lunes, 13 de junio de 2011

Mars needs moms (Simon Wells, 2011)


Fantástica superproducción de la Disney que insiste en esa técnica de animación extravagante de la captura de movimientos. Un paso más allá del viejo rotoscopiado que daba tanto miedo y era al mismo tiempo tan fascinante (ahí quedan para la posteridad las obras maestras de Ralph Bakshi o los Fleischer, o fallidos experimentos recientes como "A scanner darkly"), la captura de movimientos es eso que nos explicaron en los Simpson, que consiste en ponerle a Homer un traje y ver cómo un simpático perrito digital realiza todos sus movimientos, convirtiéndose en algo así como un dibujo animado en tiempo real. En esta ocasión han perfeccionado el asunto, llevándolo un paso más allá de la fría "Polar express" y acercándolo a los pitufines de "Avatar", pero en un estilo cartoon y puesto al servicio de una historia fanta-científica excelente. Los fans de "Monster house" estamos de enhorabuena, porque esto es un "Monster house" trans-galáctico, ciencia-ficticio y maravilloso. La historia es muy sencilla: Milo es un chaval quejica y respondón, y una noche manda a su madre a freír gárgaras, y de pronto la Providencia (en un giro que recuerda a "Solo en casa"), en forma de marcianos, hace que ésta es abducida por los extraterrestres. Milo se cuela sin querer en la nave, y llega al Planeta Rojo, donde conocerá a otro humano que viajó años atrás para salvar a su madre, que ha hecho suya la avanzadísima tecnología marciana, y que ayudará al crío a rescatar a la vieja. Como esto es Disney, es inevitable que hasta cosas tan jodidamente perfectas como "Wall·E" tengan un lado malo, y que todo parezca un vehículo de una iglesia baptista para reeducar a los niños con corrección política, y descuidando la diversión en muchos momentos. Aquí el mensaje está en que hay que querer mucho a mamá y ser bueno y tal, no sea que te arrepientas de cualquier cosa que le digas (lo cual es una verdad como un templo, y a mi mamá yo la quiero mucho y espero poder decírselo en MI lecho de muerte). Pero el resultado es mágico, sorprendente, brutal, incluso visto en 2-D, en tele pequeña y subtitulado por un mandril. Lo mejor, sin duda, las caras de los personajes, que creo que son las mejores facciones, gestos y movimientos que recuerdo haber visto en la animación (aunque sea un poco tramposa; de hecho hay una guerra abierta en La Academia para ver si esto es o no animación), los diálogos son magníficos, el colega humano del niño es simplemente perfecto, los marcianos también molan, y ya que seguimos vivos a esta altura del Progreso, al menos que nos den golosinas como ésta de vez en cuando y parezca que haya valido la pena.

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