sábado, 4 de junio de 2011

La extraordinaria vida del Señor Wences (Jorge San Román Villalón, 2009)


No recuerdo cuándo conocí al Señor Wences, cuando supe de su existencia por primera vez. Pero fue un flechazo. Wenceslao Moreno es el ventrílocuo más grande de todos los tiempos. Un señor provecto, bonachón y elegante, que llevó una vida dura y ligada al campo en un pueblecito de Salamanca, y que a golpe de talento, hablando con su mano izquierda tuneada con una peluca, llegó a lo más alto del mundo del espectáculo, tocó el mismísimo cielo, reventando los medidores de audiencia en el show de Ed Sullivan y en las mejores bôites de Nueva York, Hollywood, Cuba, Argentina, Japón y cualquier rincón del mundo excepto en nuestro país, donde, Francisco Franco mediante, ha sido siempre ninguneado y menos profeta que si hubiese matado a alguien. Este libro narra su vida de forma minuciosa y con una atención al detalle que pasma. No recuerdo haber leído antes una biografía que comience seis generaciones previas al homenajeado, y que esté trufada de tantas fotos que es casi un documental en tiempo real. Una verdadera joya, escrita por Jorge San Román Villalón, la mayor eminencia en el asunto. Por decir algo poco favorable de esta joya literaria, diré que el autor peca de entusiasta, pero no es para menos; y que pasa de puntillas sobre el por qué fue tan obviado en España durante la dictadura del pitufín, o cuál fue exactamente su papel durante la Caza de Brujas macartista, que parece que algo turbio hubo; y tampoco parece darle demasiada importancia al hecho de que todos los personajes famosos de Wences, en realidad se debieron a su hermano a su hermano mayor, que no triunfó tanto porque era un poco pendenciero y juerguista. Pero cada episodio de la vida es más y más sorprendente. Yo me lo leí de un tirón en una noche insomne con la boca desencajada y los ojos como platos soperos. Este tímido salmantino conoció a todas las estrellas de Hollywood y políticos imaginables, durante seis o siete décadas de trabajo sin descanso. Estuvo en lo más alto durante muchísimo tiempo. Y su talento, como el de casi toda su familia, iba más allá de la ventriloquía, y se sumergía en el Circo, las variedades, la canción, el malabarismo, el humor, la prestidigitación, la literatura... Un artista de los de antes, de los del carromato y el baúl de maravillas.
Un libro maravilloso, que al pedirlo en senorwences.com te lo mandan a casa y luego ya lo pagas, cosa inaudita. Y por si fuera poco, su autor me envió algunas imágenes inéditas y me contó bastantes cosas, de propina. Una joya. Ojalá algún día pueda ver ese documental que Jorge esconde bajo la manga.

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