miércoles, 15 de febrero de 2012

The Tiger Lillies - The Gorey end (2003)


Bueno, pues ha llegado el momento de hablar de los Tiger Lillies. El grupo con el que llevo obsesionado las últimas semanas.

A los Tiger Lillies les conocí al principio del todo de su carrera, una tarde de fin de semana de 1994, a través de Radio 3, por supuesto. Concretamente, presentó su disco el gran Paco Pérez Bryan, en el tantas veces rememorado De 4 a 3. Cuántas bandas me descubrió este hombre, cuántas cintas no llené yo de canciones maravillosas, manipulando el radiocasete, con su programa. Alguien debería hacerle un monumento, o por lo menos un blog retrospectivo, al De 4 a 3 (ah, no, que ya existe, claro :) ).

El primer disco de los Lillies, "Births, marriages and deaths" (1994), me impresionó una barbaridad. Por aquel entonces me importaba y me afectaba muchísimo (más que ahora) lo que decían las canciones, y ya he dicho alguna vez en algún sitio que tenía montañas y montañas de folios con lyrics encuadernados, iba siempre por la calle con mi carpeta de lyrics y enchufado al walkman (gracias ello, puedo poner sin rubor "nivel medio-alto de inglés" en mi ridiculum vitae). Y el efecto de la voz de Martyn Jacques, apitufada, circense, amarga y dulce a la vez, narrando esas barbaridades (el marinero que enloquece al ver un cadáver en Boatman; la amenaza ceniza y terrible de Hell; el himno apologético Heroin and cocaine; la prostituta lacia Jacky; la devastadora, negra y terrorífica balada a la prostitución legal de las modelos, Open your legs; sus cantos a la muerte, la guerra, la destrucción, el dolor...) y apuntalada con esa instrumentación mística y minimalista, es como mínimo desconcertante, e imposible que te deje indiferente. A mí el primer disco de los Tiger Lillies me llegó al alma, a mis tiernos 16 años, gracias a Radio 3.

Pero confieso que les había perdido la pista, como a tantas otras bandas que descubrí en la radio, de las que me hice fan absoluto, pero hasta que llega internet no se te ocurre, o no tienes la posibilidad de comprobar qué ha sido de sus carreras (¿qué habrá sido de Geraldine Fibbers, Dan Bern, The Lyres, Collective Soul, Skeleton Key, etc., todas esas bandas de los noventa que me chiflaron, y que asocio al De 4 a 3?). Y los Tiger Lillies son una banda que no sale habitualmente en la prensa musical española. Tengo la sensación de que aquí han sido bastante ignorados. Supongo que esto se debe a su condición de banda de culto, profundamente British, que en lugar de giras hace espectáculos de vaudeville (locales) y que cuidan mucho su promocion y lo que se dice de ellos. Supongo que nunca se han propuesto conquistar el norte de África, y aquí sus fans no abundan. Para comprender a fondo a este grupo, hay que entrar por el aro de muchas cosas. Hay que tener un buen nivel de inglés, porque sus letras son importantísimas. Hay que aceptar que, aunque en una primera escucha pueda parecer una oronda mujer negra, son tres cincuentones feos jugando a la operetta bufa bizarra y tremendista, y además con el rostro maquillado y mucha pantomima; usan instrumentos informales, parece que están de cachondeo pero sus letras son terribles... No son un plato muy apetecible, a la primera. Son de esos grupos cuyo sonido, principalmente la voz, o te obsesiona o te espanta. Que se lo digan a Manos De Topo o a Tom Waits sin ir más lejos.

Lo que hacen, ellos mismos lo definen como "cabaret psicótico", y esto efectivamente les sienta como un guante. Su sonido, y su puesta en escena les encajona en el mundo de la sátira, el vaudeville, el cabaret lisérgico, el grand-guignol, la operetta bizarra. Y sus letras, siempre polémicas y extremas (asesinos, pederastas, muertos, freaks de feria, fábulas para adultos, sexo, muerte, soledad, locura) les convierten en una banda de culto, bastante complicada de entender y amar. Pero a mí me han llegado.

La comparación con Tom Waits no es azarosa. Muchos de los temas de su discografía son intercambiables con la etapa "filibustera" de Waits, sus canciones barriobajeras desde "Swordfishtrombones", si hacemos un esfuerzo de imaginación y sustituimos la voz de castratti de Jacques y le metemos el cavernoso atronar de las cuerdas del de California, creo que tienen bastantes puntos en común. No en vano, recientemente los londinenses han homenajeado y revisitado un par de temas clásicos de Tom (1, 2) para la televisión francesa. Los préstamos y los homenajes son bastante claros.

Pues como decía al principio, a los Tiger Lillies les había perdido la pista, no me había vuelto a encontrar con ellos en ningún sitio, cosa inaudita. Hasta que hace unas cuantas semanas vi el episodio en curso de los Simpson ("The d'ohcial network"), que termina con un corto (no relacionado con el episodio) en el que se homenajea a los primerísimos cortometrajes de Tim Burton (con la narración inconfundible de Vincent Price), que a su vez se inspiraban en el imaginario visual del dibujante "emo" Edward Gorey (el corto se puede ver, malamente, aquí. Se titula A shows too short, dando a entender que el episodio quedó demasiado corto, y colaron esto tan bonito al final para rellenar; tal y como hacen otras veces, alargando hasta lo ridículo el "gag del sofá" cuando el timing se queda corto o eliminan alguna escena a última hora). Pues bien, durante los créditos finales de este mismo episodio, justo antes del corto edardgoreyano, la clásica sintonía de cierre de los Simpson se la encargaron a The Tiger Lillies (como se puede escuchar aquí). Y esta curiosa combinación, casual o no, hizo que mi amigo HT me animara vía Twitter a escuchar "The Gorey end" (2003), el disco que sacaron los Lillies en homenaje precisamente a las historietas y personajes de Edward Gorey. Y fue irme a buscar este disco, y encontrarme con que TL no sólo habían sacado más discos después de su maravilloso debut, sino que a fecha de hoy figuran en su estupenda web nada menos que 33 discos oficiales. Pues todos ellos han pasado a formar parte de mi colección en este último mes, y me los he estado escuchando compulsivamente. Psicóticamente obsesionado con el cabaret psicótico.

"The Gorey end" es un disco precioso. Como la mayoría de su discografía, es un disco temático, de principio a fin dedicado a un único artista o concepto. Además, en este disco les acompaña la incansable banda de cámara especializada en cóctel/easy-listening The Kronos Quartet (que no son santo de mi devoción; y apenas se nota, solo aportaron arreglos preciosistas, un poco barrocos, pero sigue mandando la instrumentación habitual y la voz de Martyn), con lo que el conjunto queda algo más arreglado y menos crudo que sus habituales piezas minimalistas. Como banda sonora para acompañar la lectura de Gorey es absolutamente perfecto, por supuesto. The Hipdeep family abre y cierra el disco, y hace las veces de show opening / reprise. No solo se centran en sus personajes sórdidos y el terror gótico de Gorey (Hertha Strubb, Histoire de Kay), sino que también juguetean y ponen sonido al famoso alfabeto ilustrado "infantil" de Gorey (ABC, QRV), y bajo la catarata de cuerdas, sierras rasgadas y percusión marciana repasan el universo de Gorey de forma detallada y hermosa. Sin duda, los dibujos de Gorey se amoldan al sonido macabro y poético de TTG como un cadáver a un sarcófago.

De cuanto llevo escuchado (casi todo, atropellada o minuciosamente), el primer disco, el citado "Births, marriages and deaths" sigue siendo el que más me gusta y escucho una y otra vez; supongo que porque además de a la pureza y honestidad de todo debut, tengo que añadir la dosis de nostalgia personal. Pero otro disco absolutamente recomendable, por ejemplo, es la ópera bufa "Shockheaded Peter" (1998). Una bellísima historia extraña y truculenta, con pasajes en los que se arremolinan disparos, gritos, golpes y maullidos (The dreadful story about Harriet and the matches me pone los pelos de punta), que tengo entendido que fue su primera apuesta por el espectáculo completo, esto es, que el disco no era sino la banda sonora de un show itinerante. Una ópera-rock como dios manda, en la que se va narrando la historia de una serie de personajes inadaptados, macabros, disparatados (Cruel Frederick, Augustus, Fidgety Philip, Johnny Head-In-Air, Flying Robert o los aclamados Bully boys, probablemente el tema más conocido del trío). Una auténtica maravilla de álbum, envolvente, extraño, perfecto de principio a fin.

Avanzando en su discografía, nos encontramos muchos otros discos temáticos que nos introducen en mundos grotescos y que merecían un repaso por parte de los de Londres. "Circus songs" (1999) nos transporta a una pista de circo entrañable y al mismo tiempo enferma, donde se nos narra la vida de una serie de fenómenos ("Albino dwarfs & dancing bears & midgets with full body hair. A girl who has a fishes tail, a boy the body of a snail. A man with the head of a bird, a girl who shits bricks as turds. Siamese twins joined at the head, a girl who though alive is dead. A man who bleeds through hands and eyes, a girl who has a donkeys thighs...", de Freakshow; en la línea de Send in the clowns, Circus clown o Bearded lady) que habitan un lugar sórdido en el que desarrollan un oficio decadente ("It's the cheapest show you've ever seen, with drunks drug addicts & old queens. It's garish gaudy & obscene. Half the staff are pimps & whores, too old to do it anymore, they're all old, ugly, stupid, poor", cantan desgarradoramente en Cheapest show).

No se debieron quedar del todo a gusto, y ya en 2010 repiten temática con el impecable doble álbum "Freakshow", a mayor gloria de un afligido y lamentable "pasen y vean": Snake woman, Matchstick man, Bleeding lady, Three-legged lady, Three pairs of arms, Hairy man o Rosa with three hearts comparten infortunios y bambalinas, sufren, son víctimas de escarnio, miedo e incomprensión hasta el final de los tiempos ("Forever we will be together beyond the grave", en Forever together).

Otro disco redondito y hermoso es "Death and the Bible" (2004), con más pochez y sordidez a costa esta vez de los iconos religiosos y los pasajes bíblicos (tremenda, no hay otra palabra, Bleeding hands of Jesus, angustiosa Satan, cachonda y sexy Mary Magdalena), que me trae a la memoria otro disco de adolescencia, el maravilloso, oscuro y conceptual "Wormwood" (1998) de los Residents.

Rendidos a los discos conceptuales casi desde sus comienzos, como digo, en "Die Weberischen" (2006) se atrevieron a meter la punta de los dedos en la música sinfónica, con otra operetta bufa en torno a la biografía de un inadaptado obsesionado con Wolfgang Amadeus Mozart, acompañados, de nuevo, por una orquesta de cámara e incluso recreando y trillando pasajes musicales del de Salzburgo, sin apartarse de las letras patéticas (Life's a bitch, Abort the child, Screw you, Death song).

En 2006 se atrevieron con el universo lovecraftiano (que les viene que ni pintado) y los Mitos de Cthulhu, para mezclarlos con el ruido conceptual enfermizo y la voz de Alexander Hacke (ex-Einstürzende Neubauten), así como la personal visión del mundo del fotógrafo Danielle de Picciotto, para fabricar un menjurge devastador y terrorífico (The Tiger Lillies + Dunwich = ¡el horror, el horror!); dos años después editaron "7 deadly sins" (2008), con un puñado de temas menores inspirados en los pecados capitales; en "Huinya" (2005) invitan a cantar y ornamentar sus composiciones a la banda soviética Leningrad, inundarlo todo de cirílico y marchas militares; "2 penny opera" (2001), grabado en directo, sería algo así como un musical de Broadway corrupto y pestilente (Bastard, Bitch, Your suicides o Piss on your grave son alguna de sus piedras de toque); y su penúltima entrega, que están presentando estos días en directo (sin acercarse a Sudeuropa ni con un palo, los cabrones) es "Woyzeck" (2011), una obra teatral oscura y siniestra, inconclusa, compuesta en 1836 por Georg Büchner, que han finalizado y adaptado al cabaret bizarro psicótico; el doble álbum "Sinderella" (2009) adaptó la fábula (erróneamente aceptada como infantil) de Perrault con los barrios bajos portuarios y la cruda realidad de la prostitución, la violencia y la muerte...

Y así podría estar horas, tantas como me he pasado escuchándolos últimamente, recomendando discos de The Tiger Lillies, una banda única, imprescindible, inabarcable. Me temo que mi relación con ellos no ha hecho nada más que empezar. Ultimamente las cosas me van bastante bien en el plano sentimental (gracias por preguntar), pero aún así, casi todas las noches, antes de acostarme, me da por escuchar la que probablemente sea la canción más triste de todos los tiempos. Del álbum "The brothel to the cemetary" (1998), os dejo con una píldora: Alone with the moon, y yo me voy a la calle con mi walkman reproductor de MP3 portátil a leer lo que dicen los Tiger Lillies con mi cuaderno de letras impresas archivo .pdf en el tablet.

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