miércoles, 18 de abril de 2012

Los sudarios no tienen bolsillos (Horace McCoy, 1937)


En la biblioteca de mi pueblo tenían las dos novelas que me quedaban por leer del divino Horace McCoy. Ésta, y "Debería haberme quedado en casa", recientemente publicada por Akal. El mismo día que las saqué de la biblioteca, encontré en un cesto de una librería de viejo el número 13 de Club del misterio, la colección de pulp y novela negra de Bruguera en formato tabloide y para adolescentes, que contiene "¿Acaso no matan a los caballos?" y "Luces de Hollywood", que no es sino "Debería haberme...", de pe a pa, con otro título. Ya tengo tres ediciones, pues, de "¿Acaso...?", y puedo devolver mi copia prestada de "Debería...".
En "Los sudarios no tienen bolsillos", McCoy decidió apuntar su certera Luger hacia el mundo del periodismo. Mike Dolan, eficiente reportero del The Daily Times-Gazette, acaba de ser despedido por bocazas. No tarda ni dos semanas en poner en la calle su propio rotativo, un semanario sin pelos en la lengua, en el que ir dando buena cuenta de cómo se las gastan determinados ministros, comisarios de policía, médicos abortistas, árbitros compraos, concejales a cargo de fondos públicos supuestamente destinados a potenciar el teatro amateur, colegas de la prensa, etc. Una especie de revista Interviú, nacida para imponer la verdad por encima del dictamen de los anunciantes, la gran lacra del gremio (aún hoy, 75 años después). Mike Dolan hurga en la basura, no duda en amenazar, grabar o chantajear a testigos, cualquier cosa en nombre de la verdad. Sus columnas y su revista están revolucionando la industria, poniendo patas arriba el sistema todo. Leer esta novela la misma tarde que di por terminada la última relectura de Transmetropolitan no dejó de tener enjundia. En el Cosmopolite de Dolan se dicen cosas que duelen aún en el siglo XXI, que parece mentira, una vez más, las cosas que escribía Horace McCoy en plena Crisis de los 30. Especialmente impresionante me resultó el párrafo en el que uno de los colegas de Dolan le dice que tenga cuidado, que está siendo más comunista que los comunistas (mucho antes de la Caza de Brujas del senador McCarthy), que se le están yendo las manos, que se está enfrentando a todo el sistema. El discurso de Dolan es devastador, y bien podría haberse pronunciado en la Puerta del Sol el pasado quince eme.
Por si todo el cóctel de acción, pasión, conspiraciones, tiroteos y mala baba destilada no fuese suficiente, el último caso que aborda el Cosmopolite gira en torno a un grupo de encapuchados que se dedican a acosar y torturar a los negros. Un KKK revivido, unos Cruzados pop que actúan en secreto y con total impunidad, entre los cuales Dolan descubrirá a banqueros, policías, políticos y jerifaltes de toda condición. Un asunto demasiado serio y turbio como para ser aireado sin llevarse un tiro en la columna. Aquí en España 2012 no estamos preparados para esto, aún, pero todo se andará.

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