fascinó en "This must be the place" sigue intacto (en este caso, en el hombre que se fotografía cada día, el tipo que hace desaparecer jirafas, la niña que pinta con rabia, las velinas y las caricaturas de la noche en las fiestas de alta alcurnia). Eso si, no ser mangurrianes como yo y ved esto proyectado en la pantalla más grande posible, porque es bellízzimo. En cuanto a las ideas expresadas y los referentes, ya digo que estoy en blanco, pero en cuanto al argumento asistimos al día a día de un escritor decadente, nostálgico, aburguesado, trepa, esnob y cínico que se aferra a una supervivencia hueca, pomposa y hedonista por pura desesperación, rodeado de gente exactamente igual de repelente. De fiesta en fiesta, sin ganas ya de nada más que fiesta, sexo carroza, farlopa, autoconmiseración y esa idiosincrática soberbia de la opulencia italiana que tan bien desgranaba el documental "Videocracia". Una delicia dilatada y trasnochada que a mí no me ha aburrido nada y con unos diálogos de los que hasta tomé notas.

2000 Maníacos #45: ¡Regreso a los 80's!

Una de las cosas más simpáticas que ha tenido este 2013, para mí que soy tan simple, ha sido que han salido no uno sino ¡dos! números del 2000 Maníacos, mi fanzine favorito, habitual en este blog y que atesoro desde su primer número(con un par de ausencias :_(). En este caso publican en su fecha de siempre, recién pasado Halloween, con ocasión de la Semana de Cine Fantástico y de Terror de Donosti, que les acoge y patrocina. Y se marcan un especial ochentero muy jugoso y bonito como siempre, aunque sabe a muy poco. Incluye un par de lacrimógenas loas a los viejos videoclubes, un top 50 de carátulas de VHS (que hace las veces de la habitual sección de reseñas, que esta vez no la hay), un alegato de Rubén Lardín sobre el cine comercial para (sacarle los cuartos a los) adolescentes, una égloga al Tobe Hooper torpe de la Cannon, un maravilloso repaso a la vida y obra del grandísimo Lon Chaney Padre (El Abuelito a lo suyo, hablando de los ochenta de otros siglos), el jugoso Programa Doble de Álex Zinéfilo (dedicado a dos extraños mondo-macabros hindúes), entrevistas a una diva del destape o a un gremlin malo, un imprescindible e importantísimo dossier sobre porno clásico (reader's digest de la "Breve historia del cine X" del propio Manuel Valencia)... Y entre alguna otra cosita, dos o tres artículos cortos que me han chocado un poco, porque coinciden demasiado con los contenidos del Amazing Monsters que me leí el otro día, incluída una entrevista con el propio autor del AM. Por ejemplo, el reportaje sobre la propia Cannon (claro que éste lo ha escrito Jesús Palacios, y convierte al otro una redacción escolar), y las otras entrevistas. Y de relleno un par de collages y una página con cromos de la Pandilla Basura... Cada vez el Mañacos me parece a mí que tiene menos letras y más collages, si no fuera por la verborrea del Abuelito, Calleja o Palacios. Pero me sigue gustando más que casi todo.

"Solo de moto" (Daniel Sueiro, 1967/2000)

Encontré esto el otro día en una mierdulería, y lo leí esa misma tarde en mi sillón del Capitán Kirk, escuchando a Mark Feldman, con la calefacción puesta, una manta encima, acariciando al gato y mirando la tormenta al otro lado de la ventana de mi ático. No era la lectura ideal para tan magnífica estampa, pero me entretuvo bastante. Se trata de una novelita pop publicada en 1967, recuperada recientemente por la efímera Gas Editorial en un formato muy chiripitifláutico. A Daniel Sueiro no le tenía localizado, y ejerce aquí de anacrónico cronista anti-jipi, narrando un viaje en burra hacia Torremolinos a través de la desértica estepa castellana repleto de slang de la época (nada chirriante, como sí pasa con determinados productos ochenteros afines al Rrrollo; sino estupendo, fresco, con un estilo trepidante, pinturero y cachondo) mucho más cercano a lo quinqui y a lo de la Elipa que a lo poco de la España de los sesenta que vendía el cine y el Aplauso: aquí un currela de taller de barrio, obsesionado con las motos, los bocatas y los cubatas, tiene una epifanía y necesita huir de la mugre capitalina y tratar de apretarse unas suecas en el idílico territorio del landismo. Y por el camino asistimos a su impaciente soliloquio y a sus aventuras.

jueves, 31 de octubre de 2013

Circus Contraption - Grand American traveling dime museum (2005)

Circus Contraption es una banda de reciente descubrimiento que escucho mucho desde hace varias semanas, en casa y en el trabajo. Su sonido es una mezcla de vodevil, hard rock y gitaneo balcánico, misterioso y disparatado. A ratos me recuerdan a Mr. Bungle, a ratos a unos Gogol Bordello de bajón o a alguno de esos grupos rollo steampunk disfrazados y sobreproducidos. Como sea, CC lo formaban una veintena de músicos, acróbatas, cantantes y bailantes (con nombres de guerra como Delphinia Spit, Acrophelia o Dr. Loligo Calamari), que iban de gira con espectáculos de variedades completos al estilo de mis queridos Tiger Lilies. Burlesque, opereta y balkan music, acordeones, violines e instrumentos informales dieron forma a 5 discos muy entretenidos e inspirados, el primero de ellos instrumental. La actividad del grupo parece ser que se interrumpió definitivamente el día que dos de sus miembros principales, Dexter Mantooth y Shmootzi the Clod, murieron durante una masacre de rutina en Seattle en 2012.

DJ Sexyflow - Sexyslangz (2010)

No puedo evitarlo: me atraen los subproductos culturales, los discos, fanzines y sobre todo libros inverosímiles y únicos, los panfletos curiosos que te ofrecen por la calle, los libros de tiradas ínfimas que se venden en los bares, la literatura minoritaria de culto, cosas ilegibles que me llaman para que las posea. Apenas compro discos originales en los conciertos, los que hacen los amigos para regalar o los que tienen a la venta en un sombrero los músicos callejeros. De estos no tengo muchos (el del dipsómano flamenco y tuerto que habita un banco de Malasaña y que una vez tocó en la sala Galileo o el de esa vieja gloria de TVE que ahora vende su disco por el Metro, que ahora no lo encuentro ni recuerdo su nombre...). Total, que el otro día viene a mi curro un negro, muy entusiasmado vendiendo su CD, asegurándome que tienen miles de visitas en Youtube, que graba sus propias cosas en casa, que hay que apoyar las iniciativas minoritarias, que lo suyo es un estilo de hip-hop con raíces en una milenaria danza africana y que rapea en inglés, francés y español... como en un chiste. A mí no hacía falta que me convenciera, me tenía en el bolsillo desde el principio, y le di 5 eurazos por su disco. De esto hace en realidad varios meses. Esa misma tarde su disco estuvo sonando bastante rato en mi curro, y esta birria me dejó bastante perplejo. Temas de hip-hop ultracatólico llenas de blasfemias (como 75 bitches, que en serio, es un alegato evangelista), una voz infame y unas bases de Casiotone ochentero conforman un CD de 14 canciones (en lugar de las 6 que indica en la contraportada) totalmente insoportable, chirriante y aburrido, en la línea de cualquiera de las cosas que suenan en el show radiofónico de Joyamayúscula y Frank T. El tipo, majísimo, me firmó el disco por detrás, con una dedicatoria inversa, es decir, con mi nombre dedicándole el artefacto a él, y su teléfono para contrataciones. Hoy que es Halloween igual lo pincho.

Los normales (David Gilbert, 2006)

Este libro, este jodido mamotreto de 500 y pico páginas se me ha atascado estas últimas semanas como una espina de ballena en la tráquea, incapaz de avanzar, transportándolo de un lado a otro cogido con la punta de los dedos con un poco de asco, pero negándome a abandonarlo por una absurda promesa que me hice hace tiempo, harto de dejar libros a medias, de tener marcapáginas diseminados por todas las estanterías. Una novela del debutante Gilbert, que me ha resultado irritante, cansina, presuntuosa y hueca, como si me la estuviera susurrando un butanero vestido de azul; el principal motivo de que esto me haya ofendido tanto son cosas como esta última frase que he utilizado: la lectura está atestada de metáforas pedantes y sin sentido, la conjunción "como si" aparece en dos de cada tres párrafos y las comparaciones, casi siempre, no pueden ser más estúpidas. Es posible que la intención del autor fuera resultar irritante, porque el protagonista, el joven Billy Schine, difícilmente podría ser más cretino, como si un pedo restallara sobre un lienzo de carbono cada vez que atardece. El tipo sufre de pronto una erupción de manía persecutoria, tras recibir una carta de un abogado que le reclama una deuda de 60.000 dólares por gastos escolares, así que decide convertirse en cobaya humano y largarse quince días a un hospital experimental, en el que será sometido a una serie de pruebas, como si un vaso de metacrilato canturreara sobre la bahía de Chesapeake. Casi toda la novela transcurre dentro de ese frío hospital, y avanza (y retrocede, avanza y retrocede una y otra vez...) a trompicones, a duras penas, entre metáforas como si un sapo besara a la princesa Leia plagada de términos farmacológicos, asfixiante, aséptica, totalmente libre de emoción alguna. La narración del día a día de los normales en el hospital suburbial se complementa con las historia paralelas de la madre con alzheimer del protagonista y su marido, que planea un suicidio asistido junto a ella; la historia del hype de una noticia sobre un chaval con cáncer cuya resonancia se parece mucho a la Sábana Santa de Turín y se convierte en la noticia del año; la ida de olla de uno de los internos; el sueño de participar en otro ensayo científico clandestino en el futuro... Todo resulta irritante, aburrido y gélido como un pasillo de hospital abandonado lleno de cajas de fruta con las pegatinas de las mandarinas medio raídas por la acción del salitre a media mañana. A partir de un argumento inquietante, esto se convierte en soberano coñazo presuntuoso, pavisoso y tan posmoderno como si un lirón con moño se posara sobre la cabeza de una estatua de El Pescaílla.

miércoles, 30 de octubre de 2013

Always believe: The story of the Ultimate Warrior (2006)

Existe un DVD oficial de la WWE titulado "The self-destruction of the Ultimate Warrior" (2006), que cuenta, desde el punto de vista de Vince McMahon y asociados, por qué el (mal llamado en España) Último Guerrero desapareció de la lucha libre-espectáculo profesional cuando estaba en lo más alto. Jim Hellwig, el tipo que interpretaba al impresionante nativo-americano ídolo de los niños, se querelló contra dicho artefacto, y en 2009 un juez dio la razón a la WWE. Sin embargo, existe una versión con comentarios del protagonista, no comercializada, que es la que he visto estos días. The Ultimate Warrior fue uno de mis ídolos de infancia, y creo que de hecho era mucho más querido por los fans que el dichoso calvo fascista de Hulk Hogan. El outfit de Warrior, su rompedora entrada en escena (corriendo desde los vestuarios a ritmo de rock, agitando las cuerdas antes de saltar al "squared circle", agitando los brazos al cielo...), su "baile de San Vito", su vozarrón infernal y su gran corazón (más de una vez le salvó la vida a Hulkster y fue víctima de las tretas ilegales más ruines de los rudos, porque era bueno, porque el espíritu de Manitou estaba de su lado), nos cautivó a todos los chavales. Además de ser un personaje tan carismático, tan cool y con un cuerpo tan impresionante, James Hellwig, el intérprete que había detrás, era un intelectual, un inconformista y un tipo que se rebeló contra las tiránidas condiciones bajo las que competían los caricatos de la WWF, tipos obligados a representar verdaderas idioteces para débiles mentales, y además sin tener ningún control creativo sobre sus millonarios personajes. Hellwig se rebeló, se cambió su nombre legalmente al de Warrior (para no incumplir ninguna ley al utilizar un nombre que en realidad pertenecía a la WWF), y publicó sus propios tebeos de "Warrior", hizo sus giras por convenciones, etc. El férreo control que la empresa ejercía sobre el indio molón terminó con pleitos, malos rollos, acusaciones y despidos. La carrera del Último Guerrero, increíblemente, solamente duró de 1987 a 1991. Un par de años después, tuvo una fugaz y patética reaparición en la WCW, pero Hellwig estaba tan cambiado (por el abuso de sustancias potenciadoras de la musculatora, o como se llamen) que empezó a circular el rumor de que ese era otro Warrior, y que el original había fallecido y estaba en el cielo o en una isla secreta de la CIA junto a Paul McCartney. La versión de Hellwig, cabreadísimo y blasfemando durante algunos fragmentos del documental, es que McMahon y sus secuaces son unos bastardos mentirosos e hijos de perra, y la versión oficial es que The Ultimate Warrior fue un juguete roto, un picao y un problema para el delicado engranaje comercial del circo este del pay-per-view. Resulta que posteriormente a este documental TUW volvió a aparecer (ya siempre utilizaría el nombre de Warrior) en el pressing "de élite" (eufemismo para "no amateur" que se usa mucho en este asunto), e incluso estuvo de gira por España en 2008, luchando bastante desmejorado y apareciendo incluso en el programa de Buenafuente. Este mismo verano parece ser que ha llegado a algún tipo de acuerdo con McMahon para volver a ceder su imagen para la Gran Empresa de Wrestling, al menos para un inminente videojuego. Sea como fuere, al margen de las amargas polémicas, de las mentiras, de Hellwig a lo Henry Rollins fanfaroneando y tal, resulta maravilloso acercarse de vez en cuando a esa época gloriosa del pressing catch en España que tanto marcó a toda mi generación.

lunes, 28 de octubre de 2013

domingo, 27 de octubre de 2013

Update de pésimo domingo otoñal

Creo que no he hecho esto antes, pero si no estoy actualizando mucho este blog de reseñas, para variar, no es solo por la indolencia, sino porque no tengo mucho que poner. No paro de ver, leer y escuchar cosas que no entran en las categorías habituales del blog (series, basicamente). Pero quería dejar constancia. El final de Breaking bad, mi serie dramática favorita de todos los tiempos y espacios, coincidiendo con la nueva temporada televisiva americana, me dejó atribulado y con mono, así que me he puesto a ver todas las series del mundo, como un oficinista cualquiera. Sigo desde el principio The big bang theory, How I met your mother, The Simpsons, South Park, Futurama y creo que ya. Y he empezado con muchas ganas Marvel agents of S.H.I.E.L.D., Back in the game, Brooklyn nine-nine, Sleepy Hollow y The Blacklist, citadas en orden decreciente de interés. Lo he intentado con Boardwalk Empire pero no me engancha. De New Girl, que me la recomendaba repetidamente una amiga, casi me he puesto al día en dos o tres semanas. Y sobre todo, en todos mis ratos muertos, con tal de no pensar, me siento en mi maravilloso sillón con los pies en alto y degluto uno tras otro episodios de Matrimonio con hijos y Frasier. En ambas voy por la cuarta temporada, pausadamente, del orden de un par de capítulos diarios. He visto muy pocas películas ("Monsters University" bien, "La grande bellezza" regular), estoy estancado leyendo un libro muy irritante de David Gilbert que ya reseñaré si se acaba de una puta vez. Al mismo tiempo disfruto con el nuevo tocho de Jacinto Antón, el recopilatorio de The Atomic Elbow, la colección completa de Casacas Azules que ha caído en mis manos, con las entregas habituales de Batman, Spider-Man y Lobezno (he vuelto a comprar tebeos en papel... si es que estoy fatal), con los últimos 5 tomos de Usagi Yojimbo y con un maravilloso integral de Sir Tim O'Theo que he montado en el tablet. Cuando no estoy trabajando, estoy perdiendo el tiempo con una de estas cosas en cursiva que he puesto aquí, con la mente en blanco, a la espera de que se acabe este año y comience una nueva etapa de mi vida que tiene pinta de que va a ser interesante. Ahora mismo estoy muy agobiado, preocupado, despechado, pobre, abandonado, noqueado, y encima me toca ir y volver del dentista cada dos por tres. Por eso vivo una eterna adolescencia de la mente y no quiero salir de casa.