domingo, 10 de julio de 2011

Wolverine se va al infierno (Wolverin vol. 4, 1-5; 2010)


A finales del año pasado, la colección regular de Lobezno se reseteó nuevamente, por segunda vez, dando origen al volumen 4 de la colección. El primer volumen es la vieja miniserie de 4 números de Chris Claremont y Frank Miller (el famoso tomo de "Extra superhéroes" en España), donde pudimos ver a Lobezno por primera vez en solitario, y la triste historia de Mariko en Japón; el vol. 2 sería la colección regular normal, desde noviembre de 1988, con un primer equipo creativo formado por Claremont y John Buscema (tuvo un prólogo seriado en los primeros diez números de Marvel Comics Presents, dos meses antes), que se alargó durante 189 números y contó con arcos inigualables como los de Claremont y John Byrne, Larry Hama y Marc Silvestri (mi favorito), Hama y Adam Kubert, la Era y post-Era de Apocalipsis, Erik Larsen en solitario (unos números bien bonitos y que pasaron sin pena ni gloria), Liefeld en solitario (sin comentarios), Frank Tieri y Sean Chen (otra temporada magnífica) y varios palos de ciego hasta llegar a Greg Rucka y Darick Robertson, que a mi no me volvieron loco precisamente, y mira que soy fan de ambos. El tercer volumen se inició con estos mismos Rucka y Robertson, duró 74 números y contó con otro momento glorioso, mi segundo favorito después de los primeros tiempos y la etapa de Hama/Silvestri: el aterrizaje de Jason Aaron como guionista estrella, y Ron Garney como un poderoso remedo de Silvestri. Por el camino quedaron en este tercer volumen otros momentos grandiosos, como Humberto Ramos narrando el papel de Logan en Civil War, "Lobezno agente de S.H.I.E.L.D. de Mark Millar y John Romita Jr. (una historia correcta aunque creo que sobrevalorada), e historias cortas maravillosas, como la del impepinable Lobezno matando papanoeles en un centro comercial lleno de dinamita en Navidad, o la escalofriante fábula de Lobezno entre los nazis (Millar / Kaare Andrews).
Todo esto lo contaba para ponerme un poco de orden yo mismo también; y es que tenía abandonada la serie hacía unos meses, porque lo que ha pasado con el personaje en los últimos años ha sido un follón.
Jason Aaron se ha impuesto finalmente como guionista principal, y yo estoy contentísimo. Pero en los últimos 5 años más o menos ha habido un baile de guionistas, o más bien un equipo creativo rotativo auspiciado por Quesada, que han estado estirando y mareando la perdiz cosa mala. Marc Guggenheim bien, correcto (la saga lobeznosa de Civil War con Ramos, es suya), pero Daniel Way, otro de los guionistas estrella, se sacó de la manga una segunda colección regular de Lobezno (que cerró en el número 50) Wolverine Origins, que aunque me gustó bastate (sí, la he leído entera y es un empacho de nostalgia y saltos temporales muy simpático y correcto) empezó a poblar el universo de Lobi de mil y un personajes de su pasado, que complicó un montón el invento. Entre ellos, un hijo que aparece por arte de magia, Daken, que sustituye a Lobezno nada menos que en la colección principal; o X-23, una lobezna muy mona y a la que todavía no he pillado el punto. Y de paso, surgieron otras series y miniseries imposibles de seguir: Weapon-X (vol. 1 y 2), Wolverine: Weapon-X, la línea Ultimate First class, la serie regular de Daken, la serie regular de X-23, miniseries como para parar un tren... Y por si fuera poco, Lobezno sigue en las otras cien series de X-Men, X-Factor y también se ha unido a los Vengadores. Bueno, y Daken a los Dark Avengers. Y aparece a menudo por Spider-man, y por Punisher, y por Deadpool, y por todas partes. Hasta el gorro de Lobezno, el Lobezno malo y punk y la Lobezna. Imposible enterarse de nada.
Todo esto de antes lo he contado para ponerme un poco de orden yo mismo, que dios sabe que lo he intentado. Y como decía al principio, a finales de 2010 la colección regular comenzó de cero, y también se resetearon las series de Daken: Dark Wolverine y X-23. Y por si fuera poco, se añade una nueva serie regular, Wolverine: The best there is, que viene a cubrir el hueco de Origins, y que al menos intentará, de momento, ir por su cuenta, casi al margen de la continuidad (ya la liarán, ya) y con situaciones violentas y adultas aunque no forme parte realmente del sello MAX.
Bueno, pues así está la cosa. Ah, un dato importante: en Weapon-X: Wolverine conocimos a un nuevo personaje en la vida de Lobezno, Melita Garner, una periodista mestiza con la que se cruza por la calle sin querer, y que ahora es su novia oficial. Y los cinco primeros números de esta enésima andadura (que es a lo que venía en realidad, leñe), obra del gran Jason Aaron y un estupendo Renato Guedes, se han llevado a Lobezno a un sitio en el que no le habíamos visto nunca antes: el mismísimo Infierno. Un misterioso grupo de hijos de perra llamados The Red Right Hand (algo así como ninjas de La Mano exóticos, uno de ellos con máscara de lucha libre mexicana incluida) están buscando y liquidando a los mejores amigos de Lobi, y mandándoles al Infierno. Y de paso, con ayuda de Mística, liquidaron al pequeño canadiense también. Bueno, en realidad Satanás sólo se llevó su alma, y su cuerpo, poseido por el Mal, sigue en la Tierra enfrentándose a su seres queridos. Lobezno es torturado en el Averno durante lo que parecen millones de años, pero a él se la suda, escupe a Satán en la cara e incluso le arrebata su espada cetro. Mientras, en la Tierra, mueren viejos amigos como el Samurai de Plata y Mariko (ésta, por tercera o cuarta vez ya...) y se le aparecen en su nuevo destino infernal. A golpe de garras de hueso, y con ayuda de otro difundo viejo colega, el simpático Puck, logrará poner orden, marear un poco la jerarquía infernal y despedirse a hostias de su padre, John Howlett (hace ya diez años que se publicó la seminal Origin, la alucinante miniserie de Joe Quesada y Andy Kubert que vino a asentar la prehistoria de una santa vez, y a contarnos el verdadero origen de Lobezno allá por el siglo XIX; su nombre real no es Logan, sino James Howlett, y su papá era un borracho maltratador llamado John que ahora hemos descubierto que estaba en el infierno tan a gusto). Quedan varios flecos sueltos: qué pasará con John Wraith (ex-compañero de Lobi en Arma-X, sus años como soldado mercenario pre-X-Men), y quién diantres hay detrás de Red Right Hand.
Estos cinco números, bastante simpáticos y con un dibujo poderoso que recuerda bastante al mejor Leinil Yu, traen como complemento historias cortas con guión de Aaron y dibujantes mediocres invitados, donde vemos los ataques de La Mano Derecha Roja a diestro y siniestro, sin mayor enjundia.

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