martes, 5 de abril de 2005

Hipnotismo pop (2ª parte)

5. Adormeciéndonos en el siglo XX

Dejábamos la narración histórica con la aparición del Psicoanálisis de Freud, y la pérdida del respeto hacia el objeto de nuestro artículo, por parte de todo el mundo. Si no estoy muy equivocado, el momento Este es Hypnos, versión 'Caballeros del Zodiaco'que se considera como el nacimiento del Psicoanálisis es la publicación por parte de Freud del libro “La interpretación de los sueños”, en 1900. Un poco irónico.

Pero el Psicoanálisis no dejaba de ser una terapia a largo plazo para encontrarse a gusto con uno mismo, a partir de asumir los traumas pretéritos. Para los que todavía no veían en la Hipnosis una mera charlatanería, había cierta esperanza de que sirviera para solucionar taras psicológicas a corto plazo. Durante la Primera Guerra Mundial, dos psiquiatras británicos, Wingfield y Hadfield, pudieron experimentar con procesos hipnóticos en soldados traumatizados, desarrollando una técnica que a partir de ahora será importantísima para esto que venimos comentando: la “remoción directa del síntoma”, o lo que es lo mismo, hacer recordar al convaleciente, sometido a Hipnosis, aquellos sucesos traumáticos que tuvieron lugar en el pasado, y que se encuentran ocultos en el subconsciente. Si se lograba que el paciente rememorara esos traumas que tenía desterrados, éste podría asumirlos y seguir adelante con su vida normal.

Fue otra vez Freud quien utilizó otro de los términos indisolubles del mundo del Hipnotismo, y que es además un punto en común con su propia teoría: la regresión. Reencontrarse con ese pasado, para que se produzca la remoción ya citada. Pero así como el Psicoanálisis aboga por recorrer ese camino de forma consciente, a base de dialogar con el paciente, mediante la Hipnosis, supuestamente, se hace a lo bestia, y una vez que el paciente ha sido reducido a un pelele que obedece la voz de su amo, se le puede hacer recordar su Mídame fijamente a loz ojozjuventud, su infancia, su período pre-natal y, si uno se pone farruco, incluso cualquiera de sus vidas anteriores a la reencarnación actual.

Sí, amigos, aquí empieza otro de esos entrañables episodios que convierten al Hipnotismo en una paraciencia perfecta para la novela fantástica, la ciencia-ficción y el chapurreo barato en los blogs (ejem): por lo leído y contrastado, el hipnólogo (pues así se llama el experto en la materia) cree ciegamente en la reencarnación, y puede curar, por ejemplo, el miedo de un mozo al agua, si consigue que recuerde que en la Roma de Julio César fue un aguerrido centurión que murió ahogado cruzando el río Tiber.

Pocos nombres de investigadores serios se pueden añadir a la lista de aportaciones a la Hipnosis, ya que sin pudor ha sido siempre objeto de menosprecio por parte de la comunidad científica y de las autoridades sanitarias (sean estos quienes sean). La práctica de la Hipnosis es legal y se puede enseñar oficialmente en casi todo el mundo civilizado (a ello han ayudado lumbreras como Milton H. Erickson, Jay Haley o Raphael Rhodes), pero hasta ahora no ha dejado de ser una técnica asociada al ocultismo. Además de no ser una ciencia exacta, ya que basa sus conclusiones en las opiniones del hipnólogo a partir de lo que el paciente cuenta en una sesión concreta. Lo mismo que pasa con el tarot, más o menos.



6. Aclaremos las cosas

Ya es martes, y apenas he avanzado en el desarrollo de mis propias habilidades hipnóticas. Bueno, ayer por la tarde, cuando volvía a casa, me concentré con todas Una posible aplicación de la hipnosismis fuerzas para que me hubiesen ingresado un dinero que me debían, y para mi sorpresa cuando miré en el cajero tenía hecha una suculenta transferencia. Pero no creo que eso cuente. Caminaba por la acera mirando fijamente a los perros que se me cruzaban, y a las chicas que pasaban en dirección contraria, a ver si alguna se detenía y me pedía matrimonio. Pero de momento, nada.

Necesito saber más. Buceo un poco por la Red de Redes (utilizando el ratón, tras comprobar que todavía soy incapaz de mover el puntero con la mente), y me entero de que realmente el Hipnotismo no es una terapia, como creo haber mencionado en el post precedente, sino un conjunto de técnicas variadas aplicadas, que puede utilizarse en una sola sesión, y que pretende sugerir al paciente cambios en sus percepciones, pensamientos, sentimientos, sensaciones y conducta. La finalidad de la hipnosis en señores con problemas graves es que lleguen ellos mismos a autohipnotizarse sin necesidad de acudir a la consulta.

¿Para qué #$%&@ sirve la hipnosis? Un erudito practicante aclara que se emplea en dos vertientes: la superación (mejorar las capacidades desarrolladas por un deportista o un estudiante) y la mejora terapéutica (“cura” de dolores crónicos, fobias, trastornos disfuncionales, insomnio...). Este mismo hipnólogo clínico nos explica, provocándonos grandísimas decepciones, que la persona hipnotizada no necesariamente pierde la consciencia, sino que “se concentra de una forma especial”, y que no es probable que obedezca cuando se le dice «eres un mono de feria, salta y toca los platillos», como en “Zoolander” o como vemos en la tele, sino que es Marlene, ahora harás todo lo que yo te pidanecesaria su colaboración, y tiene absoluto control sobre lo que dice y hace. Pues vaya...

En definitiva, los expertos en Hipnotismo, o al menos en su faceta terapéutica / clínica, se desviven por mostrar a la humanidad que lo suyo no tiene nada que ver con quimeras, leyendas y vendedores de ungüentos crecepelo, sino que se trata de un procedimiento durante el cual un profesional de la salud sugiere a una persona a experimentar cambios de sensaciones, y bla bla bla... O sea, que se empeñan en hacernos creer que no es posible someter a alguien del otro sexo que nos gusta para que se enamore de nosotros a la voz de ya, o que no podemos ir por ahí seduciendo a todo quisque haciéndoles ver que somos Mister Universo. Qué decepción, ¿verdad?
Pues no me lo creo. Porque yo he visto a Marlene Morreau a cuatro patas diciendo las mayores sandeces imaginables en directo a toda España por televisión, y a Claudia Schiffer enamorada de un prestidigitador tan feo como el sobaco de un elefante durante años, así que algo de verdad tiene que haber en todo esto...

Cuando chasquee los dedos, despertarás y seguirás leyendo alegremente el siguiente capítulo.

¡Chas!
Eres un perro, ladra y da saltitos para mí

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